Originalmente publicado por campogibraltareño
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Es interesante observar, al hilo de estas noticias, cómo cada uno pretende arrimar el ascua a su sardina de la autoafirmación masculino-victimista que tan de moda está hoy en día, sobre todo por parte de quienes se aferran a su condición de hetero-hombre-machote-yo tengo un primo víctima de una denuncia falsa- para convertirse en adalides de una sociedad que antes era mejor, porque de estas cosas de violencias tan raras antes no se hablaba, y como no se hablaba, pues no existían, que se lo pregunten a los hijos de Ana Orantes.
Quien diga que en este país las mujeres tienen más derechos y garantías legales que los hombres no tiene ni puñetera idea de lo que está hablando. Y además de no tener ni puñetera idea de lo que está hablando, pretende hacer política con eso, lo cual además de amoral y dañino, resulta patético. Vivimos en una España en la que existía el depósito de la mujer casada que “salía rana” (es decir, el derecho del marido a devolverla a su casa por lo que a él se le antojara) reconocido en el Código Civil hasta bien entrados los años 50 del pasado siglo.
Vivimos en una España en la que hasta bien entrados los años 70 del pasado siglo, una mujer casada no podía ni comprarse un coche sin el permiso de su marido. Vivimos en una España que no legalizó el divorcio hasta los años 80, ni equiparó a los hijos nacidos del mismo hombre, nacidos dentro o fuera del matrimonio, como legítimos todos (se castigaba con menos derechos a los hijos nacidos de la amante, concubina, querida, la otra, o como se denominara en aquella época de revolucionarias maneras a la pareja extramatrimonial). Vivimos en un país en el que el derecho al aborto no fue regulado hasta 1985, y en el que hoy en día los Juzgados de los Social están repletos de reclamaciones por despidos a mujeres embarazadas revestidos de “causas económicas de la empresa”.
Sí, todos conocemos de sobra el percal. Y el percal es que al conservadurismo rancio le toca los cataplines que el eternamente conocido como “sexo débil” tenga herramientas (mejorables) para defenderse de quienes siguen pensando que es natural y justificable eso de “la maté-violé porque era mía o porque ella quería”. Evidentemente, en su estrategia desesperada de distorsión de la realidad, no van a usar semejantes expresiones tan relevadoras, ahora te intentan meter con calzador que el sistema no funciona porque o bien es inquisitorial, o bien no sirve porque cada vez más mujeres son asesinadas (qué trabajito cuesta usar el verbo “asesinar” en vez de “morir” en estos temas).
No creo que el señor Carvalho se haya enfrentado a ningún sistema inquisitorial. Le han denunciado, no ha sido ni detenido, se le ha citado a declarar, ha acudido asistido de abogados, ha declarado con todas las garantías, no le han puesto ninguna medida cautelar y se ha ido para casa… Ya ven lo inquisitorial que ha sido el tema para el portugués…
Mención especial para el tan manido “el sistema no sirve porque el número de víctimas no baja”. Claro, ante eso, lo que hay que hacer es eliminar el sistema. Evidentemente, de un plumazo, regresemos a los tiempos del silencio y de la IGUALDAD como Dios manda. Volvamos a los tiempos de Ana Orantes, paliza va paliza viene, pero ojo con denunciar, que para ciertos foreros de Betisweb eres la lista que busca notoriedad, dinero, o una simple ventaja a la hora de emprender un divorcio.
Yo, personalmente, como profesional, abogo por que haya un mayor número de Juzgados especializados en la materia. Yo quiero más policías y guardias civiles especializados, más Jueces y Juezas, Fiscales y más medios materiales y humanos para proteger a las denunciantes, y respetar escrupulosamente los derechos de los detenidos. No basta con endurecer leyes ni las medidas cautelares, porque en ese camino se corre el riesgo de cometer severas injusticias.
Para mí, este debate, (que por cierto nada tiene que ver con lo que se le imputa a Carvalho) y otros que hemos tenido anteriormente, reflejan que el problema de fondo está en la (falta) de educación y formación en la materia. Además de en la absurda polarización de una sociedad que debería afrontar de una forma más madura un problema social de primerísima magnitud, y no que una parte de ella lo vea como un ataque a su integridad.
Dicho esto, William Carvalho se ha comportado como un verdadero impresentable. En un mundo ideal, un tipo que cobra millones por jugar al fútbol y que lo que tiene que hacer es entrenarse y cuidarse, y que hace esto (irse de fiesta cuando tiene previsto un entrenamiento por la mañana), debería ser enviado a la puñetera calle como se hizo con el canterano Calderón mes y medio después de haber debutado con el primer equipo, que fue despedido por un acto de indisciplina. Pero esto no es un mundo ideal, y los futbolistas, en parte porque los hinchas lo permitimos, gozan de absoluta impunidad en según qué situaciones. Una pena, la verdad.
