Soy uno de los múltiples béticos en el exilio. Uno de esos que no puede estar en la grada cada vez que este equipo pisa el césped del Benito Villamarín. Casi cinco años fuera, pero casi cinco años que no me pierdo un solo partido. Han sido tiempos muy duros y ha habido de todo, pero la felicidad en la que vivimos inmersos estos últimos meses sigue siendo igual de intensa que la primera vez que fui al campo cuando era pequeñíto. De lo bueno y lo malo que hemos vivido me es imposible no quedarme con otra cosa que no sea con esta afición.

A esta afición os quiero dar las gracias. A todos y cada uno de vosotros que viajais con el equipo a Salamanca, Huesca, Santander,o a donde haga falta. Sois mis héroes, los de verdad. Lo vuestro no es normal y me llena de orgullo el saber que formo parte de una afición como esta.

El simple hecho de que llenemos el estadio jugando en primera, en segunda o en donde sea me deja sin palabras. Lo nuestro no es normal. Lo nuestro es especial. Somos el Betis.

Cada vez que leo una entrevista a alguien del club, siempre o casi siempre mencionan que lo que más les ha llamado la atención es la afición. Y no me extraña. Me sigue llamando la atención a mí mismo. A mí que lloré de alegría en el 94, lloré de rabia en la copa del 97, en el 2000, en el 2001, en el 2005 ya os podeis imaginar... pero hoy... hoy no sólo se me han puesto los vellos de punta, hoy me han saltado las lágrimas; en cuanto ha marcado el gol el Numancia, y todo vosotros "la fiel infantería" habéis empezado a cantar de nuevo.


Es complicado de explicar la sensación que uno tiene al vivir en el extranjero, cuando todo el mundo en el bar comenta que menudo partido contra el Barcelona en la copa tal y cual, que le echamos *******, que animamos como nadie, que fuimos fieles a nuestro estilo... pero mientras, en mi cabeza yo estoy pensando: Pues si os contara de la afición... porque eso es lo que nos hace grandes.

No son sólo los futbolistas, sois vosotros: los que hoy me habeis hecho llorar de puro orgullo.