Originalmente publicado por Lu
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Me gustaba saber siempre qué estaban haciendo mis chicos, salí a dar una vuelta rutinaria por las habitaciones del hotel, hasta que empecé a notar algo sospechoso, un olor raro, empecé andar más lento y vi varios goterones de aceite por el pasillo, había tanto aceite que no sabia si era un hotel o un taller, pero esas pistas me llevaban hacia una habitación, era la de él.
Con mucho tiento, pongo la mano en el pomo y giro lentamente hasta abrir la puerta, aquella imagen jamás podré olvidarla en los días de mi vida, Andrei sentando frente a un televisó a coló, con una lata de melva Tejero de 950 gr y lo que quedaba de un bollo empujando, en un clarísimo andaluz, exclamó:
-«¡¡¡Coño, qué susto Donmanué!!!».
Del respingo que dió, volcó aquella lata, había melva por todo el pasillo del hotel. Fue la última vez que vi Andrei, salió corriendo de la habitación sin soltar el bollo, y a los dos días nos enteramos que había vuelto a Brasil.
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