El Ave Bétix
Por FERNANDO IWASAKI
ESCRIBO estas líneas con profunda desazón, pues soy pesimista respecto de las posibilidades del Betis para mantenerse en primera. Para empezar, porque no hemos sido capaces de ganarle a los tres equipos que actualmente ocupan las plazas de descenso (Celta, Real Sociedad y Nástic) y -en segundo lugar- porque la crisis que carcome al Real Betis como institución me ha recordado dos conceptos de mis viejas lecturas de Antonio Gramsci: crisis de poder y crisis de hegemonía.
Sea cual sea el desenlace de esta penosa Liga del Centenario, la plantilla bética experimentará una absoluta renovación. ¿Alguien piensa que un vestuario que tiene las horas contadas tendrá la capacidad y la profesionalidad de salvar los muebles de un club donde no va a seguir? Sinceramente no lo creo, así como Luis Fernández tampoco lo creía y por eso ha sido el primero en caer. En realidad, en lo deportivo dependemos del Getafe y del Valencia (rivales del Celta y de la Real Sociedad, respectivamente), pues algo me dice que el Athlétic de Bilbao no va a descender de ninguna manera.
Sin embargo, la crisis del Real Betis no es deportiva. Por el contrario, la crisis deportiva es consecuencia de una gestión patética que abre en canal a todos los estamentos del club. Desde la cantera hasta la directiva (que -como todo el mundo sabe- carece de la más mínima autonomía), pasando por las instalaciones, la oficina de prensa y la división comercial. ¿Cómo no se van a reflejar todas esas lacras en el rendimiento de la primera plantilla? La humillación de Joaquín, yendo y viniendo de Albacete, tuvo que encender todas las alarmas entre los demás compañeros del equipo.
¿Nadie ha reparado en cómo triunfan los entrenadores que han dejado el Betis? Aragonés es seleccionador nacional, Clemente entrena a la selección serbia, Víctor Fernández ha metido al Zaragoza en la Uefa y Serra Ferrer arrasa en Grecia. Así, no me extrañaría que antes o después de la Eurocopa, Jabo Irureta se convierta en el nuevo seleccionador nacional. Y a propósito de Irureta, ¿a qué único jugador quiso fichar durante la pretemporada? Al mismo que está salvando al Celta del descenso: a Nené. ¿Qué jugador de nuestra banda izquierda es mejor que Nené?
Los clubes de fútbol son empresas atípicas, porque más que clientes tienen devotos y porque su capacidad de gasto se basa en un dinero más virtual que real. Quizás con esas dos bazas un club que nunca aspire a nada pueda sobrevivir en la élite como un equipo «ascensor» cualquiera, pero cada día es más claro que para ser ambiciosos hay que gestionar con inteligencia, delegar con criterio y funcionar con la máxima profesionalidad. ¿Por qué la venta del Betis ha sido ofrecida a las peñas? Porque el propio club se gestiona como una peña.
Sólo por haber salvado al Betis de la desaparición y por haberlo presidido cuando ganamos la Copa del Rey y nos clasificamos para la Liga de Campeones, Manuel Ruiz de Lopera ya tiene un lugar de privilegio en la historia del club. ¿Por qué se arriesga a dilapidar todo ese crédito? ¿No hay nadie en su entorno que pueda aconsejarle sin caer en la adulación o en el pánico? Considero legítimo que el principal accionista del club quiera recuperar acrecentadas sus inversiones en el Betis, pero por lo mismo que los clubes son empresas atípicas, convendría saber cuánto de aquel patrimonio es virtual y cómo le gustaría que lo recordaran esos clientes que en realidad son devotos.
Manuel Ruiz de Lopera ha disfrutado de la adoración incondicional de los béticos durante muchos años. ¿No son el cariño y la memoria otros bienes intangibles que quizá merezca la pena valorar e incluso conservar? El Betis puede descender y volver a calcinarse en las hogueras de la segunda división. Es nuestro karma. Pero el Betis siempre renacerá de sus cenizas cual «Ave Bétix» y entonces nadie recordará ni a los bomberos ni a los pirómanos.