La temporada 1985/86 empezaba para el Betis con muchas dudas. Julio Cardeñosa colgaba las botas, Esnaola hacía lo propio con sus guantes y Don Rafael Gordillo Vázquez decía hasta luego al Betis para poner rumbo a Madrid. Y fue ese año, en que tres leyendas abandonaban la disciplina verdiblanca, cuando el beticismo vivió con alegría la eclosión como futbolista de primer nivel de un muchachito delgadísimo que se había criado en las letanías y que la temporada anterior había debutado ya con el equipo de la palmera. Su nombre era Gabino Rodríguez. El que les escribe vio a Gabino jugar con la camisola verdiblanca tan solo dos temporadas, y ya en su segunda etapa como bético. Era un jugador imprevisible, capaz de lo mejor y de lo peor, no se me olvidará jamás una espectacular jugada en la que “el letanías” cogió la pelota en el centro del campo, fue sorteando rivales hasta plantarse solo delante del portero, y cuando había hecho lo más difícil a base de regates y fintas imposibles, se dejó el balón atrás. El run-run inundó el Villamarín, y es que esa jugada definía perfectamente a nuestro Gabino: impredecible, rebelde, guadianesco y genial. Dependía, como los artistas, única y exclusivamente de la inspiración que tuviera esa tarde. Gabino era simple y llanamente arte, puro Betis. Y jugaba como se juega en la calle, con maneras insolentes, con un desparpajo y una frescura ilimitada, siempre descarado, eternamente atrevido e intuitivo, era capaz de ridiculizar a la defensa más pintada a pesar de contar con un físico escasísimo. Gabino, con su legendaria venda en la muñeca izquierda, era uno de esos ejemplares únicos de lo que se ha dado en llamar “La escuela sevillana”. Como él mismo reconoce, si hubiera tenido un mayor equilibrio mental hubiera sido un auténtico crack, aunque quizás, esa cabeza dislocada y la pasión desmedida que desprendía en cada gesto, eran lo que le convertía en un jugador especial.
Después de colgar las botas vivió momentos realmente complicados, con veinte años había conocido las mieles del éxito y ganado mucho dinero en Español y Betis, a los 33, estaba arruinado. No supo digerir el éxito. Pero su pundonor y su categoría como persona, además del apoyo de su mujer, hicieron que se pusiera a estudiar a los 34 años, y consiguiera sacarse el Bachillerato mientras trabajaba en una lavandería. Poco a poco fue limpiando su leyenda negra, trabajó de utillero en el Ceuta, se sacó su título de entrenador e incluso llegó a ser ayudante de Iñaki Sáez en la sub-16 antes de iniciar su carrera profesional como entrenador en el banquillo del modesto C.D. Quintanar del Rey. Gabino Rodríguez -siempre genio y figura- supo sobreponerse a momentos durísimos a lo largo de su vida, momentos que le han hecho saber valorar lo que tiene y lo que tuvo: ser futbolista del Real Betis Balompié, S.A.D. Es por ello que hoy día recuerda con orgullo como supo salir del bache y utiliza esa experiencia para transmitir a los cadetes B del Betis toda esa fuerza y sabiduría que ha ido acumulando a lo largo de su ajetreada existencia. Gabino es un ejemplo de valentía, de cómo afrontar la vida a pesar de lo inevitable de sentir miedo ante el futuro, es por eso que suele recordar las palabras que le dedicó Rogelio el día que debutó en Primera, en el viejo Atocha: "¿Tienes miedo de esos centrales?", le preguntó; "yo debuté contra el Atlético y estaba Griffa, que era como esos dos juntos. Yo jugaba con el 11 y era tan fino que llevaba un 1 en la espalda y otro en la mano. Venga, a jugar".
Gabino Rodríguez Rodríguez, la escuela sevillana, la inspiración, el regate, el arte, la calle… el Betis.
www.mibetisdesiempre.blogspot.com
Después de colgar las botas vivió momentos realmente complicados, con veinte años había conocido las mieles del éxito y ganado mucho dinero en Español y Betis, a los 33, estaba arruinado. No supo digerir el éxito. Pero su pundonor y su categoría como persona, además del apoyo de su mujer, hicieron que se pusiera a estudiar a los 34 años, y consiguiera sacarse el Bachillerato mientras trabajaba en una lavandería. Poco a poco fue limpiando su leyenda negra, trabajó de utillero en el Ceuta, se sacó su título de entrenador e incluso llegó a ser ayudante de Iñaki Sáez en la sub-16 antes de iniciar su carrera profesional como entrenador en el banquillo del modesto C.D. Quintanar del Rey. Gabino Rodríguez -siempre genio y figura- supo sobreponerse a momentos durísimos a lo largo de su vida, momentos que le han hecho saber valorar lo que tiene y lo que tuvo: ser futbolista del Real Betis Balompié, S.A.D. Es por ello que hoy día recuerda con orgullo como supo salir del bache y utiliza esa experiencia para transmitir a los cadetes B del Betis toda esa fuerza y sabiduría que ha ido acumulando a lo largo de su ajetreada existencia. Gabino es un ejemplo de valentía, de cómo afrontar la vida a pesar de lo inevitable de sentir miedo ante el futuro, es por eso que suele recordar las palabras que le dedicó Rogelio el día que debutó en Primera, en el viejo Atocha: "¿Tienes miedo de esos centrales?", le preguntó; "yo debuté contra el Atlético y estaba Griffa, que era como esos dos juntos. Yo jugaba con el 11 y era tan fino que llevaba un 1 en la espalda y otro en la mano. Venga, a jugar".
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