Desconozco si ya se ha puesto, no he conseguido encontrar nada.
Manuel Morales empujaba desde pequeño la silla de ruedas de su primo para que disfrutara de su pasión, el Real Betis. Un día el club le propuso ayudar a más aficionados. Hoy es coordinador de voluntarios en el programa Forever Green con el que el club impulsa la sostenibilidad
Uno de los mejores recuerdos de mi infancia es ir al Estadio Benito Villamarín junto a mi primo Rafael. Cuando era pequeño, le detectaron distrofia muscular, una enfermedad degenerativa que le obligó a vivir sobre una silla de ruedas. Fue un golpe muy duro para mi familia, pero a él no le quitó las ganas de ver a su Real Betis. Contagiado por su pasión, y como teníamos más o menos la misma edad, me encargué de llevarle en su silla. Aquellos domingos de los 90 nos unieron para siempre, disfrutando de jugadores como Olías, Cañas, Merino o Alexis, gritando los goles de Pepe Mel y de Alfonso, y jaleando las celebraciones de Finidi. En los últimos 30 años, no hubo partido en casa que Rafa y yo nos perdiésemos.
Un día, en 2016, Pilar Castillo, responsable del área de diversidad funcional del Betis, invitó a Rafa, que por entonces estudiaba Periodismo, a una reunión con otros socios con discapacidad en la que nos iban a explicar el nuevo proyecto para mejorar la accesibilidad al estadio; algo que hoy es una realidad y beneficia a cientos de socios. Yo acompañé a mi primo y participé en aquella reunión. Al verme tan ilusionado, desde el club me propusieron unirme al equipo de voluntarios que estaban creando. Accedí sin dudarlo y poco a poco fueron confiando en mí para darme más responsabilidades. Hoy, siete años después y a mis 45 años, soy uno de los coordinadores del proyecto Forever Green que impulsa el Betis desde 2020.
Promovemos valores ligados a la lucha contra el cambio climático a través de muchas actividades relacionadas con la sostenibilidad y el reciclaje. Una de las más especiales para mí fue mi primera acción como coordinador. Nos unimos casi 200 personas para limpiar el entorno del río Guadalquivir en Sevilla, en una acción organizada por OK Planet. Había voluntarios del Betis y de otras instituciones como la Fundación Cajasol y la Cruz Roja. Recogimos juntos cerca de nueve toneladas de residuos.
El programa de Forever Green me hace sentir aún más orgulloso de mi equipo. La pasada campaña organizamos el primer partido por la sostenibilidad en la jornada 28 de LaLiga Santander. Distribuimos cartones fabricados con material reciclado, para que cada aficionado pudiera depositar cáscaras de frutos secos y, tras el encuentro, limpiamos los aledaños del Benito Villamarín. Con algo tan simple, reducimos en 911 toneladas las emisiones contaminantes a la atmósfera, una quinta parte menos de las que se generan habitualmente.
Esta temporada pasada, en la última jornada frente al Valencia CF, el día que nuestro capitán, Joaquín, se vistió de corto por última vez, organizamos el primer simulacro inclusivo en un partido, que consiste en llevar a las personas con diversidad funcional a una zona designada como refugio para aguardar la llegada de los bomberos. Todo salió a la perfección; tanto, que muchos medios se hicieron eco de la hazaña que habíamos conseguido.
Con todo, lo que más me gusta son las visitas que hacemos a los colegios. Enseñamos a los niños la importancia de la sostenibilidad, el reciclaje, los buenos hábitos alimenticios, el ejercicio físico y el deporte y les inculcamos valores a través de sus ídolos del Betis. Suelen acompañarnos figuras ilustres de la historia verdiblanca como Rafael Gordillo, una de las leyendas que tanto nos hizo disfrutar a los béticos en los 80 y los 90. Verme a su lado, instruyendo a los más pequeños, es algo muy importante para mí, que soy padre de un crío de tres años y trato de dejarle un mundo mejor. Recuerdo que otros jugadores, como Sergio Canales y Borja Iglesias, se interesan por las personas con movilidad reducida a las que acompañamos. Una vez, el portero Claudio Bravo le regaló sus guantes a un chaval que iba en silla de ruedas. Son tan cercanos, y se implican tanto en estas actividades, que me motivan mucho más a seguir siendo parte del cuerpo de voluntarios.
Me emocionaría mucho que Rafa viese lo que ha conseguido el club de su vida, pero, a causa de su enfermedad, falleció en febrero de 2021. En el siguiente partido, el Betis puso su foto en el videomarcador del Benito Villamarín como homenaje; algo que no se me va a olvidar en toda mi vida. Si no fuera por Rafa, no habría llegado hasta donde estoy, y creo que devolverle al club todo lo que me ha aportado en estos años es lo mínimo que puedo hacer. Y es que ser bético es una filosofía: estamos acostumbrados a caernos y levantarnos, a ser positivos cuando todo va mal y, sobre todo, a sacarle el lado bueno a las cosas malas de la vida.
https://elpais.com/deportes/es-lalig...aliga_mod_port
Orgulloso es poco.
