No sé qué pasará en la segunda parte, pero dejarse remontar dos goles jugando a domicilio en estos niveles es imperdonable.
Podemos agarrarnos al árbitro lo que ustedes quieran, pero ya antes del primer penal el rival había estrellado un balón contra la madera jugando a lo que lleva haciendo más de 120 años: garra, velocidad y juego directo.
El tercer gol del Athletic es un compendio de inoperancia y ridiculez defensiva, pero todo el equipo se ha caído como un castillo de naipes ante el empuje del adversario. No se trata tampoco de señalar a nadie personalmente, porque todo el equipo ha bajado los brazos de manera inexplicable, pero el nivel de Abner Vinicius, tras dos partidos decentitos, es para que no vuelva a jugar hasta que aprenda, mínimamente a competir. Es una vergüenza el rendimiento del brasileño.
Podemos agarrarnos al árbitro lo que ustedes quieran, pero ya antes del primer penal el rival había estrellado un balón contra la madera jugando a lo que lleva haciendo más de 120 años: garra, velocidad y juego directo.
El tercer gol del Athletic es un compendio de inoperancia y ridiculez defensiva, pero todo el equipo se ha caído como un castillo de naipes ante el empuje del adversario. No se trata tampoco de señalar a nadie personalmente, porque todo el equipo ha bajado los brazos de manera inexplicable, pero el nivel de Abner Vinicius, tras dos partidos decentitos, es para que no vuelva a jugar hasta que aprenda, mínimamente a competir. Es una vergüenza el rendimiento del brasileño.
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