Esta tarde fruto del aburrimiento, se me ha venido a la cabeza una historieta que más o menos terminaba así....
El principio seguro cada uno lo podemos imaginar de una forma, y la moraleja la dejo a elección de vosotros..
………..
Entonces, viendo el viejo avaro que los que creía suyos y sólo suyos no venían a cantarle las canciones que a él gustaba oir, y no queriendo suspender la sesión de copla con la que había previsto cerrar el día, tomó una vez más la determinación de tomar las riendas, pero esta vez de verdad, y ante la sorpresa de los únicos lacayos que le quedaban, se enfundó la bata de cola que adornaba el camerino de su teatro, ordenó le colocaran la peineta y dando un paso al frente, subió al escenario y puso voz de copla a lo que su corazón le decía en ese momento
“ MIEDO, TENGO MIEDO….. MIEDO.. DE PERDERTE…”
Y fue engarzando estrofas, una tras otra hasta que llegado el culmen, cayó al suelo fulminado, cual Maese Pérez, ante la mirada atónita de sus lacayos.
El viejo avaro había agotado sus últimos suspiros en el escenario de sus sueños pero no en olor de multitudes como le gustaba, sino solitario y abandonado, con la única compañía de su sobrino, de quién las malas lenguas decían cada día se parecía más a él, incluso de cara y ademanes, y de sus perros, Hugo y Pepe.
Pasados pocos días del final del viejo avaro, su sobrino, a quién su tío en vida le hizo creer heredero de su fortuna, deambulaba por la vida dando tumbos llamando a las puertas de algunos hasta entonces repudiados, en busca de ayuda y caridad pues su tío también le había engañado a él.
Su perro Hugo, dotado de una vena artística sin duda heredada del que fue su dueño, fue adoptado por un grupo de titiriteros que de forma nómada se buscaban la vida con una trompeta, una escalera y un tambor, y que en su día actuaban para el avaro, de quién llegaron a ser casi su única compañía.
Por el contrario a su perro Pepe, adiestrado por el viejo avaro, y que incluso le acercaba las zapatillas a los píes de su cama, no le tuvieron en consideración ni siquiera los titiriteros, y fue entregado a la Beneficencia, de donde había sido rescatado en su día por el avaro….
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El principio seguro cada uno lo podemos imaginar de una forma, y la moraleja la dejo a elección de vosotros..
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Entonces, viendo el viejo avaro que los que creía suyos y sólo suyos no venían a cantarle las canciones que a él gustaba oir, y no queriendo suspender la sesión de copla con la que había previsto cerrar el día, tomó una vez más la determinación de tomar las riendas, pero esta vez de verdad, y ante la sorpresa de los únicos lacayos que le quedaban, se enfundó la bata de cola que adornaba el camerino de su teatro, ordenó le colocaran la peineta y dando un paso al frente, subió al escenario y puso voz de copla a lo que su corazón le decía en ese momento
“ MIEDO, TENGO MIEDO….. MIEDO.. DE PERDERTE…”
Y fue engarzando estrofas, una tras otra hasta que llegado el culmen, cayó al suelo fulminado, cual Maese Pérez, ante la mirada atónita de sus lacayos.
El viejo avaro había agotado sus últimos suspiros en el escenario de sus sueños pero no en olor de multitudes como le gustaba, sino solitario y abandonado, con la única compañía de su sobrino, de quién las malas lenguas decían cada día se parecía más a él, incluso de cara y ademanes, y de sus perros, Hugo y Pepe.
Pasados pocos días del final del viejo avaro, su sobrino, a quién su tío en vida le hizo creer heredero de su fortuna, deambulaba por la vida dando tumbos llamando a las puertas de algunos hasta entonces repudiados, en busca de ayuda y caridad pues su tío también le había engañado a él.
Su perro Hugo, dotado de una vena artística sin duda heredada del que fue su dueño, fue adoptado por un grupo de titiriteros que de forma nómada se buscaban la vida con una trompeta, una escalera y un tambor, y que en su día actuaban para el avaro, de quién llegaron a ser casi su única compañía.
Por el contrario a su perro Pepe, adiestrado por el viejo avaro, y que incluso le acercaba las zapatillas a los píes de su cama, no le tuvieron en consideración ni siquiera los titiriteros, y fue entregado a la Beneficencia, de donde había sido rescatado en su día por el avaro….
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