Después de mucho tiempo en el que no escribía un post de inicio me siento hasta con algo de vergüenza. Pero bueno, allá voy, a ver qué sale.
Ayer ví medio partido, lo siento, sé que el partido era una maravilla, pero yo ví medio partido, el otro medio me lo llevé mirando a la grada. Normalmente busco las caras conocidas, que las busqué, pero ayer era algo especial. Por supuesto había culés andaluces por todos lados, pidecamisetas de las más variadas maneras... Aunque me quedo con una que me sacó una sonrisa, pues pedía cambiar la camiseta a messi por un busto. Y una nota exótica de unos qataríes que en preferencia hacían lo imposible por hacerse notar con una sucesión de cartulinas evidenciando su pasión culé.
También ví llorar a béticos, concretamente a un pequeñín que al cuarto de hora no lograba reprimir la emoción y se abrazaba a su padre entre lágrimas. Y, sobre todo, ví que en un momento mágico los béticos creímos que le podíamos remotar el partido. Fue un momento, un chispazo, una alucinación hecha certeza, pero lo creímos. La pelea en la banda era para los jugadores y para los medios. No se cabía, qué barbaridad, lo que arrastra el Barsa es increible.
Así que tras el gol de Mesi, el ambiente se relajó, pero se relajó para empezar a disfrutar, pues los nervios de un posible milagro dieron paso a la alegría en forma de olés, a la admiración de tener delante a campeones del mundo y, sobre todo, que tenían delante a un equipo arropado por una afición que acudió en un número enorme a una cita que cualquier equipo trataria como un mal trago a pasar y nosotros, ayer, lo convertimos en una fiesta que embelesó a media España.
Ahora toca volver a los filiales, a los equipos que son carne de segunda B y por eso mucho más peligrosos, a la ******* realidad. Ayer sentí como mucho tiempo hace que no sentía que había una conexión total. Y no porque ganásemos, que ganamos, y no porque los jugadores cumplieran, porque lo hicieron, sino porque fueron todos y cada uno de los presentes los que pusieron su granito de arena para volver a una senda que parecía muy perdida.
Bueno, esto no quiero dejarlo pasar, y es cómo se volvieron hacia el palco los béticos cuando se cantaba "volveremos, volveremos... volveremos otra vez...".
Y ahora, que otro compañero hable de fútbol.
http://www.betisweb.com/blogs/poker-...o-partido.html
Ayer ví medio partido, lo siento, sé que el partido era una maravilla, pero yo ví medio partido, el otro medio me lo llevé mirando a la grada. Normalmente busco las caras conocidas, que las busqué, pero ayer era algo especial. Por supuesto había culés andaluces por todos lados, pidecamisetas de las más variadas maneras... Aunque me quedo con una que me sacó una sonrisa, pues pedía cambiar la camiseta a messi por un busto. Y una nota exótica de unos qataríes que en preferencia hacían lo imposible por hacerse notar con una sucesión de cartulinas evidenciando su pasión culé.
También ví llorar a béticos, concretamente a un pequeñín que al cuarto de hora no lograba reprimir la emoción y se abrazaba a su padre entre lágrimas. Y, sobre todo, ví que en un momento mágico los béticos creímos que le podíamos remotar el partido. Fue un momento, un chispazo, una alucinación hecha certeza, pero lo creímos. La pelea en la banda era para los jugadores y para los medios. No se cabía, qué barbaridad, lo que arrastra el Barsa es increible.
Así que tras el gol de Mesi, el ambiente se relajó, pero se relajó para empezar a disfrutar, pues los nervios de un posible milagro dieron paso a la alegría en forma de olés, a la admiración de tener delante a campeones del mundo y, sobre todo, que tenían delante a un equipo arropado por una afición que acudió en un número enorme a una cita que cualquier equipo trataria como un mal trago a pasar y nosotros, ayer, lo convertimos en una fiesta que embelesó a media España.
Ahora toca volver a los filiales, a los equipos que son carne de segunda B y por eso mucho más peligrosos, a la ******* realidad. Ayer sentí como mucho tiempo hace que no sentía que había una conexión total. Y no porque ganásemos, que ganamos, y no porque los jugadores cumplieran, porque lo hicieron, sino porque fueron todos y cada uno de los presentes los que pusieron su granito de arena para volver a una senda que parecía muy perdida.
Bueno, esto no quiero dejarlo pasar, y es cómo se volvieron hacia el palco los béticos cuando se cantaba "volveremos, volveremos... volveremos otra vez...".
Y ahora, que otro compañero hable de fútbol.
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