Los béticos, como personas que somos, podemos ver las cosas de nuestro equipo más derrotista u optimistamente pero siempre seremos béticos. Mejor obviar la evidencia, por el mal fario que conjura, de que los del mall nos hayan comido la tostá deportivamente en los útimos tiempos. Todos lo sabemos, aunque algunos no puedan reprimirse verbalizarlo y otros censurarlo.
Menoscaba el ánimo reconocer nuestra inferioridad deportiva en ciclos recientes, quién lo duda, pero tampoco ayuda a que las cosas cambien refugiarse sistemáticamente en fantasías narcisistas sobre lo guapos y simpáticos que somos, algo que a mí personalmente me molesta tanto como el autoflagelo permanente.
Yo soy seguidor de un equipo de furbo llamado Real Betis Balompié. Cualquier otro aditivo que pretenda sustituir o aliviar las frustaciones que me provoca la tremenda descompensación entre lo que prodría ser deportivamente el Betis y lo que es, o ha sido últimamente, pues no me interesa y me parece hasta un poco tramposo.
Sé que ese salto deportivo requiere tiempo y cierta paciencia pero también que ni el uno -tiempo- ni la otra -paciencia- son garantías por sí mismos de éxito si no se toman las decisiones correctas. Con este debate permanente entre agorerías y pequeños triunfalismos vamos sobreviviendo en la incertidumbre del destino. Como dijo Don Lorenzo: "Yo me gusta ganar, y soy un mal perdedor". Simple y llanamente.
Menoscaba el ánimo reconocer nuestra inferioridad deportiva en ciclos recientes, quién lo duda, pero tampoco ayuda a que las cosas cambien refugiarse sistemáticamente en fantasías narcisistas sobre lo guapos y simpáticos que somos, algo que a mí personalmente me molesta tanto como el autoflagelo permanente.
Yo soy seguidor de un equipo de furbo llamado Real Betis Balompié. Cualquier otro aditivo que pretenda sustituir o aliviar las frustaciones que me provoca la tremenda descompensación entre lo que prodría ser deportivamente el Betis y lo que es, o ha sido últimamente, pues no me interesa y me parece hasta un poco tramposo.
Sé que ese salto deportivo requiere tiempo y cierta paciencia pero también que ni el uno -tiempo- ni la otra -paciencia- son garantías por sí mismos de éxito si no se toman las decisiones correctas. Con este debate permanente entre agorerías y pequeños triunfalismos vamos sobreviviendo en la incertidumbre del destino. Como dijo Don Lorenzo: "Yo me gusta ganar, y soy un mal perdedor". Simple y llanamente.
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