http://www.abcdesevilla.es/20100709/...007090039.html
LO QUE NO SE VENDE DEL BETIS
ANTONIO BURGOS
Día 09/07/2010 - 07.03h
Este Oliver que dicen que ha comprado el Betis, manque nadie se crea que lo haya comprado, tiene un nombre que me suena. No, no me suena a eso en lo que, según le han contado, está usted pensando. Me suena a chorreón de Castilleja de la Cuesta. Si los apellidos tuvieran colores, el de Oliver sería celeste Calle Real, celeste «Virgen de la Concepción, qué bonita estás, Dios mío, cuando le dices adiós a la Virgen del Rocío, Rocío, Rocío», que cantaban los chorreones Hermanos Reyes. Oliver me suena también a una Triana antigua de alfar, fragua y Zurraque. A cantaor viejo cuyas soleares completas recuerda Emilio Jiménez Díaz y cuya biografía sacó Ángel Vela Nieto en la revista «Triana», que en paz descanse.
Siempre mantuve que el Betis es un acto de fe. Hay que tener mucha fe ahora para creer dos cosas: una, que Oliver ha comprado el Betis; y, otra, que Lopera ya no manda en el Betis. Mientras Heliópolis no sea de nuevo Heliópolis, es que Lopera sigue mandando. Haciendo creer que el Betis existe gracias a él, que nada hubo antes del 92 y de aquella noche aciaga de los avales. ¿Cómo es el segundo apellido de Lopera? ¿Es Avalos o es Avales? Avales que han tenido a nuestro Glorioso bajo unos usos de Chicago Años 30 de los que podrían hablar largo y tendido béticos insignes como Borbolla o Galera, que proceden los dos de la Universidad y no de la libreta de la dita.
Este Oliver con nombre de cantaor de Triana o de chorreón castillejero ha dicho una frase que como titular no está mal. Quiere cambiar «un Betis de libreta por un Betis de ordenador». ¿Qué libreta? ¿Pues qué libreta va a ser? La libreta del ditero, hijo. Aquella gorda libreta de hojas móviles, que se atornillaban con dos barras apretadas con tuercas de mariposa, con la que los diteros iban de corral en corral dando los disgustos más grandes del mundo a las marías asfixiadas que no podían pagarles la usura del dinero a ganancia. En manos de esa libreta de un ditero sin corazón ha estado un bien intangible, el patrimonio cultural, artístico, literario e inmaterial del Betis de nuestros sueños y de la Historia. El Betis de la Copa del Rey, de la Liga de la República, el Betis de Luis del Sol, el Eurobetis, el Betis de don Pascual Aparicio, el Betis de la bufanda verde de la Condesa de Barcelona, el Currobetis, el Betis de Rogelio, el Betis de Peral, Unamuno, Areso y Aedo, el Betis de las tanquetas de los italianos en el campo de Heliópolis, el Betis de tortilla y vagón de Tercera, el Betis del partido de Utrera, el Betis de Esnaola, el Betis de la fe y la esperanza, el sentimiento bético de la vida.
Aunque apretó las palomillas de su libreta de ditero para borrar la Historia, con nada de esto pudo Lopera, que negó la existencia de todo Betis anterior a su llegada, que para nosotros los béticos es como negar la existencia de Dios. Ni libreta de ditero de Lopera, ni ordenador de Oliver... o del que esté detrás de Oliver. Hay un Betis que como el cariño verdadero, ni se compra ni se vende. No hay millones en el mundo para comprar ese Betis, bien intangible, patrimonio sentimental que no se puede escriturar en una notaría ni apuntar en el Registro de la Propiedad, que es de los que somos béticos por razones estéticas. Se pueden comprar las acciones, nunca las ilusiones y las desilusiones del Betis. Lo demás es pelotazo, Chicago Años 30 y libreta de ditero. Manque sea pasada a ordenador.
LO QUE NO SE VENDE DEL BETIS
ANTONIO BURGOS
Día 09/07/2010 - 07.03h
Este Oliver que dicen que ha comprado el Betis, manque nadie se crea que lo haya comprado, tiene un nombre que me suena. No, no me suena a eso en lo que, según le han contado, está usted pensando. Me suena a chorreón de Castilleja de la Cuesta. Si los apellidos tuvieran colores, el de Oliver sería celeste Calle Real, celeste «Virgen de la Concepción, qué bonita estás, Dios mío, cuando le dices adiós a la Virgen del Rocío, Rocío, Rocío», que cantaban los chorreones Hermanos Reyes. Oliver me suena también a una Triana antigua de alfar, fragua y Zurraque. A cantaor viejo cuyas soleares completas recuerda Emilio Jiménez Díaz y cuya biografía sacó Ángel Vela Nieto en la revista «Triana», que en paz descanse.
Siempre mantuve que el Betis es un acto de fe. Hay que tener mucha fe ahora para creer dos cosas: una, que Oliver ha comprado el Betis; y, otra, que Lopera ya no manda en el Betis. Mientras Heliópolis no sea de nuevo Heliópolis, es que Lopera sigue mandando. Haciendo creer que el Betis existe gracias a él, que nada hubo antes del 92 y de aquella noche aciaga de los avales. ¿Cómo es el segundo apellido de Lopera? ¿Es Avalos o es Avales? Avales que han tenido a nuestro Glorioso bajo unos usos de Chicago Años 30 de los que podrían hablar largo y tendido béticos insignes como Borbolla o Galera, que proceden los dos de la Universidad y no de la libreta de la dita.
Este Oliver con nombre de cantaor de Triana o de chorreón castillejero ha dicho una frase que como titular no está mal. Quiere cambiar «un Betis de libreta por un Betis de ordenador». ¿Qué libreta? ¿Pues qué libreta va a ser? La libreta del ditero, hijo. Aquella gorda libreta de hojas móviles, que se atornillaban con dos barras apretadas con tuercas de mariposa, con la que los diteros iban de corral en corral dando los disgustos más grandes del mundo a las marías asfixiadas que no podían pagarles la usura del dinero a ganancia. En manos de esa libreta de un ditero sin corazón ha estado un bien intangible, el patrimonio cultural, artístico, literario e inmaterial del Betis de nuestros sueños y de la Historia. El Betis de la Copa del Rey, de la Liga de la República, el Betis de Luis del Sol, el Eurobetis, el Betis de don Pascual Aparicio, el Betis de la bufanda verde de la Condesa de Barcelona, el Currobetis, el Betis de Rogelio, el Betis de Peral, Unamuno, Areso y Aedo, el Betis de las tanquetas de los italianos en el campo de Heliópolis, el Betis de tortilla y vagón de Tercera, el Betis del partido de Utrera, el Betis de Esnaola, el Betis de la fe y la esperanza, el sentimiento bético de la vida.
Aunque apretó las palomillas de su libreta de ditero para borrar la Historia, con nada de esto pudo Lopera, que negó la existencia de todo Betis anterior a su llegada, que para nosotros los béticos es como negar la existencia de Dios. Ni libreta de ditero de Lopera, ni ordenador de Oliver... o del que esté detrás de Oliver. Hay un Betis que como el cariño verdadero, ni se compra ni se vende. No hay millones en el mundo para comprar ese Betis, bien intangible, patrimonio sentimental que no se puede escriturar en una notaría ni apuntar en el Registro de la Propiedad, que es de los que somos béticos por razones estéticas. Se pueden comprar las acciones, nunca las ilusiones y las desilusiones del Betis. Lo demás es pelotazo, Chicago Años 30 y libreta de ditero. Manque sea pasada a ordenador.
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