Manuel Morales empujaba desde pequeño la silla de ruedas de su primo para que disfrutara de su pasión, el Real Betis. Un día el club le propuso ayudar a más aficionados. Hoy es coordinador de voluntarios en el programa Forever Green con el que el club impulsa la sostenibilidad
Uno de los mejores recuerdos de mi infancia es ir al Estadio Benito Villamarín junto a mi primo Rafael. Cuando era pequeño, le detectaron distrofia muscular, una enfermedad degenerativa que le obligó a vivir sobre una silla de ruedas. Fue un golpe muy duro para mi familia, pero a él no le quitó las ganas de ver a su Real Betis. Contagiado por su pasión, y como teníamos más o menos la misma edad, me encargué de llevarle en su silla. Aquellos domingos de los 90 nos unieron para siempre, disfrutando de jugadores como Olías, Cañas, Merino o Alexis, gritando los goles de Pepe Mel y de Alfonso, y jaleando las celebraciones de Finidi. En los últimos 30 años, no hubo partido en casa que Rafa y yo nos perdiésemos.
Un día, en 2016, Pilar Castillo, responsable del área de diversidad funcional del Betis, invitó a Rafa, que por entonces estudiaba Periodismo, a una reunión con otros socios con discapacidad en la que nos iban a explicar el nuevo proyecto para mejorar la accesibilidad al estadio; algo que hoy es una realidad y beneficia a cientos de socios. Yo acompañé a mi primo y participé en aquella reunión. Al verme tan ilusionado, desde el club me propusieron unirme al equipo de voluntarios que estaban creando. Accedí sin dudarlo y poco a poco fueron confiando en mí para darme más responsabilidades. Hoy, siete años después y a mis 45 años, soy uno de los coordinadores del proyecto Forever Green que impulsa el Betis desde 2020.
Promovemos valores ligados a la lucha contra el cambio climático a través de muchas actividades relacionadas con la sostenibilidad y el reciclaje. Una de las más especiales para mí fue mi primera acción como coordinador. Nos unimos casi 200 personas para limpiar el entorno del río Guadalquivir en Sevilla, en una acción organizada por OK Planet. Había voluntarios del Betis y de otras instituciones como la Fundación Cajasol y la Cruz Roja. Recogimos juntos cerca de nueve toneladas de residuos.
El programa de Forever Green me hace sentir aún más orgulloso de mi equipo. La pasada campaña organizamos el primer partido por la sostenibilidad en la jornada 28 de LaLiga Santander. Distribuimos cartones fabricados con material reciclado, para que cada aficionado pudiera depositar cáscaras de frutos secos y, tras el encuentro, limpiamos los aledaños del Benito Villamarín. Con algo tan simple, reducimos en 911 toneladas las emisiones contaminantes a la atmósfera, una quinta parte menos de las que se generan habitualmente.
Esta temporada pasada, en la última jornada frente al Valencia CF, el día que nuestro capitán, Joaquín, se vistió de corto por última vez, organizamos el primer simulacro inclusivo en un partido, que consiste en llevar a las personas con diversidad funcional a una zona designada como refugio para aguardar la llegada de los bomberos. Todo salió a la perfección; tanto, que muchos medios se hicieron eco de la hazaña que habíamos conseguido.
Con todo, lo que más me gusta son las visitas que hacemos a los colegios. Enseñamos a los niños la importancia de la sostenibilidad, el reciclaje, los buenos hábitos alimenticios, el ejercicio físico y el deporte y les inculcamos valores a través de sus ídolos del Betis. Suelen acompañarnos figuras ilustres de la historia verdiblanca como Rafael Gordillo, una de las leyendas que tanto nos hizo disfrutar a los béticos en los 80 y los 90. Verme a su lado, instruyendo a los más pequeños, es algo muy importante para mí, que soy padre de un crío de tres años y trato de dejarle un mundo mejor. Recuerdo que otros jugadores, como Sergio Canales y Borja Iglesias, se interesan por las personas con movilidad reducida a las que acompañamos. Una vez, el portero Claudio Bravo le regaló sus guantes a un chaval que iba en silla de ruedas. Son tan cercanos, y se implican tanto en estas actividades, que me motivan mucho más a seguir siendo parte del cuerpo de voluntarios.
Me emocionaría mucho que Rafa viese lo que ha conseguido el club de su vida, pero, a causa de su enfermedad, falleció en febrero de 2021. En el siguiente partido, el Betis puso su foto en el videomarcador del Benito Villamarín como homenaje; algo que no se me va a olvidar en toda mi vida. Si no fuera por Rafa, no habría llegado hasta donde estoy, y creo que devolverle al club todo lo que me ha aportado en estos años es lo mínimo que puedo hacer. Y es que ser bético es una filosofía: estamos acostumbrados a caernos y levantarnos, a ser positivos cuando todo va mal y, sobre todo, a sacarle el lado bueno a las cosas malas de la vida.
https://elpais.com/deportes/es-lalig...aliga_mod_port
Orgulloso es poco.
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