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Escrito por Mateo González
Lunes 21 de Marzo de 2011 04:43
Betis: Gordillo cumple cien días como presidente
El primer balance serio de la etapa de Rafael Gordillo y su consejo de administración al frente del Betis ya puede hacerse. Esta semana se cumplen cien días desde que arribaron a la planta noble del Benito Villamarín con ese aire fresco de beticismo que se reclamaba desde las calles. Le costó a la masa social verdiblanca desbancar a Manuel Ruiz de Lopera de su pedestal y forzar a su sucesor, Luis Oliver, a aflojar las garras con las que sujetaba este patrimonio llamado Betis que ahora se gestiona mirando al futuro y lejos de intereses personalistas, sino siempre pensado en el bien de una entidad más que centenaria y que quiere recuperar esa salud deportiva, social y económica que tanto echa en falta y precisa. Han sido cien días haciendo Betis, la máxima que ha regido cualquier actuación de un consejo compuesto por valientes que sufrirá una remodelación evolutiva en unas semanas con el objeto de continuar con la rehabilitación de un club y un sentimiento tan maltratado en tiempos recientes, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Lo principal de los cien días de Gordillo y los suyos es que han recuperado la simpatía y la cercanía. Otrora valores inseparables del Betis y en peligro de extinción por las gestiones precedentes. Esa apertura respetando al pasado y escuchando al futuro ha tenido su continuidad en la reestructuración de la entidad, con consejeros profesionales que tienen margen de maniobra y con el enriquecimiento de su plantilla con un director financiero, otro de instalaciones y en breve refuerzos para el departamento de comunicación. La optimización de los recursos, la renegociación de los contratos publicitarios (Cruzcampo, Seat, RBB...) y la contención del gasto han sido otras cuestiones destacadas en una directiva que ha tenido marcadas sus actuaciones por la herencia recibida (un club con una carga insoportable de deuda y desestructurado).
De primeras, Gordillo y los suyos se encontraron la sorpresa de las primas de Oliver que tenían que pagar ellos. Por si fuera poco para unas arcas famélicas. La apertura de cajones y el análisis de lo hecho por los consejos anteriores fue prioritario para saber qué Betis tenían entre manos y por ahí aparecieron sorpresas como los casos de Robert y Nsaliwa. También llegaron las denuncias de los jugadores por las deudas de la temporada anterior, aunque estaban formuladas previamente, y los nuevos contratos hechos por Oliver a muchos componentes de la plantilla que el consejo de Gordillo respetó. El cierre del museo y el descubrimiento de las altísimas comisiones pagadas previamente fueron noticiosos, así como las gestiones para conseguir la reposición de varios actos. También la frecuencia de las reuniones del consejo, periódicas, organizadas y con tareas que reportar, algo que no ocurría en las directivas anteriores. Y la nueva mentalidad empresarial, lejos de los mecanismos anquilosados que se llevaban hace no tanto.
El alivio de la Audiencia
Se suspendió por el juzgado la junta de diciembre (que debe celebrarse en abril) y el nuevo consejo avaló la inevitable entrada en la Ley Concursal, que se produjo a primeros de enero. La relación con la AFE y el riesgo de huelga marcaron varias semanas, así como los contactos con la Federación (la licencia de Beñat) y la LFP. En lo deportivo quedan recuerdos como las vibrantes eliminatorias de Copa ante Getafe y Barcelona, el primer bache serio de la temporada y la recuperación actual hasta el liderato. También el apoyo del consejo a Mel y las charlas con los jugadores, así como el mazazo de la enfermedad de Miki Roqué y los esfuerzos del club por ayudar al joven ilerdense.
Sin embargo, el punto de inflexión de la gestión de Gordillo llega con la decisión de la Audiencia Provincial de respetar el auto de la juez Alaya y avalar al nuevo consejo. Ahí se despejó la duda de la continuidad y se esfumó el fantasma de Oliver. Dos años, al menos, de estabilidad. Lopera continuó con sus críticas a los administradores, pero estos contaban con la fuerza de la razón judicial y todo ha ido tan bien encaminado que la instructora Alaya determinó recientemente que se redujera el número y sólo continúa Bosch.
