Si estamos donde estamos, o sea, estamos todavía con posibilidades de subir a primera, se lo debemos a un jugador que no lo marcan ni los rivales. Es significativo, y doloroso, ver como hay jugadas de ataque que directamente van dos defensas por el lateral y pasan completamente de marcar a este jugador. Es doloroso porque es humano y es del Betis.
Quizá en esa anarquía de pollo sin cabeza haya visto Víctor la valía, si es que la tenía, de este jugador. En sus pases inútiles encontramos un punto en Huesca y otro ayer en Salamanca. Pases que no tenían el más absoluto de los peligros y eso era lo peligroso.
Quizá, igual que la mayoría, salgan de aquí y los veamos jugando más o menos decentemente en otros clubes, aquí simplemente están. Ayer jugó de delantero (Ay de delantero).
Quizá Víctor, quisiste jugar a esa suerte cuando mirabas al banquillo y veías nada. Cuando lo que pediste allí no estaba.
Pero todos los quizás nos llevan a otra encrucijada a la que nunca debimos llegar, pero que tenemos la sensación de que íbamos abocados a ella, a pesar del sentimiento general y generalizado de que íbamos a tomarnos un pequeño respiro con el ascenso, pero sólo un pequeño respiro, porque los deberes que nos quedan a los béticos son muchos y profundos.
Mientras, junto con Pavone, el respiro viene por parte de un jugador que tiene en el no juego, curiosamente, su principal arma.
Ojalá sea un tanto suyo, de rebote en un centro desacertado el que nos lleve a primera... Ojalá, aunque este ojalá pueda cargarse de ironía, de mal gusto y de tristeza.
Quizá en esa anarquía de pollo sin cabeza haya visto Víctor la valía, si es que la tenía, de este jugador. En sus pases inútiles encontramos un punto en Huesca y otro ayer en Salamanca. Pases que no tenían el más absoluto de los peligros y eso era lo peligroso.
Quizá, igual que la mayoría, salgan de aquí y los veamos jugando más o menos decentemente en otros clubes, aquí simplemente están. Ayer jugó de delantero (Ay de delantero).
Quizá Víctor, quisiste jugar a esa suerte cuando mirabas al banquillo y veías nada. Cuando lo que pediste allí no estaba.
Pero todos los quizás nos llevan a otra encrucijada a la que nunca debimos llegar, pero que tenemos la sensación de que íbamos abocados a ella, a pesar del sentimiento general y generalizado de que íbamos a tomarnos un pequeño respiro con el ascenso, pero sólo un pequeño respiro, porque los deberes que nos quedan a los béticos son muchos y profundos.
Mientras, junto con Pavone, el respiro viene por parte de un jugador que tiene en el no juego, curiosamente, su principal arma.
Ojalá sea un tanto suyo, de rebote en un centro desacertado el que nos lleve a primera... Ojalá, aunque este ojalá pueda cargarse de ironía, de mal gusto y de tristeza.
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