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Quique Setién ha roto una máxima del fútbol sobre los entrenadores. Suele decirse que en la derrota pierde el entrenador y en la victoria ganan todos. Efectivamente, desde que el cántabro se hizo con las riendas del Betis, los escasos malos momentos vividos han situado todo el foco de la crítica sobre sus decisiones. No obstante, también es cierto que en los grandes momentos del equipo, él ha acaparado igualmente los principales elogios.
En el Betis de Setién, las victorias tienen un único padre. Ambas, la crítica y la adulación, son la consecuencia directa de un proceso en el que el 'cómo' prevalece siempre sobre el qué. Setién cogió un Betis sin identidad para intentar construir un fútbol de autor y eso supone estar cuestionado si no sale bien; pero también que, en los momentos en los que más se acerca a la perfección que busca, resalte su sello por encima incluso de la brillantez de sus jugadores en la ejecución de la idea propuesta.
Para evitar ser cuestionado basta con ir sumando puntos. Dejar una impronta que perdure en la memoria del beticismo pasa por bordarlo en los grandes escenarios. Por proyectar su obra en las mejores salas. Y eso a Setién ya no hay quien se lo quite, pues es el primer entrenador de la historia del Betis que gana en el Camp Nou y en el Santiago Bernabéu y el único entrenador visitante que lo ha conseguido en la última década liguera. Rompiendo, así, una racha verdiblanca de 20 años sin vencer a domicilio al Barcelona y de 19 ante el Madrid.
Sin olvidar el 3-5 en el Sánchez-Pizjuán, la primera 'manita' en Nervión en la historia del club y toda una liberación para el beticismo después de seis años sometido por el eterno rival. O el reciente asalto al Milan en San Siro, que acaparó elogios a nivel mundial y donde no había vencido nunca el Betis. Cuatro escenarios de una enorme repercusión, ideales para vender dentro y exportar fuera una idea de juego que plasma su manera de entender este deporte.
Por todo ello, de todos estos épicos asaltos que colecciona en su etapa en el banquillo verdiblanco, a buen seguro el que más ilusión le hace a Setién es el del pasado domingo, en un estadio que ha admirado el fútbol de Cruyff y su legado continuado por Guardiola. En una casa donde sabe que su nombre está apuntado en la agenda para un futuro puede que no muy lejano y en una ciudad que este lunes amaneció con portadas que destacaban, literalmente, "el baño de Setién a Valverde".
Y no es para menos, porque además de ofrecer su mejor versión de la temporada y puede que de toda la 'setienización', por primera vez en su existencia el Betis hizo cuatro goles en el Camp Nou, un fortín que llevaba invicto 26 meses y que no veía a un rival marcar cuatro tantos desde hace 15 años (Valencia y Deportivo). Sin duda, la mejor manera de reforzar la confianza en lo que se está haciendo.
Quique Setién ha roto una máxima del fútbol sobre los entrenadores. Suele decirse que en la derrota pierde el entrenador y en la victoria ganan todos. Efectivamente, desde que el cántabro se hizo con las riendas del Betis, los escasos malos momentos vividos han situado todo el foco de la crítica sobre sus decisiones. No obstante, también es cierto que en los grandes momentos del equipo, él ha acaparado igualmente los principales elogios.
En el Betis de Setién, las victorias tienen un único padre. Ambas, la crítica y la adulación, son la consecuencia directa de un proceso en el que el 'cómo' prevalece siempre sobre el qué. Setién cogió un Betis sin identidad para intentar construir un fútbol de autor y eso supone estar cuestionado si no sale bien; pero también que, en los momentos en los que más se acerca a la perfección que busca, resalte su sello por encima incluso de la brillantez de sus jugadores en la ejecución de la idea propuesta.
Para evitar ser cuestionado basta con ir sumando puntos. Dejar una impronta que perdure en la memoria del beticismo pasa por bordarlo en los grandes escenarios. Por proyectar su obra en las mejores salas. Y eso a Setién ya no hay quien se lo quite, pues es el primer entrenador de la historia del Betis que gana en el Camp Nou y en el Santiago Bernabéu y el único entrenador visitante que lo ha conseguido en la última década liguera. Rompiendo, así, una racha verdiblanca de 20 años sin vencer a domicilio al Barcelona y de 19 ante el Madrid.
Sin olvidar el 3-5 en el Sánchez-Pizjuán, la primera 'manita' en Nervión en la historia del club y toda una liberación para el beticismo después de seis años sometido por el eterno rival. O el reciente asalto al Milan en San Siro, que acaparó elogios a nivel mundial y donde no había vencido nunca el Betis. Cuatro escenarios de una enorme repercusión, ideales para vender dentro y exportar fuera una idea de juego que plasma su manera de entender este deporte.
Por todo ello, de todos estos épicos asaltos que colecciona en su etapa en el banquillo verdiblanco, a buen seguro el que más ilusión le hace a Setién es el del pasado domingo, en un estadio que ha admirado el fútbol de Cruyff y su legado continuado por Guardiola. En una casa donde sabe que su nombre está apuntado en la agenda para un futuro puede que no muy lejano y en una ciudad que este lunes amaneció con portadas que destacaban, literalmente, "el baño de Setién a Valverde".
Y no es para menos, porque además de ofrecer su mejor versión de la temporada y puede que de toda la 'setienización', por primera vez en su existencia el Betis hizo cuatro goles en el Camp Nou, un fortín que llevaba invicto 26 meses y que no veía a un rival marcar cuatro tantos desde hace 15 años (Valencia y Deportivo). Sin duda, la mejor manera de reforzar la confianza en lo que se está haciendo.
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