Los protagonistas también valoraron para ABC de Sevilla cómo han vivido este periodo trascendental para el beticismo. Según Rafael Gordillo, «arrancar es siempre lo más difícil porque había gente que no quería saber nada de esto pero teníamos fuerza y entusiasmo. Sabíamos que íbamos a tener el problema de cómo habían dejado el club los anteriores, pero teníamos ilusión por sacar esto adelante. Lo mejor de todo ha sido el día a día. Y lo peor, la limpieza que hemos tenido que hacer de todo lo malo que han hecho antes». Y es que para el presidente verdiblanco los cien días se le han hecho «larguitos porque ha sido un periodo de tiempo muy intenso. Vimos primero todo lo que habían hecho y eso fue duro, pero por fin llegó el fallo de la Audiencia y nos quedamos tranquilos. Esos ya no vuelven más. El club es más bético, más libre. Hemos restablecido el acceso con todas las instituciones y recuperado la simpatía propia de este club. Esto no es trabajo de un día, sino de mucho tiempo».
Mientras, José Antonio Bosch, vicepresidente heliopolitano y arquitecto de esta revolución en la entidad veía así el centenar de jornadas al frente del Betis: «Han sido cien días bastante intensos, con un montón de actuaciones cuyas consecuencias habrá que valorar más adelante porque todavía están en curso. Hemos tenido logros notables, sobre todo la contención del gasto y el incremento de los ingresos. Antes las cuentas dependían sólo de los ingresos por traspasos y ya no es así. Hemos empezado a entender al Betis como un equipo, que las 14 plantillas vayan a lo mismo, pero también sus utilleros, técnicos, taquilleros... Antes el club estaba gobernado por reinos de taifas. Me da la sensación de llevar toda la vida en el Betis pero eso se contrapone a que los días pasan a velocidad de vértigo cuando piensas que tienes que cumplir con todo en un club tan grande, con conseguir el dinero para pagar las nóminas y que esta empresa sigua adelante mirando al futuro».
Escrito por Mateo González
Lunes 21 de Marzo de 2011 04:43
Betis: Gordillo cumple cien días como presidente
El primer balance serio de la etapa de Rafael Gordillo y su consejo de administración al frente del Betis ya puede hacerse. Esta semana se cumplen cien días desde que arribaron a la planta noble del Benito Villamarín con ese aire fresco de beticismo que se reclamaba desde las calles. Le costó a la masa social verdiblanca desbancar a Manuel Ruiz de Lopera de su pedestal y forzar a su sucesor, Luis Oliver, a aflojar las garras con las que sujetaba este patrimonio llamado Betis que ahora se gestiona mirando al futuro y lejos de intereses personalistas, sino siempre pensado en el bien de una entidad más que centenaria y que quiere recuperar esa salud deportiva, social y económica que tanto echa en falta y precisa. Han sido cien días haciendo Betis, la máxima que ha regido cualquier actuación de un consejo compuesto por valientes que sufrirá una remodelación evolutiva en unas semanas con el objeto de continuar con la rehabilitación de un club y un sentimiento tan maltratado en tiempos recientes, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Lo principal de los cien días de Gordillo y los suyos es que han recuperado la simpatía y la cercanía. Otrora valores inseparables del Betis y en peligro de extinción por las gestiones precedentes. Esa apertura respetando al pasado y escuchando al futuro ha tenido su continuidad en la reestructuración de la entidad, con consejeros profesionales que tienen margen de maniobra y con el enriquecimiento de su plantilla con un director financiero, otro de instalaciones y en breve refuerzos para el departamento de comunicación. La optimización de los recursos, la renegociación de los contratos publicitarios (Cruzcampo, Seat, RBB...) y la contención del gasto han sido otras cuestiones destacadas en una directiva que ha tenido marcadas sus actuaciones por la herencia recibida (un club con una carga insoportable de deuda y desestructurado).
