Portada Noticias Real Betis El milagro de la cantera El milagro de la cantera
Escrito por Mateo González
Jueves 05 de Mayo de 2011 05:16
Betis: Miguel Valenzuela, en la ciudad deportiva
Miguel Valenzuela habla con pausas, no se atropella. Ejemplifica con su calma la espera de quien siembra para recoger tiempo después. Es lo que hace día a día, mes a mes, año a año. Aunque su ciclo vital se divide en temporadas. Seis lleva como arquitecto del panal verdiblanco, guiando al enjambre de jugadores que se mueven por la ciudad deportiva bética y orientando a sus entrenadores. Un esforzado ejército de 36 técnicos, diez delegados y catorce ojeadores se desviven por encontrar, convencer, formar y mantener a los Joaquines del presente y a los que tendrán que venir en el futuro. Pero también a los Isidoro, Israel, Palancar... Valenzuela es el «padre» deportivo de todo este invento llamado cantera del Betis que lucha contra presupuestos y competencias desorbitadas con las armas de la ilusión y la anticipación. Con ello ha nutrido al primer equipo para que esté rozando el retorno a Primera y tiene a un buen puñado de hijos pródigos dando vueltas por varios equipos de las mejores categorías nacionales, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Define Valenzuela el momento actual como el del «crecimiento de forma continuada». Lo alarga a los últimos tres años, porque desde entonces se ha podido ver el rendimiento, la rehabilitación de una estructura abandonada anteriormente. En su orgullo está el listado que guarda con celo en uno de sus bolsillos y que tiene los 18 nombres de los productos propios que han debutado en Primera o Segunda en los últimos años: Razak, Isidoro, Miki Roqué, Palancar, Zamora, Toni, Álex Ortiz, Israel, Ezequiel, Cañas, Beñat, Rodri, Juande, Diego Segura (todos lo hicieron en el Betis), Javi López (Español), Álex Cruz (Nástic), Álvaro Cejudo (Osasuna) y Arana (Racing). «Creo que no hay ningún club de España que en los cuatro últimos años haya sacado tantos jugadores. Eso se acentúa con los campeonatos, ya que esta temporada que aún no ha concluido de los trece equipos, seis son campeones de Liga y el año pasado fueron ocho... Eso dice mucho de nuestro trabajo, pero tiene un valor añadido», señala el coordinador de la cantera bética antes de hacer una de sus pausas que acrecientan el interés de lo que dirá luego... «Las inversiones del Betis en la cantera lamentablemente no son acordes a las de un equipo de elite. No tiene nada que ver con el cien por cien de las canteras de Primera y con el 90 por ciento de las de Segunda». Entonces, ¿cómo se llega a esta productividad? «Con una estructura sólida y con una entrega al trabajo encomiable. Tenemos a grandísimos profesionales y lo mejor que he podido hacer ha sido rodearme de un equipo de técnicos con una excelente formación y un compromiso más allá de lo normal».
Pero ahora llega la segunda parte. La cantera produce, pero el pie no puede pisar más ese acelerador. «Sólo podemos seguir creciendo si realmente hay inversiones. Ya no damos más de sí. Tocamos techo. Para traer a un jugador que destaque tenemos que ir a la primera preconvocatoria provincial. Tenemos que hacer nosotros la selección antes que sus entrenadores. Si juega un amistoso con una selección, estamos perdidos porque ya andan por ahí Villarreal, Levante, Sevilla, Barcelona, Valladolid, Madrid... Por ejemplo, ya tenemos firmados a 25 jugadores para el año que viene porque nos tenemos que anticipar. No tenemos presupuesto para fichajes». Pero no es sólo eso, sino que cuando los forman, en otras temporadas se ha producido un tapón hacia el primer equipo que ha obligado a una diáspora. «Lo lamentable es que de los 18 jugadores que citamos antes, el Betis sólo ha rentabilizado a los que ahora están en el primer equipo. Javi López, Arana, Álex Ortiz o Álvaro Cejudo se han tenido que marchar y eso es una fuga de patrimonio que el Betis tiene que cortar. A los que formamos jugadores nos duele mucho eso porque ves que se tienen que ir».