Quien diga que en este país las mujeres tienen más derechos y garantías legales que los hombres no tiene ni puñetera idea de lo que está hablando. Y además de no tener ni puñetera idea de lo que está hablando, pretende hacer política con eso, lo cual además de amoral y dañino, resulta patético. Vivimos en una España en la que existía el depósito de la mujer casada que “salía rana” (es decir, el derecho del marido a devolverla a su casa por lo que a él se le antojara) reconocido en el Código Civil hasta bien entrados los años 50 del pasado siglo.
Vivimos en una España en la que hasta bien entrados los años 70 del pasado siglo, una mujer casada no podía ni comprarse un coche sin el permiso de su marido. Vivimos en una España que no legalizó el divorcio hasta los años 80, ni equiparó a los hijos nacidos del mismo hombre, nacidos dentro o fuera del matrimonio, como legítimos todos (se castigaba con menos derechos a los hijos nacidos de la amante, concubina, querida, la otra, o como se denominara en aquella época de revolucionarias maneras a la pareja extramatrimonial). Vivimos en un país en el que el derecho al aborto no fue regulado hasta 1985, y en el que hoy en día los Juzgados de los Social están repletos de reclamaciones por despidos a mujeres embarazadas revestidos de “causas económicas de la empresa”.
Sí, todos conocemos de sobra el percal. Y el percal es que al conservadurismo rancio le toca los cataplines que el eternamente conocido como “sexo débil” tenga herramientas (mejorables) para defenderse de quienes siguen pensando que es natural y justificable eso de “la maté-violé porque era mía o porque ella quería”. Evidentemente, en su estrategia desesperada de distorsión de la realidad, no van a usar semejantes expresiones tan relevadoras, ahora te intentan meter con calzador que el sistema no funciona porque o bien es inquisitorial, o bien no sirve porque cada vez más mujeres son asesinadas (qué trabajito cuesta usar el verbo “asesinar” en vez de “morir” en estos temas).
No creo que el señor Carvalho se haya enfrentado a ningún sistema inquisitorial. Le han denunciado, no ha sido ni detenido, se le ha citado a declarar, ha acudido asistido de abogados, ha declarado con todas las garantías, no le han puesto ninguna medida cautelar y se ha ido para casa… Ya ven lo inquisitorial que ha sido el tema para el portugués…
Mención especial para el tan manido “el sistema no sirve porque el número de víctimas no baja”. Claro, ante eso, lo que hay que hacer es eliminar el sistema. Evidentemente, de un plumazo, regresemos a los tiempos del silencio y de la IGUALDAD como Dios manda. Volvamos a los tiempos de Ana Orantes, paliza va paliza viene, pero ojo con denunciar, que para ciertos foreros de Betisweb eres la lista que busca notoriedad, dinero, o una simple ventaja a la hora de emprender un divorcio.
Yo, personalmente, como profesional, abogo por que haya un mayor número de Juzgados especializados en la materia. Yo quiero más policías y guardias civiles especializados, más Jueces y Juezas, Fiscales y más medios materiales y humanos para proteger a las denunciantes, y respetar escrupulosamente los derechos de los detenidos. No basta con endurecer leyes ni las medidas cautelares, porque en ese camino se corre el riesgo de cometer severas injusticias.
Para mí, este debate, (que por cierto nada tiene que ver con lo que se le imputa a Carvalho) y otros que hemos tenido anteriormente, reflejan que el problema de fondo está en la (falta) de educación y formación en la materia. Además de en la absurda polarización de una sociedad que debería afrontar de una forma más madura un problema social de primerísima magnitud, y no que una parte de ella lo vea como un ataque a su integridad.
Dicho esto, William Carvalho se ha comportado como un verdadero impresentable. En un mundo ideal, un tipo que cobra millones por jugar al fútbol y que lo que tiene que hacer es entrenarse y cuidarse, y que hace esto (irse de fiesta cuando tiene previsto un entrenamiento por la mañana), debería ser enviado a la puñetera calle como se hizo con el canterano Calderón mes y medio después de haber debutado con el primer equipo, que fue despedido por un acto de indisciplina. Pero esto no es un mundo ideal, y los futbolistas, en parte porque los hinchas lo permitimos, gozan de absoluta impunidad en según qué situaciones. Una pena, la verdad.
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