El Betis necesita reaccionar. Ha de volver a ser el equipo que solía. El que ganaba los partidos con superioridad y el que le decía a toda la Liga quién era el líder intratable. Las tres derrotas consecutivas le han hecho perder el respeto que atesoró ante sus oponentes con una primera vuelta para enmarcar pero el cuerpo técnico no ha bajado los brazos, no se rinde ante el descenso físico y de resultados de su grupo. Busca soluciones. Las hay porque hay material para conseguir el objetivo. Se ha demostrado y la intención es mandar al limbo las dudas cuanto antes. Para ello hay fórmulas y Mel recurre a varias de ellas. Primero, las clásicas. Ha elevado el tono en sus entrenamientos el técnico madrileño. No es que ahora abronque al personal a las primeras de cambio, pero sí es cierto que sus indicaciones son más expresivas y eso lo han notado los jugadores, sobre todo en la sesión de ayer, con la intimidad de la puerta cerrada. Otra fórmula habitual es el cambio de sistema y el entrenador del Betis lo tiene claro: ensayó por segundo día consecutivo con el 4-4-2 que sacrifica a un mediocentro, en ambas jornadas Beñat, por lo que no habría que apostar por el vasco como integrante del once inicial mañana ante el Elche, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Es una especie de reinicio lo que pretende Mel con su plantilla. Quiere refrescar los conceptos que en su día sirvieron al equipo y que le llevaron a ser considerado como un casi ya ascendido. En aquella euforia el técnico pedía mesura y en estas críticas, también. Término medio. Con sus jugadores quiere el despertar. El reencuentro con lo que fueron. Para ello ha elevado el tono de su discurso, quizás más agresivo pero siempre con respeto. Busca una reacción, llama al orgullo de un grupo con calidad suficiente como para vivir toda la Liga en puestos de ascenso y no verse en la tesitura actual de depender de resultados de otros al ser tercero. Los jugadores ven a su técnico más serio, más exigente y eso tiene su respuesta. Además, uno de los deseos que ha expresado Mel a su grupo en estos días es que tienen que recuperar ese inicio arrollador que mostraban en otras fases de la temporada. Con ello se busca calmar el nerviosismo que puede provocar un resultado incierto con el paso de los minutos y que el rival pueda crecerse viendo que el Betis no es capaz de superarle.
Es una especie de reinicio lo que pretende Mel con su plantilla. Quiere refrescar los conceptos que en su día sirvieron al equipo y que le llevaron a ser considerado como un casi ya ascendido. En aquella euforia el técnico pedía mesura y en estas críticas, también. Término medio. Con sus jugadores quiere el despertar. El reencuentro con lo que fueron. Para ello ha elevado el tono de su discurso, quizás más agresivo pero siempre con respeto. Busca una reacción, llama al orgullo de un grupo con calidad suficiente como para vivir toda la Liga en puestos de ascenso y no verse en la tesitura actual de depender de resultados de otros al ser tercero. Los jugadores ven a su técnico más serio, más exigente y eso tiene su respuesta. Además, uno de los deseos que ha expresado Mel a su grupo en estos días es que tienen que recuperar ese inicio arrollador que mostraban en otras fases de la temporada. Con ello se busca calmar el nerviosismo que puede provocar un resultado incierto con el paso de los minutos y que el rival pueda crecerse viendo que el Betis no es capaz de superarle.
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