Ni aunque existiera una sola posibilidad entre diez mil, ni que ello supusiese la entrada inmediata del Betis en la élite del fútbol europeo. No, nunca.
Ha costado años lo logrado hasta ahora; han sido días y noches de pelea y sueños, de involucrarse hasta la inconsciencia, de soñar lo que parecía imposible.
Han sido horas de trabajo, de reuniones, de propuestas, kilómetros para sindicar, para informar, para convencer, de pringarse en una querella criminal hasta las cejas.
Muchos, muchos béticos anónimos y menos anónimos, trabajando por un sentimiento, por un sueño, desde la indignación, pasando por la rebeldía, peleando por la dignidad del Betis y de los suyos.
Por nuestros abuelos, por nuestros padres, por el recuerdo de su sentimiento, por el latir de nuestros corazones béticos, por lo que no comprenden algunos, porque por encima, muy por encima de una triste SAD, está el amor por un equipo de fútbol, un sentimiento que vertebra a miles de ciudadanos bajo un escudo, una camiseta, un llanto, un abrazo, una ilusión, una esperanza.
Que le pongan al inglés del fondo de inversión el video de ayer de los béticos en Barcelona, y que le pregunten cuánto vale eso. ¿Diez, quince millones de euros? Te quieres ir ya por donde viniste.
No hay vuelta atrás, el Betis será de Lopera o de los béticos, la justicia lo dirá, pero nunca más un amo, nunca más un salvador.
Podremos bajar, subir, pero desde la dignidad de los béticos saldremos adelante, porque el fútbol tiene que cambiar, volver a ser lo que siempre ha sido y nunca pudo ser de verdad, de sus aficionados, no de especuladores, ******, juguete de políticos.
Volveremos a Primera, eso desde luego, volveremos a disfrutar del Betis; nunca olvidaré la tarde del último descenso, los niños pequeños llorando desconsoladamente, mujeres béticas mayores preguntando “¿y ahora qué?”. Pues por ellos se ha peleado y ahí estamos, con Lopera fuera del Betis, volviendo a Primera, y con la certeza de que entre los béticos saldremos adelante para ser lo que siempre soñamos.
No hay vuelta atrás, lo gritó un hermano bético la noche del Macarena, “El Betis somos nosotros”; parafraseando a Salvador Allende, los procesos sociales, y este del Betis lo es, no lo detienen ni con el engaño ni con la fuerza, esta historia es nuestra y la haremos los béticos libres.
Viva el Betis Libre.
Ha costado años lo logrado hasta ahora; han sido días y noches de pelea y sueños, de involucrarse hasta la inconsciencia, de soñar lo que parecía imposible.
Han sido horas de trabajo, de reuniones, de propuestas, kilómetros para sindicar, para informar, para convencer, de pringarse en una querella criminal hasta las cejas.
Muchos, muchos béticos anónimos y menos anónimos, trabajando por un sentimiento, por un sueño, desde la indignación, pasando por la rebeldía, peleando por la dignidad del Betis y de los suyos.
Por nuestros abuelos, por nuestros padres, por el recuerdo de su sentimiento, por el latir de nuestros corazones béticos, por lo que no comprenden algunos, porque por encima, muy por encima de una triste SAD, está el amor por un equipo de fútbol, un sentimiento que vertebra a miles de ciudadanos bajo un escudo, una camiseta, un llanto, un abrazo, una ilusión, una esperanza.
Que le pongan al inglés del fondo de inversión el video de ayer de los béticos en Barcelona, y que le pregunten cuánto vale eso. ¿Diez, quince millones de euros? Te quieres ir ya por donde viniste.
No hay vuelta atrás, el Betis será de Lopera o de los béticos, la justicia lo dirá, pero nunca más un amo, nunca más un salvador.
Podremos bajar, subir, pero desde la dignidad de los béticos saldremos adelante, porque el fútbol tiene que cambiar, volver a ser lo que siempre ha sido y nunca pudo ser de verdad, de sus aficionados, no de especuladores, ******, juguete de políticos.
Volveremos a Primera, eso desde luego, volveremos a disfrutar del Betis; nunca olvidaré la tarde del último descenso, los niños pequeños llorando desconsoladamente, mujeres béticas mayores preguntando “¿y ahora qué?”. Pues por ellos se ha peleado y ahí estamos, con Lopera fuera del Betis, volviendo a Primera, y con la certeza de que entre los béticos saldremos adelante para ser lo que siempre soñamos.
No hay vuelta atrás, lo gritó un hermano bético la noche del Macarena, “El Betis somos nosotros”; parafraseando a Salvador Allende, los procesos sociales, y este del Betis lo es, no lo detienen ni con el engaño ni con la fuerza, esta historia es nuestra y la haremos los béticos libres.
Viva el Betis Libre.
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