2019 se está convirtiendo en un año gris para el Real Betis. La eliminación de la Europa League ante el Rennes agotó la paciencia de muchos en el Benito Villamarín. Es de justicia reconocer que el fracaso internacional era inesperado. Pero la mancha que se llevará el club verdiblanco será la de caer ante un equipo inferior recibiendo seis goles en dos partidos. Aunque este dato es únicamente el refuerzo de una constante ya habitual en el Betis. Y es que los últimos dos meses han sido caóticos para la defensa hispalense.
Antes, desde que comenzara la temporada, la portería bética estaba bien resguardada. En los primeros 24 partidos, el equipo de Setién encajó 20 escasos goles. Parte de culpa la tuvieron los guardametas, Pau López y Joel Robles, que se lucían en cada partido. Además, Mandi, Bartra y Sidnei formaban un trío formidable en la zaga. No obstante, al entrar en 2019, todo se desmoronó. Sin saber muy bien por qué, el Betis comenzó a ser dudoso en tareas defensivas. De hecho, la vuelta de los dieciseisavos europeos cerró una racha de 24 goles encajados en solo 13 partidos. 4 tantos más recibidos en 11 partidos menos, algo muy preocupante. Lo más interesante es saber que la mala racha comenzó cuatro días después de lesionarse Junior Firpo. El lateral era indiscutible en su carril y, con su ausencia, el nivel defensivo del Betis empezó a desmejorar.
Ante el Rennes en el Villamarín, volvió a encajar el Betis una goleada. En solo 30 minutos, los galos anotaron 2 tantos, con unas actuaciones muy bajas de todos los jugadores. Lo más destacado volvió a ser la alineación de Guardado y Joaquín como carrileros. Los veteranos tuvieron que llegar en muchas ocasiones a línea de fondo, y fue ahí cuando se resintió el equipo verdiblanco. El repliegue de los de Setién era muy desorganizado, a la par que lento y sin intensidad. Un William solitario en el centro del campo no daba para cubrir los tres carriles. Sumado a una descompensación lineal en la zaga, los extremos del Rennes pudieron hacer y deshacer a su antojo.
El balón parado en defensa, un aspecto urgente a trabajar
El factor diferencial en las últimas derrotas del Betis es el balón parado. En goleadas como las recibidas por el Leganés o el Rennes —por partida doble—, las jugadas de pizarra han avergonzado a la defensa bética. El trabajo en este aspecto es inexistente, y los jugadores no entienden la marca que le toca seguir. Tampoco aparece la intensidad cuando se requiere a la hora de despejar el balón parado, por lo que los rivales saben potenciar esta debilidad para superar al Betis.
Como detalle, en los últimos 5 partidos jugados, el Betis ha encajado 5 goles a balón parado. Y, curiosamente, en cada encuentro hubo un tanto de estrategia rival.
Alberto Pintado.
Antes, desde que comenzara la temporada, la portería bética estaba bien resguardada. En los primeros 24 partidos, el equipo de Setién encajó 20 escasos goles. Parte de culpa la tuvieron los guardametas, Pau López y Joel Robles, que se lucían en cada partido. Además, Mandi, Bartra y Sidnei formaban un trío formidable en la zaga. No obstante, al entrar en 2019, todo se desmoronó. Sin saber muy bien por qué, el Betis comenzó a ser dudoso en tareas defensivas. De hecho, la vuelta de los dieciseisavos europeos cerró una racha de 24 goles encajados en solo 13 partidos. 4 tantos más recibidos en 11 partidos menos, algo muy preocupante. Lo más interesante es saber que la mala racha comenzó cuatro días después de lesionarse Junior Firpo. El lateral era indiscutible en su carril y, con su ausencia, el nivel defensivo del Betis empezó a desmejorar.
Ante el Rennes en el Villamarín, volvió a encajar el Betis una goleada. En solo 30 minutos, los galos anotaron 2 tantos, con unas actuaciones muy bajas de todos los jugadores. Lo más destacado volvió a ser la alineación de Guardado y Joaquín como carrileros. Los veteranos tuvieron que llegar en muchas ocasiones a línea de fondo, y fue ahí cuando se resintió el equipo verdiblanco. El repliegue de los de Setién era muy desorganizado, a la par que lento y sin intensidad. Un William solitario en el centro del campo no daba para cubrir los tres carriles. Sumado a una descompensación lineal en la zaga, los extremos del Rennes pudieron hacer y deshacer a su antojo.
El balón parado en defensa, un aspecto urgente a trabajar
El factor diferencial en las últimas derrotas del Betis es el balón parado. En goleadas como las recibidas por el Leganés o el Rennes —por partida doble—, las jugadas de pizarra han avergonzado a la defensa bética. El trabajo en este aspecto es inexistente, y los jugadores no entienden la marca que le toca seguir. Tampoco aparece la intensidad cuando se requiere a la hora de despejar el balón parado, por lo que los rivales saben potenciar esta debilidad para superar al Betis.
Como detalle, en los últimos 5 partidos jugados, el Betis ha encajado 5 goles a balón parado. Y, curiosamente, en cada encuentro hubo un tanto de estrategia rival.
Alberto Pintado.
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