Comprar partidos es gratis
Lo que está sucediendo en las instancias de la dirigencia deportiva sobre el caso del Hércules y el Córdoba no sirve más que para dar la razón a quienes piensan que el fútbol español, a ciertos niveles, es un compadreo, un conchabeo, un hoy por ti y mañana por mí y, en suma, una especie de ***** en la que nunca pasa nada que no tenga que pasar. O peor. Como dijo José María Sanz, Loquillo, o quizá Sabino Méndez, en una de sus canciones, “si todos somos ladrones el delito sólo puede ser que te pillen con la mano en el pastel”. Pues tampoco. Si te pillan con la mano en el pastel, o parece que la tienes, no pasa nada. Y si pasa, con no hacer caso ya vale, como dice el dicho.
Los rumores de compras de partidos son parte del folklore de cada final de temporada. Cada periodista conoce diez o doce, y algunas de lo más chusco. No se publican porque claro, no hay pruebas. Los dirigentes perjudicados suelen también quejarse. Normalmente sin pruebas también. Hace un tiempo, por estas fechas yo animé al que le tocó, al Málaga, que sacara las pruebas y fuera con ella a los tribunales, porque lo de hablar y hablar es infructuoso y aburrido y del mundo del fútbol no puedes esperar nada. Allí quedó la cosa.
El problema es que cuando hay indicios, o pruebas, pasa lo mismo. De vez en cuando revisito el caso del Athletic-Levante a ver cómo sigue la cosa. No pasa nada. Había indicios, no rumores. Indicios. Confesiones espontáneas, y nada. La Federación pasó el caso a la justicia ordinaria, pero como para la justicia ordinaria la compra de partidos no es delito, pues nada. Nadie se preocupó de seguir el caso, ni siquiera los propios interesados. Quizá se pudiera explorar tratar el caso como estafa o similar, dado que el partido se incluía en la quiniela, que es un concurso estatal de pronósticos… Han pasado dos años y ahí sigue la cosa.
Ahora el caso implica al Hércules y al Córdoba como presuntos actores y al Betis como perjudicado. Volvemos a lo mismo. Esta vez tampoco son rumores. Hay grabaciones, es decir, indicios de nuevo. Ni siquiera el Hércules, que niega haber hecho nada ilícito entra a negar el comprometedor contenido de las mismas. La Federación, y miren que lleva días coleando esto, no contesta, por lo que no sabemos si sabe. El CSD se ha movido algo más, pero no ha pasado de pedir que se entreguen las grabaciones. Y eso que está preparando una ley para que la compra de partidos sea delito. Al juez tal cosa le debe parecer una chorrada, porque no da traslado a las instituciones competentes de esto que se ha encontrado por casualidad.
Y ya está, porque sin las evidencias, no hay proceso, claro ¿Se investigará más aunque el juez no colabore? Eso díganlo ustedes… Igual, si se lo diera habría que dar alguna vuelta más para archivarlo, porque entonces por la justicia ordinaria ya habría pasado y no se podría repetir la jugada… Vamos a ver si la Fiscalía recurre y la decisión cambia.
En fin. ¿Tenía yo razón al indignarme ayer de que a Rafael Muñoz y a otras personas en otros deportes se les pudiera sancionar gravemente por presunción de culpabilidad y en otros casos como este no haya forma de que se sancione en casos que parecen evidentes, o al menos que se investigue? ¿Tenía yo razones en pedir para unos el ultragarantismo que se aplica a otros? ¿Se creen ustedes que en España puede existir algo parecido al Juego Limpio, al menos hoy por hoy y en ciertos deportes? Yo, qué quieren que les diga, hasta en una Italia en la que la tradición deportiva era “hacerlo todo con la luz apagada”, que me decía un día el gran Adriano Panatta, metieron mano y por una vez salieron a la luz las trampas de los grandes. Aquí tal cosa es impensable. Si la mujer de César además de ser honrada, tenía que parecerlo, ustedes me dirán en España, si además lo que parece es, precisamente, esto.
Les repito mi consejo de ayer: si quieren hacer trampas comprando o vendiendo partidos, dense prisa. Aún es gratis.
