Una inopinada crónica del Betis-Levante (*)
Pitufos y pericos cabalgan la ola pirata. Muchos niños en el estadio. A pesar del día, a pesar de la hora. A pesar de Don Javier que mandó ayer muchos deberes. Me habéis pillado, soy de otra generación: casi nadie llama ya a los profesores de esa manera. Mal hecho. De todos modos, la pequeña infantería ha acudido a la cita superando adversidades de toda índole. Bien hecho. Delante de mí había otro pitufo, P. Pitufo, en persona, en la camiseta. Y a mi derecha un perico con su señora. No es un chiste. Un perico muy amable que me felicitó al terminar el encuentro y que ha disfrutado del espectacular ambiente que desbordaba las gradas. Un perico en busca de equipo, porque no le hace ningún chiste que su club sea usado por los independentistas. "Hágase del Betis", mi humilde recomendación. Pasará lo que tenga que pasar, pues sí. Todos distintos, tantos yos y tantas circunstancias, pero cuando llega la ola todos, pitufos, pericos y testigos nos subimos a ella. Tres a cero, ambiente espectacular, no podría ser mejor. Sí, podría serlo: podría abordarnos por megafonía la canción pirata que resuena en mi cabeza desde hace dos días, gracias a un forero verdi&blanco. Hooray! Nadie es perfecto.
La Universidad de la calle. El partido era para universitarios que dejaron de pisar suelo académico hace siglos, que nunca lo pisaron o nunca lo pisarán. Todo vale para llenar el plato. Todos son bienvenidos. Esta vez perdonamos la vida a los que acreditan su aprendizaje callejero con el papel de la palabra. La calle es de los béticos. Y los autobuses, y los coches y las motos. En tres horas se mueven por los alrededores más pulmones y manos que seres humanos y canes viven en alguna capital de provincia. Esto sí que es para que lo estudien los universitarios. ¿Para cuándo el estudio de la Universidad de Michigan sobre la afición bética? No se molesten, no se puede explicar. No todos pueden ser perfectos.
Obediencia a las leyes. La gente de bien obedece las leyes y respeta el orden establecido. Los béticos somos gentes de bien y aceptamos las leyes que rigen en nuestro equipo. Respetamos la separación de poderes. El poder legislativo de Guardado, el que aprueba las leyes de los partidos para que todos jueguen a lo que él quiera. El poder judicial de Javi García, en cuyos pies y cabeza se asegura la aplicación de la ley mexicana y la resolución de los conflictos verdiblancos. Y el poder ejecutivo de la defensa, que hace cumplir la ley a los insubordinados rivales. Es el orden democrático que permite el progreso de Fabián, el bienestar de Joaquín y el desarrollo de los delanteros. Es un cuento de hadas, pero ayer tuvo un final feliz. De vuelta a casa soñamos con romper lazos, con independizarnos de la tristeza pasada. El Betis fue (casi) perfecto.
(*) No acostumbro a abrir temas. Ruego a los moderadores que muevan el hilo si lo creen conveniente, pero he estado en el estadio después de muchos años y la experiencia ha sido maravillosa en muchos sentidos. Me apetecía abrir un tema hablando de lo vivido y el insomnio ha querido hacer el resto. No he resistido a la tentación de exteriorizarlo de esta manera.
Hooray!
Pitufos y pericos cabalgan la ola pirata. Muchos niños en el estadio. A pesar del día, a pesar de la hora. A pesar de Don Javier que mandó ayer muchos deberes. Me habéis pillado, soy de otra generación: casi nadie llama ya a los profesores de esa manera. Mal hecho. De todos modos, la pequeña infantería ha acudido a la cita superando adversidades de toda índole. Bien hecho. Delante de mí había otro pitufo, P. Pitufo, en persona, en la camiseta. Y a mi derecha un perico con su señora. No es un chiste. Un perico muy amable que me felicitó al terminar el encuentro y que ha disfrutado del espectacular ambiente que desbordaba las gradas. Un perico en busca de equipo, porque no le hace ningún chiste que su club sea usado por los independentistas. "Hágase del Betis", mi humilde recomendación. Pasará lo que tenga que pasar, pues sí. Todos distintos, tantos yos y tantas circunstancias, pero cuando llega la ola todos, pitufos, pericos y testigos nos subimos a ella. Tres a cero, ambiente espectacular, no podría ser mejor. Sí, podría serlo: podría abordarnos por megafonía la canción pirata que resuena en mi cabeza desde hace dos días, gracias a un forero verdi&blanco. Hooray! Nadie es perfecto.
La Universidad de la calle. El partido era para universitarios que dejaron de pisar suelo académico hace siglos, que nunca lo pisaron o nunca lo pisarán. Todo vale para llenar el plato. Todos son bienvenidos. Esta vez perdonamos la vida a los que acreditan su aprendizaje callejero con el papel de la palabra. La calle es de los béticos. Y los autobuses, y los coches y las motos. En tres horas se mueven por los alrededores más pulmones y manos que seres humanos y canes viven en alguna capital de provincia. Esto sí que es para que lo estudien los universitarios. ¿Para cuándo el estudio de la Universidad de Michigan sobre la afición bética? No se molesten, no se puede explicar. No todos pueden ser perfectos.
Obediencia a las leyes. La gente de bien obedece las leyes y respeta el orden establecido. Los béticos somos gentes de bien y aceptamos las leyes que rigen en nuestro equipo. Respetamos la separación de poderes. El poder legislativo de Guardado, el que aprueba las leyes de los partidos para que todos jueguen a lo que él quiera. El poder judicial de Javi García, en cuyos pies y cabeza se asegura la aplicación de la ley mexicana y la resolución de los conflictos verdiblancos. Y el poder ejecutivo de la defensa, que hace cumplir la ley a los insubordinados rivales. Es el orden democrático que permite el progreso de Fabián, el bienestar de Joaquín y el desarrollo de los delanteros. Es un cuento de hadas, pero ayer tuvo un final feliz. De vuelta a casa soñamos con romper lazos, con independizarnos de la tristeza pasada. El Betis fue (casi) perfecto.
(*) No acostumbro a abrir temas. Ruego a los moderadores que muevan el hilo si lo creen conveniente, pero he estado en el estadio después de muchos años y la experiencia ha sido maravillosa en muchos sentidos. Me apetecía abrir un tema hablando de lo vivido y el insomnio ha querido hacer el resto. No he resistido a la tentación de exteriorizarlo de esta manera.
Hooray!
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