Hemos tenido entrenadores que no estuvieron a la altura (Victor Sánchez del Amo, Julio Velázquez, Rubi ...), entrenadores narcisistas (Pepe Mel, Setién, ...) entrenadores con mala hostia (Aragonés), entrenadores con palabrería (Víctor Fernández, D'Alessandro, ...) buenos entradores que aquí no cuajaron (Cúper, Irureta, ...) entrenadores que no debutaron (Olivera), entrenadores de la casa (Merino, Calderón, ...) antológicos (Griguol, Luis Fernández, Clemente). Y buenos (Don Manuel Pellegrini Ripamonti, Lorenzo Serra Ferrer).
Pero malo, malo hasta pedir clemencia, hasta rogar que parase, hasta para pedir la hora en la previa del partido, malo de solemnidad, sólo uno:
Gustavo Poyet.
Pero malo, malo hasta pedir clemencia, hasta rogar que parase, hasta para pedir la hora en la previa del partido, malo de solemnidad, sólo uno:
Gustavo Poyet.
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