Lo que está sucediendo en las instancias de la dirigencia deportiva sobre el caso del Hércules y el Córdoba no sirve más que para dar la razón a quienes piensan que el fútbol español, a ciertos niveles, es un compadreo, un conchabeo, un hoy por ti y mañana por mí y, en suma, una especie de ***** en la que nunca pasa nada que no tenga que pasar. O peor. Como dijo José María Sanz, Loquillo, o quizá Sabino Méndez, en una de sus canciones, “si todos somos ladrones el delito sólo puede ser que te pillen con la mano en el pastel”. Pues tampoco. Si te pillan con la mano en el pastel, o parece que la tienes, no pasa nada. Y si pasa, con no hacer caso ya vale, como dice el dicho.
Los rumores de compras de partidos son parte del folklore de cada final de temporada. Cada periodista conoce diez o doce, y algunas de lo más chusco. No se publican porque claro, no hay pruebas. Los dirigentes perjudicados suelen también quejarse. Normalmente sin pruebas también. Hace un tiempo, por estas fechas yo animé al que le tocó, al Málaga, que sacara las pruebas y fuera con ella a los tribunales, porque lo de hablar y hablar es infructuoso y aburrido y del mundo del fútbol no puedes esperar nada. Allí quedó la cosa.
El problema es que cuando hay indicios, o pruebas, pasa lo mismo. De vez en cuando revisito el caso del Athletic-Levante a ver cómo sigue la cosa. No pasa nada. Había indicios, no rumores. Indicios. Confesiones espontáneas, y nada. La Federación pasó el caso a la justicia ordinaria, pero como para la justicia ordinaria la compra de partidos no es delito, pues nada. Nadie se preocupó de seguir el caso, ni siquiera los propios interesados. Quizá se pudiera explorar tratar el caso como estafa o similar, dado que el partido se incluía en la quiniela, que es un concurso estatal de pronósticos… Han pasado dos años y ahí sigue la cosa.
Ahora el caso implica al Hércules y al Córdoba como presuntos actores y al Betis como perjudicado. Volvemos a lo mismo. Esta vez tampoco son rumores. Hay grabaciones, es decir, indicios de nuevo. Ni siquiera el Hércules, que niega haber hecho nada ilícito entra a negar el comprometedor contenido de las mismas. La Federación, y miren que lleva días coleando esto, no contesta, por lo que no sabemos si sabe. El CSD se ha movido algo más, pero no ha pasado de pedir que se entreguen las grabaciones. Y eso que está preparando una ley para que la compra de partidos sea delito. Al juez tal cosa le debe parecer una chorrada, porque no da traslado a las instituciones competentes de esto que se ha encontrado por casualidad.
Y ya está, porque sin las evidencias, no hay proceso, claro ¿Se investigará más aunque el juez no colabore? Eso díganlo ustedes… Igual, si se lo diera habría que dar alguna vuelta más para archivarlo, porque entonces por la justicia ordinaria ya habría pasado y no se podría repetir la jugada… Vamos a ver si la Fiscalía recurre y la decisión cambia.
En fin. ¿Tenía yo razón al indignarme ayer de que a Rafael Muñoz y a otras personas en otros deportes se les pudiera sancionar gravemente por presunción de culpabilidad y en otros casos como este no haya forma de que se sancione en casos que parecen evidentes, o al menos que se investigue? ¿Tenía yo razones en pedir para unos el ultragarantismo que se aplica a otros? ¿Se creen ustedes que en España puede existir algo parecido al Juego Limpio, al menos hoy por hoy y en ciertos deportes? Yo, qué quieren que les diga, hasta en una Italia en la que la tradición deportiva era “hacerlo todo con la luz apagada”, que me decía un día el gran Adriano Panatta, metieron mano y por una vez salieron a la luz las trampas de los grandes. Aquí tal cosa es impensable. Si la mujer de César además de ser honrada, tenía que parecerlo, ustedes me dirán en España, si además lo que parece es, precisamente, esto.
Les repito mi consejo de ayer: si quieren hacer trampas comprando o vendiendo partidos, dense prisa. Aún es gratis.
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