Originalmente publicado por mendolaga
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La cosa está en que cuando el rival es más endeble, pues nuestras individualidades pueden marcar la diferencia.
En una conducción sale una ocasión de Fekir, Canales o Rodri; en una pared por banda se encaja Álex Moreno hasta la cocina; en un balón mal dado Borja Iglesias inventa un penalty; si no Juanmi engancha una... y de eso vivimos.
Si el rival nos deja jugar, tenemos mucha dinamita para hacerle daño. E incluso cuando intenta no dejarnos jugar, le colamos un balón parado y ya está.
Pero contra rivales gordos que te quitan la pelota y te dominan tácticamente, no tenemos nada que hacer.
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