El Betis está trabajando a contrarreloj para que la AFE acepte un aplazamiento del pago de la deuda de los jugadores, incluida en los sesenta y tantos millones de euros que se decía que se deben o, avisan por ahí, de los ochenta y pocos que finalmente se deberán. No es esa la partida mayor, pues la acreedora plus es Hacienda, que para algo somos todos, incluso Oliver, pero sí es la que más preocupa porque de no solucionarse el pago está en juego el paladar de los béticos, bastante maltratado últimamente. No se pasó del jamón a la mortadela en dos años para que ahora, cuando se adivina la vuelta al reino del ibérico, los números vuelvan a amenazar con la inmersión en el submundo del chopepor y sucedáneos con pitraco, que no patrico, señor conde.
Mala cosa negociar con el sindicato futbolístico temas de dinero cuando es lo único que le ocupa y le preocupa. Aquí ha habido asociados que han reconocido en conversaciones grabadas haberse vendido o haber comprado; aquí se ha mirado para otro sitio cuando con teatros, simulaciones, desprecios, algunos profesionales ensucian su predio; aquí han ido cayendo compañeros con las botas puestas y el corazón hecho jirones. ¿Usted ha oído a la cúpula sindical advertir con copular a la patronal si no se realizan exámenes médicos exhaustivos desde juveniles a la tercera edad? Pues para el trinque exhiben todos los certificados Aenor.
Aunque el vicepresidente bético y administrador judicial, José Antonio Bosch, dice ser optimista con la traza de las conversaciones, yo de Gordillo empezaría a llamar a algunas puertas. Dado que el acogimiento a la Ley Concursal resulta inevitable y que el juzgado garantizaría el pago a los acreedores, acaso fuera el momento de oír a las plataformas opositoras ponerse a disposición del consejo para, de ser necesario, reunir urgentemente el dinero que permitiera al club salvar su primer match-ball. Un préstamo con reconocimiento de deuda. Ahora no se trataría de enriquecer a nadie sino de ayudar al Betis. ¿Hay o no hay? Lo que hay que tener, digo.
Columna de Francisco Pérez en ABC
Mala cosa negociar con el sindicato futbolístico temas de dinero cuando es lo único que le ocupa y le preocupa. Aquí ha habido asociados que han reconocido en conversaciones grabadas haberse vendido o haber comprado; aquí se ha mirado para otro sitio cuando con teatros, simulaciones, desprecios, algunos profesionales ensucian su predio; aquí han ido cayendo compañeros con las botas puestas y el corazón hecho jirones. ¿Usted ha oído a la cúpula sindical advertir con copular a la patronal si no se realizan exámenes médicos exhaustivos desde juveniles a la tercera edad? Pues para el trinque exhiben todos los certificados Aenor.
Aunque el vicepresidente bético y administrador judicial, José Antonio Bosch, dice ser optimista con la traza de las conversaciones, yo de Gordillo empezaría a llamar a algunas puertas. Dado que el acogimiento a la Ley Concursal resulta inevitable y que el juzgado garantizaría el pago a los acreedores, acaso fuera el momento de oír a las plataformas opositoras ponerse a disposición del consejo para, de ser necesario, reunir urgentemente el dinero que permitiera al club salvar su primer match-ball. Un préstamo con reconocimiento de deuda. Ahora no se trataría de enriquecer a nadie sino de ayudar al Betis. ¿Hay o no hay? Lo que hay que tener, digo.
Columna de Francisco Pérez en ABC
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