Lo siento por buyu

Es una verdadera lástima que determinados aficionados que se encuentran más cerca del pseudoperiodismo que de la propia lógica osen dinamitar el nombre de Pepe Mel apoyándose con informal torpeza en estadísticas irrelevantes y capciosas. Es el caso de este usuario de Twitter que incluso pretende alardear de conocimientos, cuando ni siquiera confronta esta engañosa información con la otra cara de la moneda, como son los datos positivos que se infieren por el mero hecho de haber disputados una ingente cantidad de partidos. De hecho, si no existiera una copiosa cantidad de encuentros vencidos, ningún entrenador se mantendría en la pomada durante tantas temporadas seguidas.

No obstante, la información que yo personalmente manejo con mi Big Data arroja números bastante mucho más prometedores. Tras ver ayer el apunte de este señor he trabajado concienzudamente toda la noche en mi laboratorio combinando algoritmos y variables cuánticas y los resultados son radicalmente diferentes, llegando incluso a la profusa conclusión de que estamos hablando de uno de los entrenadores top mundiales, no sólo de nuestros días, sino de toda la historia del fútbol y de todas las competiciones deportivas desde que en el siglo XVI Felipe II instauró la estadística en los archivos de comercio transoceánico y en las Cañadas Reales.

Por señalar a modo de esbozo un planteamiento sucinto sobre mis investigaciones, que aún no han finalizado, diré que se sitúa en el top 5 de los entrenadores con más victorias conseguidas en los últimos minutos de partido, y en primera posición en lo que se refiere a técnicos con conocimientos en literatura clásica, lo cual no es asunto baladí.

Una vez desmontados los argumentos del tuitero en cuestión, únicamente resta por añadir lo más importante de todo: más allá del fútbol y del balón, más alejado de la Luna y de los anillos de Saturno, e incluso mucho más lejos de la Galaxia de Andrómeda, se acomoda el arte.

Y el arte como idea platónica, como utopía hacia la verdad, nunca es lógico, no respeta las leyes de la física, no es vinculante a las fórmulas matemáticas que rigen el universo y tampoco responde a los designios de la lógica, porque incorpora una serie de variables subjetivas, exógenas, como son la inclinación y el antojo del hombre.

Y sólo es el paso del tiempo el que da y quita razones. Por ese motivo, cuando dentro de cientos de años y varias decenas de generaciones posteriores a la nuestra se hojeen en las escuelas de fútbol los libros de historia de este deporte, se valorará en su justa medida a Pepe Mel.

El arte se hace eterno cuando el artista ha culminado su obra. Por eso pensemos en Franz Kafka, Paul Gauguin, Emily Dickinson, El Greco, Oscar Wilde, Friedrich Nietzsche, Vicent Van Gogh, Johann Sebastian Bach, Stieg Larsson, Galileo Galilei, Herman Melville, Rembrandt y tantos otros, todos ellos virtuosos en sus parcelas artísticas, defenestrados durante toda su vida y con posterior fama mundial en la historia de la humanidad.

Ese es el camino. Y ese es el sendero que este genio de los banquillos está demostrando al resto del mundo, diseñando su plan de ruta y dando ejemplo en Las Palmas. Ladran, luego cabalgamos decía El Quijote. Ladran, luego ascendemos a primera dice ahora Pepe Mel.

Es una verdadera lástima que determinados aficionados que se encuentran más cerca del pseudoperiodismo que de la propia lógica osen dinamitar el nombre de Pepe Mel apoyándose con informal torpeza en estadísticas irrelevantes y capciosas. Es el caso de este usuario de Twitter que incluso pretende alardear de conocimientos, cuando ni siquiera confronta esta engañosa información con la otra cara de la moneda, como son los datos positivos que se infieren por el mero hecho de haber disputados una ingente cantidad de partidos. De hecho, si no existiera una copiosa cantidad de encuentros vencidos, ningún entrenador se mantendría en la pomada durante tantas temporadas seguidas.

No obstante, la información que yo personalmente manejo con mi Big Data arroja números bastante mucho más prometedores. Tras ver ayer el apunte de este señor he trabajado concienzudamente toda la noche en mi laboratorio combinando algoritmos y variables cuánticas y los resultados son radicalmente diferentes, llegando incluso a la profusa conclusión de que estamos hablando de uno de los entrenadores top mundiales, no sólo de nuestros días, sino de toda la historia del fútbol y de todas las competiciones deportivas desde que en el siglo XVI Felipe II instauró la estadística en los archivos de comercio transoceánico y en las Cañadas Reales.

