La zurda de Tello y el buen hacer de Pellegrini en los cambios dieron la primera victoria a un Betis que sin desplegar un fútbol de nivel mereció ganar, pero en ningún momento del partido supo cómo generarse esa acción definitoria salvo en dos individualidades de Guido y Canales. El entrenador chileno movió el banquillo en los minutos finales y los tres cambios fueron determinantes para ganar el primero. El primero de muchos.

Canales. Ahí empieza todo en el Betis. El cántabro volvió a ser pieza angular del equipo verdiblanco y el Betis giró alrededor de él. Este Betis con los mismos jugadores, mismos mimbres, pero distinta mentalidad. Ese espíritu derrotista de la temporada pasada se disipó por un espíritu ganador, de ir a por el partido y que desde el banquillo y desde el único cambio en la alineación respecto a la temporada pasada transmitían en cada acción y gesto. Ganar. Ganar como sea. Y se hizo. En un partido donde el año pasado, ese remate de cabeza de Battaglia era gol y ese último remate de Tello se iba al segundo anfiteatro. En esta temporada 2020/ 2021 no va a ser así. El chip ha cambiado y eso solo puede ser algo realmente estimulante para los béticos.
Pellegrini no se la jugó y alineó en el primer partido de la temporada seguramente a su mejor once, al menos, a los jugadores con más galones y con mayor calidad de la plantilla. Sobre el papel un once ilusionante, pero quedaba por ver su distribución en el campo, y, sobre todo, su repliegue tras perdida con tanto jugador de balón y no tanto de recorrido.

El sistema utilizado fue el que el chileno siempre suele disponer un 442 con dos mediapuntas en banda (esta vez Canales y Fekir) y dos delanteros, donde uno, Joaquín, jugaba de segunda punta. Pellegrini puso a sus dos mejores jugadores en banda pata atacar el punto negro del sistema de tres centrales: la distancia entre el central y el carrilero. En ataque Joaquín se ponía a la altura de Fekir y Canales y formaba una línea de tres que se iban intercambiando las posiciones según las necesidades del equipo. Sobre el papel debía funcionar, pero no fue así debido al desacierto de dos de ellos: Fekir y Joaquín que no estuvieron a su mejor nivel.

En la primera parte el Betis tuve un buen tramo con balón donde dominó y metió atrás a Alavés, aunque nunca encontró un ritmo alto de circulación de balón lo cual le penalizó a la hora de generar ocasiones. Pudo ponerse por delante con ese gran disparo de Guido pero la pausa de hidratación le sacó del partido. A partir de esa pausa el Betis no encontró el balón, empezó a notar el cansancio y a sumar una cantidad de pérdidas de balón muy altas hasta de sus mejores jugadores. El partido se fue al descanso con unas sensaciones de que al Betis aún le faltaba mucho.
La segunda parte comenzó igual que termino la primera, con los mejores minutos del Alavés y con los peores del equipo verdiblanco. El partido entró en barrena con dominio alternó donde ni los locales ni visitantes generaban ocasiones de gol en jugada y se encomendaban a balón parado o a una individualidad. La tuvo el Alavés y la salvó Bravo en la parada de la jornada. Lo que necesitaba el Betis un portero que de puntos. La tuvo Canales, pero el larguero le quitó otro gol para enmarcar.

El partido moría poco a poco entre faltas, interrupciones y el cansancio acumulado general de los dos equipos. Pero ahí entró el ingeniero Pellegrini para demostrar que un entrenador puede ganar un partido. Sacó a Ruibal y el chico mejoró las prestaciones de Joaquín y dio al Betis un aire nuevo en ataque. Metió a Tello, uno de los mejores revulsivos de la liga por esa capacidad tan alta de generar cosas cuando no está pasando nada. Y cuando el partido agonizaba dio un soplo de aire al equipo con un Laínez que en tres minutos fue totalmente determinante para encontrar el camino al gol.

El Betis consiguió la victoria. Una victoria ansiada por todos. La celebración y la unión de los jugadores es una muestra que este Betis va a por todas estas temporadas. Y esta vez al tirar la moneda va a salir cara.