El Betis teme no poder afrontar sus pagos y prevé acogerse a la Ley Concursal si no asciende / La plantilla cuesta 25 millones.
El pasado 11 de mayo, los capitanes del Betis Rivas, Arzu, Melli y Nano se presentaron en la oficina de Manuel Ruiz de Lopera en la calle Jabugo. El objetivo de la reunión era limar asperezas después de haber sido descalificados desde la misma radio oficial del club. El equipo venía de empatar con el Murcia y su entrenador, Víctor Fernández, había catalogado como «una quimera» el ascenso. La reunión terminó siendo perturbadora para los futbolistas béticos. Sí, Lopera les prometió calma y unidad a cambio de que ellos dieran todo sobre el campo. Pero también les recordó lo mucho que se jugaban: por resumir, su sueldo.
Por si acaso, Lopera se lo volvió a repetir anoche a los cuatro capitanes, después de que su ardid se desinflara con el pinchazo de Salamanca. El mensaje al exterior es de unidad y de confianza en el milagro. La realidad es desesperada.
La realidad es que las fichas del plantel bético se elevan este año hasta los 25 millones de euros (el Levante ha ascendido con un presupuesto total de 7 millones), que el grueso de ese dinero lo cobran ¡como primas ya terminada la temporada! y que el club difícilmente podría hacer frente a tal gasto si no sube a Primera y recupera el contrato televisivo (en suspenso este año y que se reactiva automáticamente en Primera, 135 millones por cinco años, 27 kilos por curso).
Los jugadores mascaron la noticia con auténtica desazón. En cierta medida, ellos se lo han buscado al aceptar las condiciones a las que obliga Lopera, que en el pasado han venido motivando líos continuos y numerosas denuncias de impagos por parte de futbolistas que han abandonado el club.
El problema principal radica en que los jugadores cobran el grueso, muy grueso, de sus contratos cuando termina la temporada, con pagarés y cuatro plazos, desde septiembre hasta diciembre (ver apoyo).
Cuando Lopera dice que el Betis está al día en los pagos a todos sus futbolistas no miente. Pero hay truco. Lo que el Betis paga mensualmente durante la temporada es el contrato federativo, una parte menor de la ficha, mayormente remunerada con sus derechos de imagen. Ésos los satisface Lopera, como primas, ya muy avanzada la siguente temporada, en los cuatro últimos meses del año.
Hoy, a falta de una jornada para que acabe el campeonato, la mayoría de futbolistas del Betis han cobrado una parte exigua de sus contratos. Y ya saben que, si el sábado (la jornada se ha fijado a las 18 horas) no han sumado un punto más que el Hércules será muy difícil que cobren el resto.
El club, y en particular su vicepresidente económico Ángel Martín, ya ha estudiado la opción de declararse en quiebra y acogerse a la Ley Concursal. Antes intentará vender a sus últimos activos (Emaná, Sergio García, Nelson...) y engordar una tesorería muy maltrecha. La situación de crisis económica no le ayuda en tal propósito.
El Betis, entonces aún en Primera, registró pérdidas de 13,4 millones de euros en su último balance. En su informe, los auditores del club destacaban «un fondo de maniobra negativo de 14 millones» y «la reducción de ingresos al militar en Segunda» como «circunstancias de duda sobre aplicación de empresa en funcionamiento».
El futuro lo confiaban a «la venta de activos no críticos (futbolistas)» y en un rápido ascenso. Curiosamente, si el Betis se declara en quiebra, su principal acreedor sería Lopera, que dice tener avalados 42 millones al club.
En el contrato con Bsport, el Betis detallaba su peculiar sistema de pagos: «Todos los jugadores de la plantilla del Real Betis cobran cantidades a cuenta de su ficha o de su contrato federativo, y cuando termina la Liga, los días 30 de junio de cada año, el Real Betis les paga el resto en pagarés con vencimientos los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de ese mismo año, pero que ya corresponden a la temporada siguiente».
"...si el Betis se declara en quiebra, su principal acreedor sería Lopera..."
