Originalmente publicado por Carmona
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Pero es que entonces has entrado en el debate sin enterarte qué se estaba debatiendo.
Lo que yo estaba defendiendo, precisamente, es que los estudios no pueden ser la vara de medir. Y que a partir de eso, un adolescente puede evolucionar o involucionar y acabar saliendo por peteneras: triunfando el que no iba bien en el instituto, y fracasando (o simplemente tirando como puede) el que iba bien.
Lo del esfuerzo me parece muy relativo, y e igualmente te reto a algo: enfréntate a una oposiciones de secundaria (o al menos infórmate de cómo es el proceso de elección), y luego me cuentas qué ha pasado con el esfuerzo de miles de personas que se quedan fuera por una décima en una corrección tan subjetiva como puede ser en el caso de Historia.
Temario de 72 temas (totalmente imposible de preparar todos, de hecho dominar 50 ya es épico, normalmente se llevan 30 y pico), salen 5 bolas y tú escoges el que quieras (te saldrá alguno que domines, o no te saldrá).
Por supuesto no cuentas con temario oficial, ni guía de corrección, ni siquiera los puntos que tienes que desarrollar. Solo los títulos de los temas, algunos tan ambigüos o extensos como "La península Ibérica hasta la dominación romana". Te tienes que buscar la vida para adivinar qué quiere encontrar y qué no los que te vayan a corregir. Y que coincida lo que tú crees con lo que piensan ellos, claro.
Luego tienes la parte práctica. 2 de Arte, 2 de Geografía, y 2 de Historia. Tienes que escoger una de cada. Te pueden poner literalmente cualquier cosa relacionada con esas materias. No hay límite espacial, ni temporal. Lo mismo te cae un cuadro semi desconocido de Caravaggio, que te cae la iglesia de tu pueblo (incluso si eres peruano te puede caer la iglesia de tu pueblo), que te cae una estatuilla romana sin relevancia alguna para la Historia del Arte y que está perdida en un museo de Motril. Lo mismo te cae una pirámide de población, que te cae la foto de un pino carrasco. Lo mismo te cae un mapa con la extensión del imperio persa, que te cae un texto de Churchill. Es decir, no hay manera de prepararte con seguridad esta parte, pues literalmente puede caer cualquier cosa. Si tienes suerte y te caen cosas que de casualidad has visto o conoces, pa'lante. Si no, ya estás fuera, después de haberte pasado 4 años encerrado estudiando. Esfuerzo, ya.
Y posteriormente a esta criba, que ya es brutal (el % de suspensos ahí es catastrófico), si la pasas, viene la parte supuestamente pedagógica, que ni es pedagógica ni es nada. Tienes que entregar una programación de la asignatura para un curso, y defenderla oralmente ante el mismo tribunal que te ha corregido todo lo demás. En esta parte, el % de aprobados es algo mayor, pero claro, estamos en lo mismo. La diferencia de una décima o no tenerla, es lo más subjetivo del mundo, y esa décima luego puede determinar si tienes plaza o no la tienes.
Se podría decir: ¡es que sois muchos y hay que poner el listón de dificultad muy alto! Es cierto, pero es que luego resulta que ni siquiera se rellenan todas las plazas ofertadas.
Al final te encuentras el siguiente panorama:
-Un pequeño % que apenas ha estudiado y que en su mayoría palma (algunos, muy pocos, incluso consiguen sacarse la plaza en este plan. Yo conozco dos ejemplos que fueron por probar y se le alinearon los astros, pero son muy minoritarios).
-Otro %, mayor que el anterior, de gente que bueno, sí ha estudiado pero tampoco han meado sangre. Estos igualmente suelen palmar casi todos, aunque como en el caso de antes pero también en un % mayor, hay casos que consiguen sacar plaza.
-Por último, la mayoría: gente que lleva más de 2 años (algunos 4, 5, 6...) preparándose las oposiciones al máximo de sus capacidades. De aquí, evidentemente, sale el mayor % de plazas, pero hablamos de que dentro de este grupo, el 80% se va a casa con las manos vacías. Habiendo, repito, estudiado todos por igual, o al menos, hasta lo que ha podido cada uno. Según el tribunal que te toque, el momento en que corrijan tu examen, es perfectamente viable que dos exámenes casi idénticos, tengan como mínimo varias décimas de diferencia en la nota. Luego, esas décimas son las que te pueden dar un trabajo teóricamente para siempre, o te vuelven a encerrar en un cuarto otros dos años. Eso si son casi idénticos, porque recuerdo que no hablamos de una ciencia exacta, en Historia lo que está bien para uno puede estar mal para otro. Así que un examen que corregido por mí pudiera ser un 6, para otro puede ser un 4 perfectamente.
Así que eso del esfuerzo queda muy bonito, pero luego en la vida te encuentras con que ni de coña es el esfuerzo lo que marca las diferencias. Hay otros muchos factores, muchísimos, que igualmente determinan nuestros futuros. La vida suele ser mucho más injusta de lo que todos querríamos.
Independientemente de lo que se haya esforzado para sacarlas.
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