Arzu, una década en verdiblanco
Cuentan las crónicas que el domingo 3 de diciembre de 2000 debutaba un joven valor de la cantera que respondía al nombre de Arturo García Muñoz, Arzu en las alineaciones. Precisamente, su nombre inducía a confusión. Arthur, Arzú, Artu... Respondía a todo ese nazareno de 19 años que saltaba al campo sustituyendo a Amato en el minuto 78 de un Betis-Leganés de la jornada decimoquinta que marchaba 2-0 y finalizó 2-1. «La salida al campo del canterano fue recibida con una cerrada ovación», recogía ABC al día siguiente. Y el propio jugador relataba su nerviosismo, reivindicaba a la cantera y se le preguntaba por un buen pase a Gálvez. «Era la primera vez que iba convocado y jugué. Me tuvieron que hacer la camiseta muy rápidamente. Llevaba el número 28, pero tenía un formato diferente al de los jugadores de la primera plantilla. Fue un estreno bonito porque fue en casa y viví cómo la afición del Betis trata a los canteranos», señala Arzu haciendo memoria.
Sin embargo, ésta no activó sus alarmas para indicarle que hoy hace una década de profesional verdiblanco. «No lo sabía. Ha sido una sorpresa positiva porque estoy muy contento por llegar a esta cifra, sobre todo en mi equipo, en el Betis. Estoy satisfecho por cómo está yendo mi carrera. He pasado muchas metas y este año tengo la del ascenso», es la respuesta ya de un hombre de 29 años que vuelve a rebobinar hacia aquella campaña en la que Fernando Vázquez dejó listo el ramillete que florecía de la cantera bética, quizás la más prolífica hornada de su historia: «Éramos muy jóvenes, acabábamos de descender con el Betis B a Tercera y esa temporada fue cuando Vázquez tiró de unos cuantos. Joaquín y Capi eran la gran novedad y la afición estaba con ellos. Yo siempre pensaba que tenía que empezar como ellos. El míster nos trataba con mucha normalidad, pero cuando fui citado en mi familia me dijeron: “Disfruta del momento”. Creía que iba a probar la experiencia y poco más, pero me quedé en el primer equipo y viví el ascenso. Fue algo maravilloso. Ahí comenzó una carrera que considero muy bonita».
Pronto Arzu tuvo incluso la recompensa del gol. «Dos semanas más tarde, con el Sporting en casa, marqué de cabeza tras centro de Joaquín y ganamos 1-0», apunta el nazareno, que también valora aquella experiencia cedido en el Córdoba. «Fue una locura porque en diciembre ficharon a diez jugadores. Aprendí mucho porque era la primera vez que vivía solo. Regresé muy cambiado, sobre todo físicamente. Aquel plan de musculación me vino muy bien porque yo siempre he sido delgado. Eso me ayudó a quedarme el año siguiente en un equipo que con Juande Ramos había llegado a la UEFA, pero Ito se lesionó y empecé jugando. Además, marqué y no me sacaron del once», continúa el nazareno, que analiza qué queda de ese Arzu. «Creo que nada. Era muy niño y tenía mucho que aprender. Vivía muy rápido. Entonces, los canteranos respetábamos más a los jugadores de la primera plantilla de lo que se hace ahora, porque los chavales están saliendo con más desparpajo, más preparados. Futbolísticamente también he cambiado mucho. En juveniles ya jugaba de mediapunta pero en el primer equipo me asenté como medio y luego más defensivo. No estaba acostumbrado a eso porque yo tenía llegada. Me comparaban con el Gerard del Valencia, pero en ese momento no tenía color porque era un pedazo de jugador. He jugado en muchas posiciones, pero nunca en la que más me gustaba. Es el pero que me ha quedado para siempre, aunque tanto cambio me enriqueció».
Esa capacidad le ha servido para estar siempre arriba en las estadísticas. Hoy ejerce como capitán y ha jugado 200 partidos en Primera, por lo que está entre los 20 primeros de la historia del club en este apartado. «Sé que llevo muchos, pero no miro eso. Estoy entre los que más ha jugado, pero el orgullo es el mero hecho de saltar al campo con esa camiseta. Recuerdo cuando de chico mi padre me compraba las equipaciones y nos íbamos al campo de Cantely a jugar con ese escudo... He ido cumpliendo sueños y el más grande era vestir esa camiseta en el primer equipo. Luego he vivido de todo en este club porque no ha tenido la estabilidad que nos hubiera gustado a todos. Algunas cosas que he vivido aquí no me han gustado, pero estoy contento de seguir y quiero disfrutar». Como nombres propios en este tiempo destaca a su amigo Fernando Varela y a los técnicos Víctor y Chaparro.
