El Betis volvió a romper una dinámica que, sin ser buena, al menos era positiva, a las primeras de cambio y con los mismos errores de siempre. Al Granada le valieron dos acciones de gol, las dos de un nivel bastante pobre, para ganar un partido donde el Betis lo intentó, tuvo mala suerte y perdonó en la primera mitad, pero que, en la segunda, realizó unos 45 minutos de un nivel muy pero que muy bajo acabando siempre por chocarse contra el muro del Granada y contra sus propios fantasmas.

14 jornadas y ya se puede decir: La temporada está siendo un absoluto desastre y cuando parece que se puede salir del hoyo, el equipo se empeña en volver a caer de la peor manera. Cuando se había salvado la tormenta del norte, aquellas tardes ante Athletic y Éibar, llegó la siguiente solo dos semanas después. Un desastre en Granada que es difícilmente justificable viendo el partido y el nivel de los jugadores.

Pellegrini volvió a apostar por el equilibrio que había mejorado a nivel defendido el equipo en perjuicio claro del ataque verdiblanco. Le estaba funcionando, aunque, ya hemos analizado en anteriores escritos, que le estaba funcionando a medias. El equipo tiene una mayor presencia defensiva, lo cual no hace indicar que vaya a defender mejor, pero los jugadores de ataque, sobre todo Fekir, están totalmente condenados a una aventura casi en solitario, sobre todo, si el equipo no es capaz de llevar el balón arriba de una manera fluida y ordenada. Esto lo hacía bien al comienzo de temporada, pero ahora parece un recuerdo que nunca sucedió.

Un recuerdo lejano pero que apareció en la primera jugada trenzada del Betis que encontró fluidez, espacios y casi el gol. Combinaron Miranda y Rodri tras un buen balón de Sanabria cambiando el juego en un saque de banda y la tuvo el paraguayo que lo hizo todo bien y se le fue por muy poco.

Y volvió a pasar. El Betis hizo todo bien para marcar, pero la de Sanabria se fue por poco. Por contra el Granada encontró el gol en el primer balón al área que viene de un disparo totalmente fallido y de un penalti más que dudoso, aunque en mi opinión, penalti. Penalti o no penalti hay que analizar varios puntos, primero la mala suerte del Betis en estos “momentos”. Llamamos “momentos” a esas acciones donde el Betis está cerca de marcar, pero al final el que marca es el contrario. Esos “momentos” que siempre son en perjuicio del equipo y que siempre aparecen. Y segundo cómo puede recibir, controlar y acomodarse un jugador del Granada sin que ningún jugador pueda venir de cara y no de espaldas, le encime. Esos fallos de concentración son demasiado fácilmente penalizados.

Y nuevamente volvió a pasar. La tuvo William Carvalho en un saque de esquina. Se fue por poco. La tuvo el Granada en un balón que le quitan a Rodri en medio campo y que coge a la defensa totalmente fuera de sitio. Y otra vez, volvió a aparecer los fantasmas de los “momentos”. Falla William, falla Rodri, falla a medias Bartra intentando cortar un pase que igual era hasta más favorable para el equipo que el corte en sí y falla bastante Joel. Un cúmulo de fallos y azar acaban con Soldado rematando a placer.

El Granada se ponía con una ventaja que parecía insalvable y que se comprobó después con un % inferior al 50% de pases completados. Equivocándose uno de cada dos pases encontraron los caminos al gol de una manera muy sencilla y ganaron el partido.

Así es complicado competir.

El Betis perdona mucho, el árbitro se equivoca y tiene mala suerte en área rival. Por contra, en su área permite demasiado, todo error es penalizado por el contrario y el árbitro, ahí, no se equivoca.

Y así es imposible competir.

El Betis tiene motivos futbolísticos, y hoy los demostró para competir y ganar a cualquiera, pero tiene un problema competitivo muy serio, a nivel de concentración e intensidad y esos momentos donde el azar siempre le es esquivo, y si a eso le sumas esas esas acciones arbitrales es muy difícil ganar cualquier partido.
En la segunda parte los cambios rompieron al equipo, el Betis perdió el equilibrio que estaba teniendo y sobre todo perdió el balón y los nervios, lo que provocó que el Granada jugase a placer y sin pasar apuros. Solo Fekir, que acabó jugando a la altura de los centrales, algo totalmente injustificable de ahí el título del artículo, tiró de galones para buscar un gol que le está siendo demasiado esquivo esta temporada.

Los últimos minutos fueron frustrantes, muy decepcionantes y hasta en muchas ocasiones bochornosos. Nadie hizo nada bien, todo fueron errores y no pudo, ni siquiera, dominar con o sin balón en un contexto donde debía hacerlo sí o sí y el Granada le estaba dando pie a ello. Algo debe cambiar, ya no solo para volver a encontrar a aquel Betis del comienzo que parece imposible, sino al menos encontrar una cierta estabilidad a nivel futbolístico, a nivel competitivo, a nivel de afición y a nivel de dirección. Porque todo esto sumado hace al Betis el equipo más vulnerable de toda primera división.

El uno a uno: