La juez del delito societario recibe el alucinante contrato de venta de Lopera a 'Bsport' por 70 millones
La instrucción del caso por los supuestos delitos societarios y de apropiación indebida cometidos por Manuel Ruiz de Lopera en el Betis sigue ofreciendo datos increíbles.
Al esperpento llega uno de los últimos documentos aportados a la causa que dirige la juez Mercedes Alaya. Se trata del contrato de venta de las acciones de Lopera (a través de su sociedad Farusa, Familia Ruiz Ávalos, SA) a Bsport, aquel peripatético grupo que llegó a proclamarse como nuevo dueño del Betis.
Su razón tenía porque, efectivamente, el 29 de julio de 2008, Lopera y una cohorte de testaferros (todos hoy imputados junto a él en Instrucción 6) firmaron la venta de sus acciones (60.327, el 51,34 % del club) por ¡70 millones de euros!
La pandilla de Bsport (el anticuario retirado Mariano Fernández, Juan de Dios Donayre, Pedro Muñoz y el futurible presidente Francisco Sánchez Quintana) descorchó el champán. Todo quedaba «sólo pendiente de Escrituración Pública». Y, justamente, todo quedó ahí. De la noche a la mañana, Lopera declaró insolvente a Bsport y les cerró las puertas de Jabugo.
En cualquier caso, el contrato firmado da una idea bastante exacta del desvarío de la cúpula directiva verdiblanca y de sus prioridades con respecto al club.
1: 10 millones de señal 'penitente' y Encadesa adentro
«El precio libremente convenido (de la compraventa)» se fijó en «70 millones de euros», de los que Bsport entregó en aquel acto «10 millones mediante pagaré número 6.005.912-1 en la sucursal de La Caixa de Avenida Eduardo Dato (...) en señal de arras penitenciales».
El resto debía abonarlo en dos plazos en octubre de 2009 y 2010. Y hasta que no los satisfaciera quedaba obligado, por ejemplo, a «asumir íntegramente en el Betis a la plantilla de Encadesa», una empresa fantasma de Lopera que, según la investigación judicial, desvió decenas de millones de euros del club.
2: Un millón para Lopera si vuelven Serra, Galera... o su busto
Unos que hay que meter y otros que no pueden entrar. La inquina de Lopera contra su predecesor y contra el entrenador que más títulos le hizo ganar queda patente en el punto g:
«La sociedad adquiriente y el Real Betis se comprometen y obligan a no permitir el acceso a ningún cargo en el Real Betis Balompié ni en su consejo de administración ni en su equipo técnico a Hugo Galera Davidsón (sic), Lorenzo Serra Ferrer ni a ninguno de los querellantes o denunciantes de los procedimientos planteados al Real Betis».
Lopera mostró un especial celo en asegurarse. Si Bsport lograba pagar todos los plazos de los 70 millones y decidía alterar esto quedaba «comprometido a indemnizar a Farusa (la sociedad de Lopera) con 1.000.000 de euros por cada uno de los incumplimientos de las prohibiciones establecidas en el presente apartado».
Pero es que la cosa no se quedó ahí: «Igual indemnización tendrá derecho a percibir Farusa para el supuesto de que el busto o relieve del sr. Galera Davidson fuera colocado en el exterior del estadio».
3: Cambiarle el nombre al campo, una ruina para el Betis
Lopera sólo se mostró más meticuloso en otro apartado, el referido al nombre del estadio. «i) El Real Betis y la sociedad adquiriente se comprometen y obligan a no modificar el nombre del estadio Manuel Ruiz de Lopera que viene establecido tanto para el estadio principal como para las instalaciones deportivas complementarias (...) La vulneración de este compromiso conllevará una penalización solidaria para el club y el accionista mayoritario de 5.000.000 de euros a favor de Farusa».
4: Y Lopera pasa a ser... ¡consejero adjunto al presidente!
Y todo esto para que Lopera siguiera mandando. «Es voluntad de la sociedad adquiriente mantener a D. Manuel Ruiz de Lopera en el consejo directivo, atribuyéndole el cargo de Consejero-General Adjunto a la Presidencia (...) para que en lo sucesivo intervenga y asesore en las actividades societarias y deportivas del club». Por cierto, el dirigente también blindó a su guardia pretoriana, obligando a los nuevos dueños a cobijar en el club desde al gerente González Flores y el jefe de prensa Iván Larriba hasta al bufete Montero Aramburu (que representa a Lopera en el caso del delito societario) o a Miguel Ángel Garrido Riosalido (de la nueva auditoría).