¿Se arrepiente Arzu de algo en este tiempo? «Usted sabe que hay una parte de la afición que la toma algo más conmigo, pero no me puedo arrepentir de ser como soy. Admito que me puedo equivocar pero en todo momento voy a mostrar cómo soy y cuál es mi personalidad. Así voy a seguir, esté donde esté. Sí pienso que a veces se me ha malinterpretado, pero también que en ocasiones he sido un poco torpe en mis declaraciones en rueda de prensa. Creo que se ha sido muy injusto conmigo pero lo llevo bien. Lo acepto todo. Los profesionales también estamos ahí para lo malo. Yo no leo foros, pero tampoco estoy pendiente de los periódicos o lo que dicen de uno por ahí. Creo que no es bueno. Sí me llegan noticias que afectan al club y me intereso, pero en los últimos tiempos no se ha escrito demasiado bien del Betis».
Su personalidad ha sido un tema recurrente en esta década. «No soy una persona extrovertida o que caiga en gracia a la gente. A veces me cuesta coger la confianza con las personas, pero cuando lo hago puedo llegar a ser el mejor amigo del mundo. Entiendo a las personas a las que no les caigo bien, pero la gente está para conocerla y estoy orgulloso de mi entorno. Me hubiera gustado que la afición del Betis me hubiera conocido de otra forma, pero me ha tocado vivir esto y no pasa nada», dice Arzu, quien reconoce que pudo irse al Getafe tras el descenso, «pero quería quedarme», aunque prevé ya su final: «Soy consciente de que mi ciclo en el Betis va a terminar y a lo mejor es antes de que finalice mi contrato, puede ser. Si lo acabo, cuando llegue ese día estoy seguro al cien por cien que no voy a seguir y me gustaría jugar en Inglaterra, pero ese futuro no sé cómo será».
Arzu, una década en verdiblanco
Cuentan las crónicas que el domingo 3 de diciembre de 2000 debutaba un joven valor de la cantera que respondía al nombre de Arturo García Muñoz, Arzu en las alineaciones. Precisamente, su nombre inducía a confusión. Arthur, Arzú, Artu... Respondía a todo ese nazareno de 19 años que saltaba al campo sustituyendo a Amato en el minuto 78 de un Betis-Leganés de la jornada decimoquinta que marchaba 2-0 y finalizó 2-1. «La salida al campo del canterano fue recibida con una cerrada ovación», recogía ABC al día siguiente. Y el propio jugador relataba su nerviosismo, reivindicaba a la cantera y se le preguntaba por un buen pase a Gálvez. «Era la primera vez que iba convocado y jugué. Me tuvieron que hacer la camiseta muy rápidamente. Llevaba el número 28, pero tenía un formato diferente al de los jugadores de la primera plantilla. Fue un estreno bonito porque fue en casa y viví cómo la afición del Betis trata a los canteranos», señala Arzu haciendo memoria.
Sin embargo, ésta no activó sus alarmas para indicarle que hoy hace una década de profesional verdiblanco. «No lo sabía. Ha sido una sorpresa positiva porque estoy muy contento por llegar a esta cifra, sobre todo en mi equipo, en el Betis. Estoy satisfecho por cómo está yendo mi carrera. He pasado muchas metas y este año tengo la del ascenso», es la respuesta ya de un hombre de 29 años que vuelve a rebobinar hacia aquella campaña en la que Fernando Vázquez dejó listo el ramillete que florecía de la cantera bética, quizás la más prolífica hornada de su historia: «Éramos muy jóvenes, acabábamos de descender con el Betis B a Tercera y esa temporada fue cuando Vázquez tiró de unos cuantos. Joaquín y Capi eran la gran novedad y la afición estaba con ellos. Yo siempre pensaba que tenía que empezar como ellos. El míster nos trataba con mucha normalidad, pero cuando fui citado en mi familia me dijeron: “Disfruta del momento”. Creía que iba a probar la experiencia y poco más, pero me quedé en el primer equipo y viví el ascenso. Fue algo maravilloso. Ahí comenzó una carrera que considero muy bonita».