Por señalar a modo de esbozo un planteamiento sucinto sobre mis investigaciones, que aún no han finalizado, diré que se sitúa en el top 5 de los entrenadores con más victorias conseguidas en los últimos minutos de partido, y en primera posición en lo que se refiere a técnicos con conocimientos en literatura clásica, lo cual no es asunto baladí.

Una vez desmontados los argumentos del tuitero en cuestión, únicamente resta por añadir lo más importante de todo: más allá del fútbol y del balón, más alejado de la Luna y de los anillos de Saturno, e incluso mucho más lejos de la Galaxia de Andrómeda, se acomoda el arte.

Y el arte como idea platónica, como utopía hacia la verdad, nunca es lógico, no respeta las leyes de la física, no es vinculante a las fórmulas matemáticas que rigen el universo y tampoco responde a los designios de la lógica, porque incorpora una serie de variables subjetivas, exógenas, como son la inclinación y el antojo del hombre.

Y sólo es el paso del tiempo el que da y quita razones. Por ese motivo, cuando dentro de cientos de años y varias decenas de generaciones posteriores a la nuestra se hojeen en las escuelas de fútbol los libros de historia de este deporte, se valorará en su justa medida a Pepe Mel.

El arte se hace eterno cuando el artista ha culminado su obra. Por eso pensemos en Franz Kafka, Paul Gauguin, Emily Dickinson, El Greco, Oscar Wilde, Friedrich Nietzsche, Vicent Van Gogh, Johann Sebastian Bach, Stieg Larsson, Galileo Galilei, Herman Melville, Rembrandt y tantos otros, todos ellos virtuosos en sus parcelas artísticas, defenestrados durante toda su vida y con posterior fama mundial en la historia de la humanidad.

Ese es el camino. Y ese es el sendero que este genio de los banquillos está demostrando al resto del mundo, diseñando su plan de ruta y dando ejemplo en Las Palmas. Ladran, luego cabalgamos decía El Quijote. Ladran, luego ascendemos a primera dice ahora Pepe Mel.

Es una verdadera lástima que determinados aficionados que se encuentran más cerca del pseudoperiodismo que de la propia lógica osen dinamitar el nombre de Pepe Mel apoyándose con informal torpeza en estadísticas irrelevantes y capciosas. Es el caso de este usuario de Twitter que incluso pretende alardear de conocimientos, cuando ni siquiera confronta esta engañosa información con la otra cara de la moneda, como son los datos positivos que se infieren por el mero hecho de haber disputados una ingente cantidad de partidos. De hecho, si no existiera una copiosa cantidad de encuentros vencidos, ningún entrenador se mantendría en la pomada durante tantas temporadas seguidas.

No obstante, la información que yo personalmente manejo con mi Big Data arroja números bastante mucho más prometedores. Tras ver ayer el apunte de este señor he trabajado concienzudamente toda la noche en mi laboratorio combinando algoritmos y variables cuánticas y los resultados son radicalmente diferentes, llegando incluso a la profusa conclusión de que estamos hablando de uno de los entrenadores top mundiales, no sólo de nuestros días, sino de toda la historia del fútbol y de todas las competiciones deportivas desde que en el siglo XVI Felipe II instauró la estadística en los archivos de comercio transoceánico y en las Cañadas Reales.

Por señalar a modo de esbozo un planteamiento sucinto sobre mis investigaciones, que aún no han finalizado, diré que se sitúa en el top 5 de los entrenadores con más victorias conseguidas en los últimos minutos de partido, y en primera posición en lo que se refiere a técnicos con conocimientos en literatura clásica, lo cual no es asunto baladí.

Una vez desmontados los argumentos del tuitero en cuestión, únicamente resta por añadir lo más importante de todo: más allá del fútbol y del balón, más alejado de la Luna y de los anillos de Saturno, e incluso mucho más lejos de la Galaxia de Andrómeda, se acomoda el arte.

Y el arte como idea platónica, como utopía hacia la verdad, nunca es lógico, no respeta las leyes de la física, no es vinculante a las fórmulas matemáticas que rigen el universo y tampoco responde a los designios de la lógica, porque incorpora una serie de variables subjetivas, exógenas, como son la inclinación y el antojo del hombre.

Y sólo es el paso del tiempo el que da y quita razones. Por ese motivo, cuando dentro de cientos de años y varias decenas de generaciones posteriores a la nuestra se hojeen en las escuelas de fútbol los libros de historia de este deporte, se valorará en su justa medida a Pepe Mel.

