La asociación de béticos de base “Por Nuestro Betis” ha hecho Historia, con mayúsculas.
Gracias a muchos béticos altruistas, empezando por todos y cada uno de los que desde su nacimiento han puesto su cara y su esfuerzo –eso sí que “de gratis” – asumiendo la responsabilidad de un cargo directivo, y siguiendo por ese bético anónimo que ha cogido su coche y ha cruzado media Andalucía para plantarse en Los Monos a sindicar su única acción, a esos chavales que han repartido octavillas o ayudado de mil modos, o hasta a los que han ido pregonando el mensaje en situaciones hostiles sin haber llegado ni a formalizar su vinculación, se ha hecho verdadera Historia del Betis, dando un vuelco radical a una situación que a muchos pareció inamovible.
Eso está escrito y no tiene vuelta de hoja; pero es que se podría afirmar que se ha hecho Historia del Fútbol y hasta Historia del Asociacionismo, pregonando a los cuatro vientos que David puede vencer a Goliat, que se puede reeditar “Fuenteovejuna”, que los pequeños, apiñándose, pueden mover montañas incluso en el desalmado y agreste mundo de las SADs que se nos ha impuesto, que especuladores y maleantes han de andarse con cuidado si se arriman al Betis.
Lo avanzado es muchísimo, pero lo que queda por delante es mucho más. La lucha por un Betis mejor, por definición y como toda búsqueda de la perfección, no tiene término. En el horizonte intangible, el Betis de los béticos, en el día a día, pasos adelante en el apoderamiento del beticismo, en el desarrollo de vías de control e influencia. Los béticos tienen que seguir contando con un asociacionismo potente al que poder sumarse, y la vía universal, democrática y transparente que viene encarnando PNB es literalmente imprescindible.
A sus tres años y pico de vida, apenas nada para una organización de envergadura, con un número de asociados y sindicados y con una calidad y cantidad de “activistas” que son la envidia de otras aficiones de España y Europa, ha alcanzado tal preeminencia en los destinos de una institución tan importante como el Real Betis Balompié que raro era que no hubiera atravesado ninguna crisis seria.
Y llegó con su peor cara, desconcertándonos desde el principio y abrumándonos como a pardillos que se dejan llevar por su pasión bética para acabar dando un espectáculo que nos denigra, sin paliativos; pero que nos tiene que hacer aprender.
Acontecimientos de esta índole se dan en las mejores familias pero la nuestra, por estar vinculada a la Entidad a la que se debe, por querer representar a quienes tantas afrentas llevan sufridas, sencillamente no se los puede permitir.
Esa mácula sólo puede limpiarse reforzando lo que siempre nos ha caracterizado: democracia, transparencia e independencia, y mucho beticismo.
Si ya era menester inexcusable, ahora son obligaciones dramáticas que:
El espíritu de PNB ha de prevalecer y fortalecerse, y por más que puntualmente se haya dado un triste paso atrás, nuestros corazones tienen que seguir siempre guiados por una máxima inapelable: “un bético nunca se rinde”.
Nuestra asociación, que no es sino la suma de nuestros esfuerzos y nuestro beticismo, es ya parte inherente de esa “leyenda que recorre el mundo entero”. Es nuestra obligación dignificarla y engrandecerla.
¡Larga vida a PNB!
¡Viva el Betis manquepierda!
Gracias a muchos béticos altruistas, empezando por todos y cada uno de los que desde su nacimiento han puesto su cara y su esfuerzo –eso sí que “de gratis” – asumiendo la responsabilidad de un cargo directivo, y siguiendo por ese bético anónimo que ha cogido su coche y ha cruzado media Andalucía para plantarse en Los Monos a sindicar su única acción, a esos chavales que han repartido octavillas o ayudado de mil modos, o hasta a los que han ido pregonando el mensaje en situaciones hostiles sin haber llegado ni a formalizar su vinculación, se ha hecho verdadera Historia del Betis, dando un vuelco radical a una situación que a muchos pareció inamovible.
Eso está escrito y no tiene vuelta de hoja; pero es que se podría afirmar que se ha hecho Historia del Fútbol y hasta Historia del Asociacionismo, pregonando a los cuatro vientos que David puede vencer a Goliat, que se puede reeditar “Fuenteovejuna”, que los pequeños, apiñándose, pueden mover montañas incluso en el desalmado y agreste mundo de las SADs que se nos ha impuesto, que especuladores y maleantes han de andarse con cuidado si se arriman al Betis.
Lo avanzado es muchísimo, pero lo que queda por delante es mucho más. La lucha por un Betis mejor, por definición y como toda búsqueda de la perfección, no tiene término. En el horizonte intangible, el Betis de los béticos, en el día a día, pasos adelante en el apoderamiento del beticismo, en el desarrollo de vías de control e influencia. Los béticos tienen que seguir contando con un asociacionismo potente al que poder sumarse, y la vía universal, democrática y transparente que viene encarnando PNB es literalmente imprescindible.
A sus tres años y pico de vida, apenas nada para una organización de envergadura, con un número de asociados y sindicados y con una calidad y cantidad de “activistas” que son la envidia de otras aficiones de España y Europa, ha alcanzado tal preeminencia en los destinos de una institución tan importante como el Real Betis Balompié que raro era que no hubiera atravesado ninguna crisis seria.
Y llegó con su peor cara, desconcertándonos desde el principio y abrumándonos como a pardillos que se dejan llevar por su pasión bética para acabar dando un espectáculo que nos denigra, sin paliativos; pero que nos tiene que hacer aprender.
Acontecimientos de esta índole se dan en las mejores familias pero la nuestra, por estar vinculada a la Entidad a la que se debe, por querer representar a quienes tantas afrentas llevan sufridas, sencillamente no se los puede permitir.
Esa mácula sólo puede limpiarse reforzando lo que siempre nos ha caracterizado: democracia, transparencia e independencia, y mucho beticismo.
Si ya era menester inexcusable, ahora son obligaciones dramáticas que:
- La Junta de Accionistas del 13 de diciembre que esta misma asociación ha logrado convocar y que va a suponer el cambio de rumbo histórico del Real Betis Balompié, marche como un reloj. El desalojo de los okupas compete principalmente a la administración judicial, pero todo aquello en que lo que PNB deba o pueda incidir en pos de la limpieza y la dignidad en nuestro Betis debe ser sustanciado al milímetro.
- La Asamblea de Sindicados del 2 de diciembre tiene que desarrollarse como el más modélico de los foros de debate, que llegar a un grado tal de exquisitez en los modos, de señorío bético, que la erija en detergente de lo recientemente visto y en ese faro de luz verde que queremos constituir.
- El proceso electoral para la designación de nueva Junta Directiva que culminará el 18 de enero ha de llegar a tales cotas de limpieza, transparencia y rigor democrático que lo hagan pasar a los anales como ideal, que nos hagan soñar con lo que, a la larga, queremos para el propio Betis.
El espíritu de PNB ha de prevalecer y fortalecerse, y por más que puntualmente se haya dado un triste paso atrás, nuestros corazones tienen que seguir siempre guiados por una máxima inapelable: “un bético nunca se rinde”.
Nuestra asociación, que no es sino la suma de nuestros esfuerzos y nuestro beticismo, es ya parte inherente de esa “leyenda que recorre el mundo entero”. Es nuestra obligación dignificarla y engrandecerla.
¡Larga vida a PNB!
¡Viva el Betis manquepierda!
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