Hay un problema importante en cuanto a fundamentos educativos aplicados a muchas temáticas populares, incluido el fútbol.
Los jugadores de fútbol NO son propiedad (ni siquiera empleados) de los aficionados de los equipos.
Y como cualquier otro trabajador, tienen todo el derecho de hacer en su vida privada lo que quieran (independientemente de su rendimiento).
Y es más, tienen derecho hasta de no cumplir cualquier norma contractual, que para eso se establecen mecanismos que penalicen esas conductas.
Claramente se exponen a las críticas, pero cuando la crítica es agresiva y se vierte directamente a la persona en cuestión, se convierte en falta de educación y de respeto.
Los jugadores de fútbol NO son propiedad (ni siquiera empleados) de los aficionados de los equipos.
Y como cualquier otro trabajador, tienen todo el derecho de hacer en su vida privada lo que quieran (independientemente de su rendimiento).
Y es más, tienen derecho hasta de no cumplir cualquier norma contractual, que para eso se establecen mecanismos que penalicen esas conductas.
Claramente se exponen a las críticas, pero cuando la crítica es agresiva y se vierte directamente a la persona en cuestión, se convierte en falta de educación y de respeto.
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