Por Antonio Félix, Diario El Mundo
Sin palabras me quedao
La instrucción del caso por los supuestos delitos societarios y de apropiación indebida cometidos por Manuel Ruiz de Lopera en el Betis sigue ofreciendo datos increíbles.
Al esperpento llega uno de los últimos documentos aportados a la causa que dirige la juez Mercedes Alaya. Se trata del contrato de venta de las acciones de Lopera (a través de su sociedad Farusa, Familia Ruiz Ávalos, SA) a Bsport, aquel peripatético grupo que llegó a proclamarse como nuevo dueño del Betis.
Su razón tenía porque, efectivamente, el 29 de julio de 2008, Lopera y una cohorte de testaferros (todos hoy imputados junto a él en Instrucción 6) firmaron la venta de sus acciones (60.327, el 51,34 % del club) por ¡70 millones de euros!
La pandilla de Bsport (el anticuario retirado Mariano Fernández, Juan de Dios Donayre, Pedro Muñoz y el futurible presidente Francisco Sánchez Quintana) descorchó el champán. Todo quedaba «sólo pendiente de Escrituración Pública». Y, justamente, todo quedó ahí. De la noche a la mañana, Lopera declaró insolvente a Bsport y les cerró las puertas de Jabugo.
En cualquier caso, el contrato firmado da una idea bastante exacta del desvarío de la cúpula directiva verdiblanca y de sus prioridades con respecto al club.
1: 10 millones de señal 'penitente' y Encadesa adentro
«El precio libremente convenido (de la compraventa)» se fijó en «70 millones de euros», de los que Bsport entregó en aquel acto «10 millones mediante pagaré número 6.005.912-1 en la sucursal de La Caixa de Avenida Eduardo Dato (...) en señal de arras penitenciales».
El resto debía abonarlo en dos plazos en octubre de 2009 y 2010. Y hasta que no los satisfaciera quedaba obligado, por ejemplo, a «asumir íntegramente en el Betis a la plantilla de Encadesa», una empresa fantasma de Lopera que, según la investigación judicial, desvió decenas de millones de euros del club.
2: Un millón para Lopera si vuelven Serra, Galera... o su busto
Unos que hay que meter y otros que no pueden entrar. La inquina de Lopera contra su predecesor y contra el entrenador que más títulos le hizo ganar queda patente en el punto g:
«La sociedad adquiriente y el Real Betis se comprometen y obligan a no permitir el acceso a ningún cargo en el Real Betis Balompié ni en su consejo de administración ni en su equipo técnico a Hugo Galera Davidsón (sic), Lorenzo Serra Ferrer ni a ninguno de los querellantes o denunciantes de los procedimientos planteados al Real Betis».
Lopera mostró un especial celo en asegurarse. Si Bsport lograba pagar todos los plazos de los 70 millones y decidía alterar esto quedaba «comprometido a indemnizar a Farusa (la sociedad de Lopera) con 1.000.000 de euros por cada uno de los incumplimientos de las prohibiciones establecidas en el presente apartado».
Pero es que la cosa no se quedó ahí: «Igual indemnización tendrá derecho a percibir Farusa para el supuesto de que el busto o relieve del sr. Galera Davidson fuera colocado en el exterior del estadio».
3: Cambiarle el nombre al campo, una ruina para el Betis
Lopera sólo se mostró más meticuloso en otro apartado, el referido al nombre del estadio. «i) El Real Betis y la sociedad adquiriente se comprometen y obligan a no modificar el nombre del estadio Manuel Ruiz de Lopera que viene establecido tanto para el estadio principal como para las instalaciones deportivas complementarias (...) La vulneración de este compromiso conllevará una penalización solidaria para el club y el accionista mayoritario de 5.000.000 de euros a favor de Farusa».
4: Y Lopera pasa a ser... ¡consejero adjunto al presidente!
Y todo esto para que Lopera siguiera mandando. «Es voluntad de la sociedad adquiriente mantener a D. Manuel Ruiz de Lopera en el consejo directivo, atribuyéndole el cargo de Consejero-General Adjunto a la Presidencia (...) para que en lo sucesivo intervenga y asesore en las actividades societarias y deportivas del club». Por cierto, el dirigente también blindó a su guardia pretoriana, obligando a los nuevos dueños a cobijar en el club desde al gerente González Flores y el jefe de prensa Iván Larriba hasta al bufete Montero Aramburu (que representa a Lopera en el caso del delito societario) o a Miguel Ángel Garrido Riosalido (de la nueva auditoría).
Por Antonio Félix, Diario El Mundo
Sin palabras me quedao
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