Uno de los que se marchó fue Gavilán, que está en la plantilla del Bolonia italiano pero con el que el Betis mantiene un litigio. Valenzuela ve la cara positiva. «Si al Barcelona le quitaron a Cesc y al Madrid, Sevilla o Atlético otros jugadores... Es muy difícil, no puedes tener 30 contratos profesionales. Lo teníamos amarrado federativa y contractualmente, pero si se termina yendo el Betis recibirá una inyección económica importante por los derechos de formación y la cláusula de penalización. No se tendría que haber ido, pero la reglamentación es cosa de los clubes», apunta.
Valenzuela nunca ha perdido su vena de entrenador. La siente como pasa con los toreros. Nunca se ponen el sufijo ex. Su sueño fue jugar en el primer equipo y no niega que sea ahora entrenarlo. Y oportunidades tuvo en ese carrusel de técnicos que se sentaron en el banquillo de Heliópolis. Tantos con tanta inversión y tan pésimos resultados. Serra Ferrer fue su gran valedor y cariñosamente sigue llamándole «míster», pero ahora muere con Pepe Mel: «Creo que hay que reconocer su labor porque el Betis ha encontrado a un técnico ideal para este momento. Ha sabido abrir las puertas de la cantera y cuando ha venido a ver partidos de los chavales lo hace fijándose y con interés. Está haciendo un gran trabajo».
Sus ilusiones de futuro están puestas en el juvenil de División de Honor del próximo año y salpica su discurso de varios nombres propios como Tadeo, David, Wanceulen, Gabino... Confía en la salvación del Betis B porque «su nivel es altísimo, como ha demostrado en el inicio de temporada y hay que valorarlo también por su aportación al primer equipo, que ha sido sobresaliente con jugadores como Miki Roqué, Ezequiel, Beñat, Cañas, Israel, Isidoro...». También proyecta ilusión cuando habla del recorrido de un chaval cuando llega a la cantera y cómo se le acoge y forma como persona. «Es un aspecto fundamental porque sabemos que no sólo tenemos jugadores, sino que queremos formar a los hombres del mañana». Y, con tranquilidad, sereno, vuelve a los campos de la ciudad deportiva para ver cómo crecen los frutos de una cantera que tiene tanto presente y de la que depende gran parte del futuro de un Betis en esta situación económica.
Escrito por Mateo González
Jueves 05 de Mayo de 2011 05:16
Betis: Miguel Valenzuela, en la ciudad deportiva
Miguel Valenzuela habla con pausas, no se atropella. Ejemplifica con su calma la espera de quien siembra para recoger tiempo después. Es lo que hace día a día, mes a mes, año a año. Aunque su ciclo vital se divide en temporadas. Seis lleva como arquitecto del panal verdiblanco, guiando al enjambre de jugadores que se mueven por la ciudad deportiva bética y orientando a sus entrenadores. Un esforzado ejército de 36 técnicos, diez delegados y catorce ojeadores se desviven por encontrar, convencer, formar y mantener a los Joaquines del presente y a los que tendrán que venir en el futuro. Pero también a los Isidoro, Israel, Palancar... Valenzuela es el «padre» deportivo de todo este invento llamado cantera del Betis que lucha contra presupuestos y competencias desorbitadas con las armas de la ilusión y la anticipación. Con ello ha nutrido al primer equipo para que esté rozando el retorno a Primera y tiene a un buen puñado de hijos pródigos dando vueltas por varios equipos de las mejores categorías nacionales, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Define Valenzuela el momento actual como el del «crecimiento de forma continuada». Lo alarga a los últimos tres años, porque desde entonces se ha podido ver el rendimiento, la rehabilitación de una estructura abandonada anteriormente. En su orgullo está el listado que guarda con celo en uno de sus bolsillos y que tiene los 18 nombres de los productos propios que han debutado en Primera o Segunda en los últimos años: Razak, Isidoro, Miki Roqué, Palancar, Zamora, Toni, Álex Ortiz, Israel, Ezequiel, Cañas, Beñat, Rodri, Juande, Diego Segura (todos lo hicieron en el Betis), Javi López (Español), Álex Cruz (Nástic), Álvaro Cejudo (Osasuna) y Arana (Racing). «Creo que no hay ningún club de España que en los cuatro últimos años haya sacado tantos jugadores. Eso se acentúa con los campeonatos, ya que esta temporada que aún no ha concluido de los trece equipos, seis son campeones de Liga y el año pasado fueron ocho... Eso dice mucho de nuestro trabajo, pero tiene un valor añadido», señala el coordinador de la cantera bética antes de hacer una de sus pausas que acrecientan el interés de lo que dirá luego... «Las inversiones del Betis en la cantera lamentablemente no son acordes a las de un equipo de elite. No tiene nada que ver con el cien por cien de las canteras de Primera y con el 90 por ciento de las de Segunda». Entonces, ¿cómo se llega a esta productividad? «Con una estructura sólida y con una entrega al trabajo encomiable. Tenemos a grandísimos profesionales y lo mejor que he podido hacer ha sido rodearme de un equipo de técnicos con una excelente formación y un compromiso más allá de lo normal».
