Luis Oliver no debe seguir ni un minuto más en el Betis y, menos aún, al frente de él. El auto de la jueza lo deslegitima por mucho que en la cooptación trate de hallar un resquicio legal. Una vez que el beticismo se libró del yugo que lo ha sometido durante 18 eternos años, no puede permitir que sigan riéndose de él.
Y me temo que llegó el momento de un grupo de béticos que ha vivido muy cómodo a la sombra del autócrata derrocado. Pepe León, por su condición de presidente, y Rufino González y Manuel Castaño, por su hegemonía accionarial, deben actuar con celeridad antes de convertirse en proscritos. Lopera es un primer paso, el más importante, pero en el club aún hay cosas que limpiar antes de que asome la democracia. Y no es de recibo que alguien que no es bético atraviese mañana la puerta de cristales. Hoy, si ellos no quieren y al amparo de la Ley, ya no son cucharas. Hoy deben coger el cuchillo y el tenedor y, por una vez, hacerle un favor al Betis.
Porque lo que ellos llaman oposición no es más que un grupo de béticos como ellos. Y será en una Junta de Accionistas junto a éstos, o en pugna lícita y democrática contra éstos, donde debe nacer el nuevo orden del Betis. Pero, mientras, León y compañía han de desterrar cualquier atisbo de sospecha y diseñar una transición modélica, de béticos por el Betis, sólo de béticos.
Si el mensaje económico ha de ser de austeridad, el bético lo entenderá. Y sacará su carné de nuevo en masa para contribuir. Total, para ascender hay de sobra. Y más valen de nuevo 40.000 orgullosos e ilusionados en la grada que fulano con el borceguí atado. Al Betis, unido ya sin Lopera, no habrá quien lo pare. Pero antes hay tarea y no siempre saldrá al rescate esa especie de reina del juzgado. ¡Cucharas, os toca, Oliver es cosa vuestra!
P.S.: Y si Oliver, como dice, ha pagado 2,1 millones ya por unas acciones que hoy son papel mojado que le reclame el dinero a quien se las vendió. Pero que deje en paz al Betis y a los béticos, que merecen ser los dueños de su futuro.
http://blogs.grupojoly.com/meridona/
Y me temo que llegó el momento de un grupo de béticos que ha vivido muy cómodo a la sombra del autócrata derrocado. Pepe León, por su condición de presidente, y Rufino González y Manuel Castaño, por su hegemonía accionarial, deben actuar con celeridad antes de convertirse en proscritos. Lopera es un primer paso, el más importante, pero en el club aún hay cosas que limpiar antes de que asome la democracia. Y no es de recibo que alguien que no es bético atraviese mañana la puerta de cristales. Hoy, si ellos no quieren y al amparo de la Ley, ya no son cucharas. Hoy deben coger el cuchillo y el tenedor y, por una vez, hacerle un favor al Betis.
Porque lo que ellos llaman oposición no es más que un grupo de béticos como ellos. Y será en una Junta de Accionistas junto a éstos, o en pugna lícita y democrática contra éstos, donde debe nacer el nuevo orden del Betis. Pero, mientras, León y compañía han de desterrar cualquier atisbo de sospecha y diseñar una transición modélica, de béticos por el Betis, sólo de béticos.
Si el mensaje económico ha de ser de austeridad, el bético lo entenderá. Y sacará su carné de nuevo en masa para contribuir. Total, para ascender hay de sobra. Y más valen de nuevo 40.000 orgullosos e ilusionados en la grada que fulano con el borceguí atado. Al Betis, unido ya sin Lopera, no habrá quien lo pare. Pero antes hay tarea y no siempre saldrá al rescate esa especie de reina del juzgado. ¡Cucharas, os toca, Oliver es cosa vuestra!
P.S.: Y si Oliver, como dice, ha pagado 2,1 millones ya por unas acciones que hoy son papel mojado que le reclame el dinero a quien se las vendió. Pero que deje en paz al Betis y a los béticos, que merecen ser los dueños de su futuro.
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