Tras un arranque dubitativo, una victoria en Son Moix (para los modernos el Iberostar) cambiaría mucho el devenir de esta temporada.

Primero nos pondría mucho más cerca de Europa que del descenso, y habida cuenta de que ahora estamos más cerca de UEFA (5) que de la escalera a los infiernos (6); esa posible victoria nos haría entrar en la cola del grupo que busca terminar entre los 7 primeros. Además pondría una distancia de seis a nueve puntos con los de abajo, metiendo al Mallorca en el ramillete de equipos candidatos serios para descender (hasta ahora Leganés, Español y Celta).

En segundo lugar calmaría las aguas en cuanto a la contratación de un nuevo técnico, ya que solo una racha de unos 5 o 6 partidos perdiendo nos harían volver a los puestos de la terna que nos llevaría a Segunda División. Es por ello que Rubi ganaría muchos enteros para comerse el turrón y ver la cabalgata en Sevilla.

Por último, al tener estabilidad por no necesitar acuciantemente los puntos, junto a que la figura en el banquillo no estaría en la picota y, sobre todo, sumando que DE UNA VEZ POR TODAS nos queda a todos claro que hasta que no venga el MCD esta plantilla está configurada para jugar con 3 centrales; se abriría un nuevo horizonte en el que crecer ganando más puntos de los que se pierden sería más fácil de lo que ha sido el resto de la temporada.

Es por todo ello que el partido en tierras baleares quizás sea mucho más importante que cualquier otro que hayamos disputado en lo que va de Liga.

Exi dixit