El Betis sigue siendo Lo que diga Donmanué. La actitud de los béticos de a pie, aletargados durante el verano, y de los ignominiosos consejeros de la entidad está perpetuando en el poder a alguien imputado por una juez por apropiación indebida. No suena mal del todo el término, pero en épocas no tan lejanas a eso se le llamaba robar. Pues aquí, en el Betis y en España, se deja que el presunto ladrón (aún no ha sido juzgado ni declarado culpable) se maneje a sus anchas mientras la Justicia ve caer las hojas del calendario una a una, recreándose con vaivenes en su suerte.
Lopera se está mofando del Betis porque los béticos han dejado sola a Mercedes Alaya de igual modo que esa fiscal que más parece una abogada defensora de quien es el azote del Betis que parte de la acusación. Ha colocado a Luis Oliver a través de una presunta venta con derecho de recompra (cuando quiera el imputado) y ha logrado dividir el consejo para, como siempre, ganar él. Por un lado están el okupa deslegitimado y ese Ángel Vergara que también asusta a Google cuando se escribe su nombre; de otro, Castaño y Rufino, quizá con el apoyo del portavoz Jimmy Sacristán; y para acabar con el cuadro, Lopera, representado por quien es conocido como el Cu.chara, por el diácono y portavoz de discursos marxistas (por Groucho) y, quizá, por quien se dedicase en sus tiempos mozos a la representación de productos farmacéuticos y cuyo nombre y primer apellido coinciden con los del entrenador del Sevilla. El quizá es por aquello de lo secreto del voto en la bochornosa reunión del jueves, pero apenas hay margen de error en el escrutinio.
Pues los tres últimos cumplieron ayer con ese papel de hacer lo que dice Donmanué: apoyaron a Oliver a desconvocar la Junta del 20-A que lo hubiese puesto donde debería estar, en la calle, y volvieron a dejarlo sin firma para que la rúbrica de Pepe León tenga siempre la última palabra. Una jugada maestra del presuntísimo gracias a unos cómplices que le están haciendo un daño irreparable al Betis.
Y a este Betis, abandonado también por los béticos de a pie (Oliver no le hubiera durado a los sevillistas y al Del Nido ni medio telediario, y si al bético le duele este paréntesis que se aguante y que recuerde los primeros de agosto del 95 o cómo la gente de Caldas salió escopetada de una Junta General), no le queda otra que esperar que esa reina que lo defiende en los juzgados no se contagie de tanta pasividad en el entorno verdiblanco y nombre a un administrador judicial para evitar que el Betis pierda parte del nombre o alguna barra del escudo, que es lo único que le queda.
Porque un forastero engominado y con traje de pasado turbio, con un manojo de acciones, se pasea por Sevilla en coches de lujo y manda en el Betis hasta donde le deja la firma de Lopera en la diestra de León, riéndose del auto de una juez que lo deslegitima y esperando que la Audiencia en unos meses le dé parte de razón al imputado y lo reflote otro tantito. Y yo me pregunto: ¿Los 60.000 del 15-J están en la playa o hace mucho calor para echarse de nuevo a la calle? ¡Que el Betis se muere, béticos!
http://blogs.grupojoly.com/meridona/...an-los-60-000/
Lopera se está mofando del Betis porque los béticos han dejado sola a Mercedes Alaya de igual modo que esa fiscal que más parece una abogada defensora de quien es el azote del Betis que parte de la acusación. Ha colocado a Luis Oliver a través de una presunta venta con derecho de recompra (cuando quiera el imputado) y ha logrado dividir el consejo para, como siempre, ganar él. Por un lado están el okupa deslegitimado y ese Ángel Vergara que también asusta a Google cuando se escribe su nombre; de otro, Castaño y Rufino, quizá con el apoyo del portavoz Jimmy Sacristán; y para acabar con el cuadro, Lopera, representado por quien es conocido como el Cu.chara, por el diácono y portavoz de discursos marxistas (por Groucho) y, quizá, por quien se dedicase en sus tiempos mozos a la representación de productos farmacéuticos y cuyo nombre y primer apellido coinciden con los del entrenador del Sevilla. El quizá es por aquello de lo secreto del voto en la bochornosa reunión del jueves, pero apenas hay margen de error en el escrutinio.
Pues los tres últimos cumplieron ayer con ese papel de hacer lo que dice Donmanué: apoyaron a Oliver a desconvocar la Junta del 20-A que lo hubiese puesto donde debería estar, en la calle, y volvieron a dejarlo sin firma para que la rúbrica de Pepe León tenga siempre la última palabra. Una jugada maestra del presuntísimo gracias a unos cómplices que le están haciendo un daño irreparable al Betis.
Y a este Betis, abandonado también por los béticos de a pie (Oliver no le hubiera durado a los sevillistas y al Del Nido ni medio telediario, y si al bético le duele este paréntesis que se aguante y que recuerde los primeros de agosto del 95 o cómo la gente de Caldas salió escopetada de una Junta General), no le queda otra que esperar que esa reina que lo defiende en los juzgados no se contagie de tanta pasividad en el entorno verdiblanco y nombre a un administrador judicial para evitar que el Betis pierda parte del nombre o alguna barra del escudo, que es lo único que le queda.
Porque un forastero engominado y con traje de pasado turbio, con un manojo de acciones, se pasea por Sevilla en coches de lujo y manda en el Betis hasta donde le deja la firma de Lopera en la diestra de León, riéndose del auto de una juez que lo deslegitima y esperando que la Audiencia en unos meses le dé parte de razón al imputado y lo reflote otro tantito. Y yo me pregunto: ¿Los 60.000 del 15-J están en la playa o hace mucho calor para echarse de nuevo a la calle? ¡Que el Betis se muere, béticos!
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