Pero ahora llega la segunda parte. La cantera produce, pero el pie no puede pisar más ese acelerador. «Sólo podemos seguir creciendo si realmente hay inversiones. Ya no damos más de sí. Tocamos techo. Para traer a un jugador que destaque tenemos que ir a la primera preconvocatoria provincial. Tenemos que hacer nosotros la selección antes que sus entrenadores. Si juega un amistoso con una selección, estamos perdidos porque ya andan por ahí Villarreal, Levante, Sevilla, Barcelona, Valladolid, Madrid... Por ejemplo, ya tenemos firmados a 25 jugadores para el año que viene porque nos tenemos que anticipar. No tenemos presupuesto para fichajes». Pero no es sólo eso, sino que cuando los forman, en otras temporadas se ha producido un tapón hacia el primer equipo que ha obligado a una diáspora. «Lo lamentable es que de los 18 jugadores que citamos antes, el Betis sólo ha rentabilizado a los que ahora están en el primer equipo. Javi López, Arana, Álex Ortiz o Álvaro Cejudo se han tenido que marchar y eso es una fuga de patrimonio que el Betis tiene que cortar. A los que formamos jugadores nos duele mucho eso porque ves que se tienen que ir».
Uno de los que se marchó fue Gavilán, que está en la plantilla del Bolonia italiano pero con el que el Betis mantiene un litigio. Valenzuela ve la cara positiva. «Si al Barcelona le quitaron a Cesc y al Madrid, Sevilla o Atlético otros jugadores... Es muy difícil, no puedes tener 30 contratos profesionales. Lo teníamos amarrado federativa y contractualmente, pero si se termina yendo el Betis recibirá una inyección económica importante por los derechos de formación y la cláusula de penalización. No se tendría que haber ido, pero la reglamentación es cosa de los clubes», apunta.
Valenzuela nunca ha perdido su vena de entrenador. La siente como pasa con los toreros. Nunca se ponen el sufijo ex. Su sueño fue jugar en el primer equipo y no niega que sea ahora entrenarlo. Y oportunidades tuvo en ese carrusel de técnicos que se sentaron en el banquillo de Heliópolis. Tantos con tanta inversión y tan pésimos resultados. Serra Ferrer fue su gran valedor y cariñosamente sigue llamándole «míster», pero ahora muere con Pepe Mel: «Creo que hay que reconocer su labor porque el Betis ha encontrado a un técnico ideal para este momento. Ha sabido abrir las puertas de la cantera y cuando ha venido a ver partidos de los chavales lo hace fijándose y con interés. Está haciendo un gran trabajo».
Sus ilusiones de futuro están puestas en el juvenil de División de Honor del próximo año y salpica su discurso de varios nombres propios como Tadeo, David, Wanceulen, Gabino... Confía en la salvación del Betis B porque «su nivel es altísimo, como ha demostrado en el inicio de temporada y hay que valorarlo también por su aportación al primer equipo, que ha sido sobresaliente con jugadores como Miki Roqué, Ezequiel, Beñat, Cañas, Israel, Isidoro...». También proyecta ilusión cuando habla del recorrido de un chaval cuando llega a la cantera y cómo se le acoge y forma como persona. «Es un aspecto fundamental porque sabemos que no sólo tenemos jugadores, sino que queremos formar a los hombres del mañana». Y, con tranquilidad, sereno, vuelve a los campos de la ciudad deportiva para ver cómo crecen los frutos de una cantera que tiene tanto presente y de la que depende gran parte del futuro de un Betis en esta situación económica.
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