Recuerdo hace años, cuando volvía uno a casa con la derrota a cuestas y pensaba: "bueno, no se puede hacer más, unas veces se pierde y otras se gana". Nunca se me pasaba por la cabeza que un equipo o un grupo de jugadores pudiera maquinar para cargarse a un entrenador o simplemente salir al campo a tocarse el pene.

Desde hace algún tiempo he tenido conocimiento de primerísima mano de ciertos detalles de la trastienda del fútbol, ya sea de vestuario o a nivel de directiva y a uno se le revuelve el estómago ante tanta miërda que hay en el fútbol.
Lo de hoy no me coge de sorpresa, duele, porque el golpe es duro, pero lo veía venir. Y parafraseando a Del Nazi: "lo peor está por llegar". Ojalá me equivoque.

A lo mejor, si no hubiese tenido la suerte (o la desgracia) de conocer un poco estos detalles, hubiese vuelto a casa cabreado como un mono, pero ahora no me estaría preguntado si no estoy haciendo el gilipöllas sacándome el carné, "Haciendo Betis" como buenamente puedo, comprando artículos del Betis, para que una panda de nenes millonarios no les dé la gana de correr o para que otros... (mejor me autocensuro).