De primeras, Gordillo y los suyos se encontraron la sorpresa de las primas de Oliver que tenían que pagar ellos. Por si fuera poco para unas arcas famélicas. La apertura de cajones y el análisis de lo hecho por los consejos anteriores fue prioritario para saber qué Betis tenían entre manos y por ahí aparecieron sorpresas como los casos de Robert y Nsaliwa. También llegaron las denuncias de los jugadores por las deudas de la temporada anterior, aunque estaban formuladas previamente, y los nuevos contratos hechos por Oliver a muchos componentes de la plantilla que el consejo de Gordillo respetó. El cierre del museo y el descubrimiento de las altísimas comisiones pagadas previamente fueron noticiosos, así como las gestiones para conseguir la reposición de varios actos. También la frecuencia de las reuniones del consejo, periódicas, organizadas y con tareas que reportar, algo que no ocurría en las directivas anteriores. Y la nueva mentalidad empresarial, lejos de los mecanismos anquilosados que se llevaban hace no tanto.
El alivio de la Audiencia
Se suspendió por el juzgado la junta de diciembre (que debe celebrarse en abril) y el nuevo consejo avaló la inevitable entrada en la Ley Concursal, que se produjo a primeros de enero. La relación con la AFE y el riesgo de huelga marcaron varias semanas, así como los contactos con la Federación (la licencia de Beñat) y la LFP. En lo deportivo quedan recuerdos como las vibrantes eliminatorias de Copa ante Getafe y Barcelona, el primer bache serio de la temporada y la recuperación actual hasta el liderato. También el apoyo del consejo a Mel y las charlas con los jugadores, así como el mazazo de la enfermedad de Miki Roqué y los esfuerzos del club por ayudar al joven ilerdense.
Sin embargo, el punto de inflexión de la gestión de Gordillo llega con la decisión de la Audiencia Provincial de respetar el auto de la juez Alaya y avalar al nuevo consejo. Ahí se despejó la duda de la continuidad y se esfumó el fantasma de Oliver. Dos años, al menos, de estabilidad. Lopera continuó con sus críticas a los administradores, pero estos contaban con la fuerza de la razón judicial y todo ha ido tan bien encaminado que la instructora Alaya determinó recientemente que se redujera el número y sólo continúa Bosch.
Los protagonistas también valoraron para ABC de Sevilla cómo han vivido este periodo trascendental para el beticismo. Según Rafael Gordillo, «arrancar es siempre lo más difícil porque había gente que no quería saber nada de esto pero teníamos fuerza y entusiasmo. Sabíamos que íbamos a tener el problema de cómo habían dejado el club los anteriores, pero teníamos ilusión por sacar esto adelante. Lo mejor de todo ha sido el día a día. Y lo peor, la limpieza que hemos tenido que hacer de todo lo malo que han hecho antes». Y es que para el presidente verdiblanco los cien días se le han hecho «larguitos porque ha sido un periodo de tiempo muy intenso. Vimos primero todo lo que habían hecho y eso fue duro, pero por fin llegó el fallo de la Audiencia y nos quedamos tranquilos. Esos ya no vuelven más. El club es más bético, más libre. Hemos restablecido el acceso con todas las instituciones y recuperado la simpatía propia de este club. Esto no es trabajo de un día, sino de mucho tiempo».
Mientras, José Antonio Bosch, vicepresidente heliopolitano y arquitecto de esta revolución en la entidad veía así el centenar de jornadas al frente del Betis: «Han sido cien días bastante intensos, con un montón de actuaciones cuyas consecuencias habrá que valorar más adelante porque todavía están en curso. Hemos tenido logros notables, sobre todo la contención del gasto y el incremento de los ingresos. Antes las cuentas dependían sólo de los ingresos por traspasos y ya no es así. Hemos empezado a entender al Betis como un equipo, que las 14 plantillas vayan a lo mismo, pero también sus utilleros, técnicos, taquilleros... Antes el club estaba gobernado por reinos de taifas. Me da la sensación de llevar toda la vida en el Betis pero eso se contrapone a que los días pasan a velocidad de vértigo cuando piensas que tienes que cumplir con todo en un club tan grande, con conseguir el dinero para pagar las nóminas y que esta empresa sigua adelante mirando al futuro».
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