Por Antonio Félix, Diario El Mundo, 15 de Junio de 2009.
El pasado 11 de mayo, los capitanes del Betis Rivas, Arzu, Melli y Nano se presentaron en la oficina de Manuel Ruiz de Lopera en la calle Jabugo. El objetivo de la reunión era limar asperezas después de haber sido descalificados desde la misma radio oficial del club. El equipo venía de empatar con el Murcia y su entrenador, Víctor Fernández, había catalogado como «una quimera» el ascenso. La reunión terminó siendo perturbadora para los futbolistas béticos. Sí, Lopera les prometió calma y unidad a cambio de que ellos dieran todo sobre el campo. Pero también les recordó lo mucho que se jugaban: por resumir, su sueldo.
Por si acaso, Lopera se lo volvió a repetir anoche a los cuatro capitanes, después de que su ardid se desinflara con el pinchazo de Salamanca. El mensaje al exterior es de unidad y de confianza en el milagro. La realidad es desesperada.
La realidad es que las fichas del plantel bético se elevan este año hasta los 25 millones de euros (el Levante ha ascendido con un presupuesto total de 7 millones), que el grueso de ese dinero lo cobran ¡como primas ya terminada la temporada! y que el club difícilmente podría hacer frente a tal gasto si no sube a Primera y recupera el contrato televisivo (en suspenso este año y que se reactiva automáticamente en Primera, 135 millones por cinco años, 27 kilos por curso).
Los jugadores mascaron la noticia con auténtica desazón. En cierta medida, ellos se lo han buscado al aceptar las condiciones a las que obliga Lopera, que en el pasado han venido motivando líos continuos y numerosas denuncias de impagos por parte de futbolistas que han abandonado el club.
El problema principal radica en que los jugadores cobran el grueso, muy grueso, de sus contratos cuando termina la temporada, con pagarés y cuatro plazos, desde septiembre hasta diciembre (ver apoyo).
Cuando Lopera dice que el Betis está al día en los pagos a todos sus futbolistas no miente. Pero hay truco. Lo que el Betis paga mensualmente durante la temporada es el contrato federativo, una parte menor de la ficha, mayormente remunerada con sus derechos de imagen. Ésos los satisface Lopera, como primas, ya muy avanzada la siguente temporada, en los cuatro últimos meses del año.
Hoy, a falta de una jornada para que acabe el campeonato, la mayoría de futbolistas del Betis han cobrado una parte exigua de sus contratos. Y ya saben que, si el sábado (la jornada se ha fijado a las 18 horas) no han sumado un punto más que el Hércules será muy difícil que cobren el resto.
El club, y en particular su vicepresidente económico Ángel Martín, ya ha estudiado la opción de declararse en quiebra y acogerse a la Ley Concursal. Antes intentará vender a sus últimos activos (Emaná, Sergio García, Nelson...) y engordar una tesorería muy maltrecha. La situación de crisis económica no le ayuda en tal propósito.
El Betis, entonces aún en Primera, registró pérdidas de 13,4 millones de euros en su último balance. En su informe, los auditores del club destacaban «un fondo de maniobra negativo de 14 millones» y «la reducción de ingresos al militar en Segunda» como «circunstancias de duda sobre aplicación de empresa en funcionamiento».
El futuro lo confiaban a «la venta de activos no críticos (futbolistas)» y en un rápido ascenso. Curiosamente, si el Betis se declara en quiebra, su principal acreedor sería Lopera, que dice tener avalados 42 millones al club.
En el contrato con Bsport, el Betis detallaba su peculiar sistema de pagos: «Todos los jugadores de la plantilla del Real Betis cobran cantidades a cuenta de su ficha o de su contrato federativo, y cuando termina la Liga, los días 30 de junio de cada año, el Real Betis les paga el resto en pagarés con vencimientos los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de ese mismo año, pero que ya corresponden a la temporada siguiente».
"...si el Betis se declara en quiebra, su principal acreedor sería Lopera..."
Por Antonio Félix, Diario El Mundo, 15 de Junio de 2009.
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