Es una majadería inmensa lo que hace el Betis cuando los rivales le suben a presionar.
El equipo parte de una premisa, en especial cuando va arriba en el marcador: "para que el rival no nos haga daño, es mejor tener la pelota, no perderla".
Entonces se pone a hacer pases horizontales en centro del campo sin ninguna vocación ofensiva, lo que al final obliga al rival a empezar a presionar.
Como falta claridad, el equipo empieza a recular huyendo de la presión hasta apoyarse en el portero. Inmediatamente toda la línea defensiva del Betis vuelve atrás perseguida por el centro del campo del rival.
En este punto, si nos fijamos ya estamos en una jugada de ataque del equipo rival, aunque la posesión la tiene aún el Betis, el balón va en dirección de su área.
El Betis llega a su área con el balón y no puede recular más. Los centrales empiezan a triangular con el portero en su propia área pequeña, con delanteros rivales a pocos metros oliendo sangre.
Ahora el más mínimo error de precisión se convierte en ocasión imperiosa de gol del rival. Lo cual sucede en casi todos los partidos.
Resumiendo, la gran paradoja del fútbol de gilitoque es que un planteamiento que, en la pizarra, está pensado para anular el ataque de los rivales, se acaba convirtiendo en la fuente principal de ocasiones y peligro de todos los equipos.
Yo pienso que, teniendo en cuenta a lo que juega el Betis de Rubi, muy pocos goles nos están metiendo.
El equipo parte de una premisa, en especial cuando va arriba en el marcador: "para que el rival no nos haga daño, es mejor tener la pelota, no perderla".
Entonces se pone a hacer pases horizontales en centro del campo sin ninguna vocación ofensiva, lo que al final obliga al rival a empezar a presionar.
Como falta claridad, el equipo empieza a recular huyendo de la presión hasta apoyarse en el portero. Inmediatamente toda la línea defensiva del Betis vuelve atrás perseguida por el centro del campo del rival.
En este punto, si nos fijamos ya estamos en una jugada de ataque del equipo rival, aunque la posesión la tiene aún el Betis, el balón va en dirección de su área.
El Betis llega a su área con el balón y no puede recular más. Los centrales empiezan a triangular con el portero en su propia área pequeña, con delanteros rivales a pocos metros oliendo sangre.
Ahora el más mínimo error de precisión se convierte en ocasión imperiosa de gol del rival. Lo cual sucede en casi todos los partidos.
Resumiendo, la gran paradoja del fútbol de gilitoque es que un planteamiento que, en la pizarra, está pensado para anular el ataque de los rivales, se acaba convirtiendo en la fuente principal de ocasiones y peligro de todos los equipos.
Yo pienso que, teniendo en cuenta a lo que juega el Betis de Rubi, muy pocos goles nos están metiendo.
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