Pronto Arzu tuvo incluso la recompensa del gol. «Dos semanas más tarde, con el Sporting en casa, marqué de cabeza tras centro de Joaquín y ganamos 1-0», apunta el nazareno, que también valora aquella experiencia cedido en el Córdoba. «Fue una locura porque en diciembre ficharon a diez jugadores. Aprendí mucho porque era la primera vez que vivía solo. Regresé muy cambiado, sobre todo físicamente. Aquel plan de musculación me vino muy bien porque yo siempre he sido delgado. Eso me ayudó a quedarme el año siguiente en un equipo que con Juande Ramos había llegado a la UEFA, pero Ito se lesionó y empecé jugando. Además, marqué y no me sacaron del once», continúa el nazareno, que analiza qué queda de ese Arzu. «Creo que nada. Era muy niño y tenía mucho que aprender. Vivía muy rápido. Entonces, los canteranos respetábamos más a los jugadores de la primera plantilla de lo que se hace ahora, porque los chavales están saliendo con más desparpajo, más preparados. Futbolísticamente también he cambiado mucho. En juveniles ya jugaba de mediapunta pero en el primer equipo me asenté como medio y luego más defensivo. No estaba acostumbrado a eso porque yo tenía llegada. Me comparaban con el Gerard del Valencia, pero en ese momento no tenía color porque era un pedazo de jugador. He jugado en muchas posiciones, pero nunca en la que más me gustaba. Es el pero que me ha quedado para siempre, aunque tanto cambio me enriqueció».
Esa capacidad le ha servido para estar siempre arriba en las estadísticas. Hoy ejerce como capitán y ha jugado 200 partidos en Primera, por lo que está entre los 20 primeros de la historia del club en este apartado. «Sé que llevo muchos, pero no miro eso. Estoy entre los que más ha jugado, pero el orgullo es el mero hecho de saltar al campo con esa camiseta. Recuerdo cuando de chico mi padre me compraba las equipaciones y nos íbamos al campo de Cantely a jugar con ese escudo... He ido cumpliendo sueños y el más grande era vestir esa camiseta en el primer equipo. Luego he vivido de todo en este club porque no ha tenido la estabilidad que nos hubiera gustado a todos. Algunas cosas que he vivido aquí no me han gustado, pero estoy contento de seguir y quiero disfrutar». Como nombres propios en este tiempo destaca a su amigo Fernando Varela y a los técnicos Víctor y Chaparro.
¿Se arrepiente Arzu de algo en este tiempo? «Usted sabe que hay una parte de la afición que la toma algo más conmigo, pero no me puedo arrepentir de ser como soy. Admito que me puedo equivocar pero en todo momento voy a mostrar cómo soy y cuál es mi personalidad. Así voy a seguir, esté donde esté. Sí pienso que a veces se me ha malinterpretado, pero también que en ocasiones he sido un poco torpe en mis declaraciones en rueda de prensa. Creo que se ha sido muy injusto conmigo pero lo llevo bien. Lo acepto todo. Los profesionales también estamos ahí para lo malo. Yo no leo foros, pero tampoco estoy pendiente de los periódicos o lo que dicen de uno por ahí. Creo que no es bueno. Sí me llegan noticias que afectan al club y me intereso, pero en los últimos tiempos no se ha escrito demasiado bien del Betis».
Su personalidad ha sido un tema recurrente en esta década. «No soy una persona extrovertida o que caiga en gracia a la gente. A veces me cuesta coger la confianza con las personas, pero cuando lo hago puedo llegar a ser el mejor amigo del mundo. Entiendo a las personas a las que no les caigo bien, pero la gente está para conocerla y estoy orgulloso de mi entorno. Me hubiera gustado que la afición del Betis me hubiera conocido de otra forma, pero me ha tocado vivir esto y no pasa nada», dice Arzu, quien reconoce que pudo irse al Getafe tras el descenso, «pero quería quedarme», aunque prevé ya su final: «Soy consciente de que mi ciclo en el Betis va a terminar y a lo mejor es antes de que finalice mi contrato, puede ser. Si lo acabo, cuando llegue ese día estoy seguro al cien por cien que no voy a seguir y me gustaría jugar en Inglaterra, pero ese futuro no sé cómo será».
Arzu, una década en verdiblanco
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