Llevo un viernes bastante jodido sólo de pensar lo que nos jugamos mañana. No dependemos de nosotros mismos, lo cual puede ser positivo y negativo a la vez. Pero no voy por ahí.
Abro pocos temas, la verdad. Pero aún siendo consciente de que soy un forero más bien poco participativo, conozco a casi todos bastante bien, ya que paso más tiempo en esta web que en casa de mi madre, que ya es decir. Aquí he reído a más no poder con algún que otro artista (como el que dijo aquello del 'Código Alvarinci', que todavía me hace carcajear sin vernir a cuento). También me he emocionado con textos de verdaderos ensayistas que pululan por aquí. He aprendido mucho de fútbol con gente que sabe muy bien de lo que habla, e incluso, si me apurais, he aprendido a comprender a los indecisos. También me he cabreado con más de un moderador por moderar más de la cuenta. Tampoco olvidaré nunca esa llamada telefónica de Pelusa invitándome a un evento al que el trabajo no me dejó asistir. Fue la primera vez en varios años que supe sentirme uno más de esta gran familia.
La cuestión es que todos, pensemos como pensemos o tengamos una concepción del Betis tan 'sui generis' como nos de la gana, nos encontramos ante un fin de semana especial. Ahora eso de "nos jugamos la vida" recobra una nueva dimensión, posiblemente definitiva y drástica. Y si algo nos une, tanto a los pesimistas como a los optimistas, es la actitud que tomaremos tras el pitido inicial de mañana. Unos daremos por hecho que seguiremos en segunda, y otros serán los más optimistas. Pero pase lo que pase, tras los 90 minutos más el descuento, todos vamos a llorar las mismas lágrimas, para bien o para mal. Y osaré decir que el que diga lo contrario miente. Porque el mismo Dolvi, realista donde los haya, dejará caer una lágrima verde y blanca cuando vea que, de nuevo, otra maldita vez, llevaba razón. O no, y tendremos que quitarle la razón.
Tampoco quiero enrollarme demasiado, en definitiva sólo quería decir que mañana, cuando den las 8 de la tarde, miles de personas compartiremos un sólo sentimiento, y que por ello, en este momento, el cuerpo me pide enviarles a todos, desde lo más profundo de mi corazón bético, un abrazo de esos que te hacen crujir las entrañas. Pase lo que pase.
Ojalá mañana a esta hora seamos equipo de primera división.
Abro pocos temas, la verdad. Pero aún siendo consciente de que soy un forero más bien poco participativo, conozco a casi todos bastante bien, ya que paso más tiempo en esta web que en casa de mi madre, que ya es decir. Aquí he reído a más no poder con algún que otro artista (como el que dijo aquello del 'Código Alvarinci', que todavía me hace carcajear sin vernir a cuento). También me he emocionado con textos de verdaderos ensayistas que pululan por aquí. He aprendido mucho de fútbol con gente que sabe muy bien de lo que habla, e incluso, si me apurais, he aprendido a comprender a los indecisos. También me he cabreado con más de un moderador por moderar más de la cuenta. Tampoco olvidaré nunca esa llamada telefónica de Pelusa invitándome a un evento al que el trabajo no me dejó asistir. Fue la primera vez en varios años que supe sentirme uno más de esta gran familia.
La cuestión es que todos, pensemos como pensemos o tengamos una concepción del Betis tan 'sui generis' como nos de la gana, nos encontramos ante un fin de semana especial. Ahora eso de "nos jugamos la vida" recobra una nueva dimensión, posiblemente definitiva y drástica. Y si algo nos une, tanto a los pesimistas como a los optimistas, es la actitud que tomaremos tras el pitido inicial de mañana. Unos daremos por hecho que seguiremos en segunda, y otros serán los más optimistas. Pero pase lo que pase, tras los 90 minutos más el descuento, todos vamos a llorar las mismas lágrimas, para bien o para mal. Y osaré decir que el que diga lo contrario miente. Porque el mismo Dolvi, realista donde los haya, dejará caer una lágrima verde y blanca cuando vea que, de nuevo, otra maldita vez, llevaba razón. O no, y tendremos que quitarle la razón.
Tampoco quiero enrollarme demasiado, en definitiva sólo quería decir que mañana, cuando den las 8 de la tarde, miles de personas compartiremos un sólo sentimiento, y que por ello, en este momento, el cuerpo me pide enviarles a todos, desde lo más profundo de mi corazón bético, un abrazo de esos que te hacen crujir las entrañas. Pase lo que pase.
Ojalá mañana a esta hora seamos equipo de primera división.
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