Es la hora de los *******s, se acerca el partido del domingo y no quieren sustos.
Fallen lo que quieran, la culpa será de Setién.
A toro pasado, y mientras no se gire demasiado rápido, yo soy el tipo más valiente del mundo. No sólo eso, sino que no me equivocaré nunca a la hora de situarme ante los pitones, de mostrar la franela, de embarcar al morlaco y darle la salida justa. A toro pasado todo se ve sin riesgos y se puede pontificar sin miedo a errar. El sábado, quién se jugaba las femorales fue Quique Setién. El resto aparecimos cuando se le veía el trasero al toro.
No creo que nadie hubiese dejado fuera de la titularidad a Tello, ni siquiera sabiendo el buen resultado que da ingresándolo en el campo a media hora del final, cuando su velocidad y el cansancio rival multiplica su capacidad de desborde. Pero, ¿de verdad que se le puede criticar no sacar de inicio a Joaquín? El del Puerto es desequilibrante, sí, pero en un encuentro de la exigencia física del sabatino estaría con la lengua fuera a los veinte minutos. Le pasaba en la Fiorentina, exigido por Paulo Sousa como carrilero. Y han pasado casi cuatro años. Si, como reconoce el de El Puerto, Setién ha alargado su vida deportiva es porque ha sabido administrar sus fuerzas.
Pero hay más. A Setién se le ha echado en cara la debilidad defensiva del equipo, pero en esta ocasión no provino, como en el resto de la competición liguera, de la impericia destructora de la medular o la relajada presión arriba. Falló el que apenas falla, Mandi, por dos veces, como erraron, mucho más que él, los centrales rivales. Sí, los sevillistas aprovecharon tres de las cuatro ocasiones que tuvieron, mas cargarle el mochuelo de ello al técnico es dotarlo de capacidades preventivas paranormales.
Y arriba, donde se otean los goles, pues igual. Un buen entrenador es quien, entre otros factores, consigue que su equipo disfrute de suficientes y claras ocasiones. El Betis las tuvo de sobra. Hacer responsable a Setién de la pertinaz insistencia de Jese en el yerro resulta aberrante.
Al cántabro le he criticado con frecuencia su falta de cintura a la hora de hacer cambios en el modus operandi cuando este se mostraba ineficaz. Pero el sábado, el culpable de la derrota no fue él. Mejor encontrarlo en la intensidad y eficacia del Sevilla si no se quiere hacer más sangre verde.
Francisco Pérez. AFDLP.
Fallen lo que quieran, la culpa será de Setién.
A toro pasado, y mientras no se gire demasiado rápido, yo soy el tipo más valiente del mundo. No sólo eso, sino que no me equivocaré nunca a la hora de situarme ante los pitones, de mostrar la franela, de embarcar al morlaco y darle la salida justa. A toro pasado todo se ve sin riesgos y se puede pontificar sin miedo a errar. El sábado, quién se jugaba las femorales fue Quique Setién. El resto aparecimos cuando se le veía el trasero al toro.
No creo que nadie hubiese dejado fuera de la titularidad a Tello, ni siquiera sabiendo el buen resultado que da ingresándolo en el campo a media hora del final, cuando su velocidad y el cansancio rival multiplica su capacidad de desborde. Pero, ¿de verdad que se le puede criticar no sacar de inicio a Joaquín? El del Puerto es desequilibrante, sí, pero en un encuentro de la exigencia física del sabatino estaría con la lengua fuera a los veinte minutos. Le pasaba en la Fiorentina, exigido por Paulo Sousa como carrilero. Y han pasado casi cuatro años. Si, como reconoce el de El Puerto, Setién ha alargado su vida deportiva es porque ha sabido administrar sus fuerzas.
Pero hay más. A Setién se le ha echado en cara la debilidad defensiva del equipo, pero en esta ocasión no provino, como en el resto de la competición liguera, de la impericia destructora de la medular o la relajada presión arriba. Falló el que apenas falla, Mandi, por dos veces, como erraron, mucho más que él, los centrales rivales. Sí, los sevillistas aprovecharon tres de las cuatro ocasiones que tuvieron, mas cargarle el mochuelo de ello al técnico es dotarlo de capacidades preventivas paranormales.
Y arriba, donde se otean los goles, pues igual. Un buen entrenador es quien, entre otros factores, consigue que su equipo disfrute de suficientes y claras ocasiones. El Betis las tuvo de sobra. Hacer responsable a Setién de la pertinaz insistencia de Jese en el yerro resulta aberrante.
Al cántabro le he criticado con frecuencia su falta de cintura a la hora de hacer cambios en el modus operandi cuando este se mostraba ineficaz. Pero el sábado, el culpable de la derrota no fue él. Mejor encontrarlo en la intensidad y eficacia del Sevilla si no se quiere hacer más sangre verde.
Francisco Pérez. AFDLP.
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