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En el guión establecido de buenas caras y de expulsiones masivas que se había convertido el Betis, con tendidas de mano y buen rollito, han metido la pata.

Si ya que en la misma sala donde estaba Ruiz se hablase de temas absolutamente tabús a poco más de una semana del ya famoso 14 de julio, donde se presentó un señor con tan pocos papeles que el CSD niega la venta y eso que el CSD es como el mítico CANCERBERUS, pero sin CAN ni CERBERUS... Pues todo parecía que había cambiado, aparecieron personajes verdaderamente pintorescos, béticos de toda la vida se sumaban a béticos de toda la vida durante el último cuarto de hora. Se hacían mil y una promesas, todo iba a cambiar en cuestión de días... Pero ni un papel, ni una dimisión, ni una cara de esas tan duras que no han dado, eso, la cara ni en momentos dolorosísimos para el Real Betis.

Pero en el guión perfectamente orquestado se falló en una cosa... Algo que parecía que cerraba el círculo del buen rollito, la junta de accionistas extraordinaria que PNB solicitó porque como responsable de sindicación de 1000 accionistas así lo quisieron estos. Y como otra medida más dentro de las echadas de Momparlet o del mismísimo Iván... metieron esto en el paquete... y les ha estallado en la cara...

Quién iba a pensar que la justicia se iba a fijar en los desvaríos de un accionista que durante 18 años hasta compartía el cloro de su piscina con nuestro Betis??? Eso, pensarían, estaba más que atado... Para eso los abogados son tan carísimos, para que no haya cabos sueltos. A esa teoría se añadía lo curioso de un ministerio fiscal que donde el juez ve delito ellos ven, como mínimo, prescripción. Y el cabo suelto no fue un hilillo, fue toda una maroma que sacudió el invento.

Y el Borne es testigo mudo de la azaña... Una junta en el tejado contrario. Por favor que no se celebre, gritan por las esquinas los maquiavelos de turno. De un golpe lo que parecía el maquillaje perfecto, esa forma torticera pero efectiva de hacer pasar el tiempo para que el bético se conforme les juega una mala pasada. Se escuchan, a modo de raspaduras en el suelo, movimientos buscando la simpatía de antaño, los favores futuros, las ganas de ganarse a esos accionistas que nunca contaron y que ahora cuentan. Se buscan acciones para parar lo imparable. Se necesitan esos papelitos que durante 18 años se han mangoneado y se han escupido. Ahora sí, béticos, ahora vuestros papelitos valen y ellos están desesperados.

A los oficialistas, a los que creen que el que manda es sagrado, los tendrán ganados. Ellos no miran el daño, miran que el que manda manda y hay que apoyarlo porque manda. Ellos son así, tan cerrados que hacerles ver que supuestamente les han robado es como hacerles ver que el cielo se les cae encima. A los acólitos no hay manera, justifican tanto lo injustificable que levantan las manos alegres y ellos mismos se lo dicen felices: manos arriba esto es un atraco. A los que sucumben fácilmente a un carguito, a una milonga o a una caricia, es fácil, difícilmente se sentirán béticos antes que sumisos... Pero a todos los demás, a los que se consideran con la suficiente conciencia, responsabilidad y compromiso como para mirar al Betis devolviéndole todo aquello que el Betis le ha dado pido que actúen en consecuencia, ya sea con sus acciones como con sus otras acciones, haciendo ver en su entorno, en su peña, que la hora de los béticos ha llegado.

Ojalá me equivocase y del alma de algunos saliese ese bético que saben que está dentro de ellos, que se viesen liberados de ataduras morales o de otro tipo y diesen el paso por el que se les reconociese en el futuro, no por el legado que ya han dejado.

Son los otros los que han metido la pata, los que son capaces de todo por conservar el poder, los que son capaces incluso de llevarnos a cotas impensables de sufrimiento, y no por el destino, sino por el capricho.