El arte se hace eterno cuando el artista ha culminado su obra. Por eso pensemos en Franz Kafka, Paul Gauguin, Emily Dickinson, El Greco, Oscar Wilde, Friedrich Nietzsche, Vicent Van Gogh, Johann Sebastian Bach, Stieg Larsson, Galileo Galilei, Herman Melville, Rembrandt y tantos otros, todos ellos virtuosos en sus parcelas artísticas, defenestrados durante toda su vida y con posterior fama mundial en la historia de la humanidad.

Ese es el camino. Y ese es el sendero que este genio de los banquillos está demostrando al resto del mundo, diseñando su plan de ruta y dando ejemplo en Las Palmas. Ladran, luego cabalgamos decía El Quijote. Ladran, luego ascendemos a primera dice ahora Pepe Mel.

Es una verdadera lástima que determinados aficionados que se encuentran más cerca del pseudoperiodismo que de la propia lógica osen dinamitar el nombre de Pepe Mel apoyándose con informal torpeza en estadísticas irrelevantes y capciosas. Es el caso de este usuario de Twitter que incluso pretende alardear de conocimientos, cuando ni siquiera confronta esta engañosa información con la otra cara de la moneda, como son los datos positivos que se infieren por el mero hecho de haber disputados una ingente cantidad de partidos. De hecho, si no existiera una copiosa cantidad de encuentros vencidos, ningún entrenador se mantendría en la pomada durante tantas temporadas seguidas.

No obstante, la información que yo personalmente manejo con mi Big Data arroja números bastante mucho más prometedores. Tras ver ayer el apunte de este señor he trabajado concienzudamente toda la noche en mi laboratorio combinando algoritmos y variables cuánticas y los resultados son radicalmente diferentes, llegando incluso a la profusa conclusión de que estamos hablando de uno de los entrenadores top mundiales, no sólo de nuestros días, sino de toda la historia del fútbol y de todas las competiciones deportivas desde que en el siglo XVI Felipe II instauró la estadística en los archivos de comercio transoceánico y en las Cañadas Reales.

Por señalar a modo de esbozo un planteamiento sucinto sobre mis investigaciones, que aún no han finalizado, diré que se sitúa en el top 5 de los entrenadores con más victorias conseguidas en los últimos minutos de partido, y en primera posición en lo que se refiere a técnicos con conocimientos en literatura clásica, lo cual no es asunto baladí.

Una vez desmontados los argumentos del tuitero en cuestión, únicamente resta por añadir lo más importante de todo: más allá del fútbol y del balón, más alejado de la Luna y de los anillos de Saturno, e incluso mucho más lejos de la Galaxia de Andrómeda, se acomoda el arte.

Y el arte como idea platónica, como utopía hacia la verdad, nunca es lógico, no respeta las leyes de la física, no es vinculante a las fórmulas matemáticas que rigen el universo y tampoco responde a los designios de la lógica, porque incorpora una serie de variables subjetivas, exógenas, como son la inclinación y el antojo del hombre.

Y sólo es el paso del tiempo el que da y quita razones. Por ese motivo, cuando dentro de cientos de años y varias decenas de generaciones posteriores a la nuestra se hojeen en las escuelas de fútbol los libros de historia de este deporte, se valorará en su justa medida a Pepe Mel.

El arte se hace eterno cuando el artista ha culminado su obra. Por eso pensemos en Franz Kafka, Paul Gauguin, Emily Dickinson, El Greco, Oscar Wilde, Friedrich Nietzsche, Vicent Van Gogh, Johann Sebastian Bach, Stieg Larsson, Galileo Galilei, Herman Melville, Rembrandt y tantos otros, todos ellos virtuosos en sus parcelas artísticas, defenestrados durante toda su vida y con posterior fama mundial en la historia de la humanidad.

Ese es el camino. Y ese es el sendero que este genio de los banquillos está demostrando al resto del mundo, diseñando su plan de ruta y dando ejemplo en Las Palmas. Ladran, luego cabalgamos decía El Quijote. Ladran, luego ascendemos a primera dice ahora Pepe Mel.

Si el buyu no es Quo, Beodo o algún otro forero ilustre desaparecido, los ha suplido de forma sensacional. Este último post suyo es una maravilla apoteósica. Mi admiración, compañero.

Opino igual. Es uno de los dos jajaja

Opino igual. Es uno de los dos jajaja

Ya te digo yo que no.

Pero… desarrolla, ¿tienes información confidencial?