Por el mero hecho de conocerse el proceso de imputación en el que se halla inmerso el principal accionista de la Entidad, debe ser un claro e imprescindible detonante para que la Afición comience a mover ficha de una vez por todas. En el pasado del Club Verdiblanco existen dos precedentes distintos en su contenido, pero reflejados en la forma en que la Afición protestó contra quienes en aquellos momentos dirigieron la nave blanquiverde. Las nuevas generaciones quizá no tengan constancia física de aquellas situaciones, puesto que muchos no habían siquiera nacido o eran muy jóvenes.
I) LA GRAN BRONCA A PASCUAL APARICIO, EN 1951. EL PRESIDENTE PRESENTA SU DIMISIÓN ESE MISMO DÍA
"el 16 de septiembre, el Betis cae estrepitosamente derrotado ante el CD Almería por 1 gol a 3. Se producen protestas y discusiones entre aficionados y directivos del Club, durante y después del partido.
El miércoles 19 de septiembre, la prensa anuncia una reunión o asamblea para el día siguiente, de toda la Junta Directiva del Real Betis Balompié.
Por fin, el jueves 20 de septiembre, se produce la dimisión de carácter irrevocable de toda la Junta Directiva Verdiblanca, junto a Pascual Aparicio a la cabeza de la misma. Al margen de lo publicado por la prensa, según palabras de D. Alfonso Jaramillo, Aparicio presentó ante la Directiva la dimisión tras finalizar el partido contra el Almería. Efectivamente, pues junto a Aparicio dimitió toda su Plana Mayor, encontrándose en la misma el mencionado Jaramillo"
D. Pascual Aparicio, bético donde los haya, siempre fue una persona honrada, educada y cabal. Según viejos conocedores del Beticismo de entonces como el desaparecido Juan Petralanda o el mismo Alfonso Jaramillo, puso de su cartera casi dos millones de pesetas de la época. El mismo Manolo Rodríguez, nos narra en su Historia del Real Betis Balompié publicada por Ediciones BEA en 1981, que "de su bolsillo se costearon las camisetas, los desplazamientos....qué duda cabe que sin Pascual Aparicio el Betis no habría sobrevivido". Tras su mandato, Aparicio dejó una escasa deuda de diez mil pesetas y la Junta Gestora de D. Evaristo Pérez solventó sin problemas aquel débito. Aparicio, tras recibir el desagrado de la Afición se marchó tras cuatro años de sudores y de darlo todo por el Betis, dejando ese Betis a los béticos.
II) DIEZ MIL PERSONAS ABRONCAN A RETAMERO EN 1988 Y RETAMERO DIMITE
Con una deuda casi insostenible y el Club ocupando lugares de descenso a la Segunda Dimisión, con la controversia y el escándalo de la posible venta del Estadio a la Inmobilidaria de González de Caldas Proinsur, los béticos se plantan aquella noche del 4 de diciembre de 1988, tras un partido ante el Cádiz, en la explanada de Preferencia frente a la Puerta de Cristales. Poco tiempo tardó Retamero en presentar su dimisión.
III) EL DESCARO TRAS EL 15 J Y EL 29 N, LLEGA EL 23 M
Como han podido comprobar, hemos visto dos situaciones muy distintas que a lo largo de la Historia del Club han provocado la marcha de dos presidentes, con distinto espacio en el tiempo: 1951 y 1989. Ahora, veintiún años después la mayor parte de la Afición Verdiblanca intentará por enésima vez exigir públicamente la marcha del principal accionista, el "señor" Ruiz de Lopera.
Es imprescidible que tanto el máximo dirigente del Club abandone inmediatamente la Entidad; es decir, que por consiguiente reparta la mayoría de su accionariado entre los socios tras una justa tasación. Es la primera vez que se destapa un escándalo de estas características, pues técnicamente según los informes periciales Lopera es culpable de un proceso de despatrimonialización del Betis y la Justicia lo tiene imputado en espera de fechas concretas.
En segundo orden y no menos importante, según la última Junta de Accionistas el Club arrastra una deuda de 70 millones de euros, y toda ella lastrada dentro del último período de permanencia en Primera División, por lo que no sería descabellado que aún se consiguiera el ascenso la deuda seguiría incrementándose.
Al "señor" Lopera la Afición no lo quiere, ha mentido también en numerosas ocasiones. Su mandato se está pareciendo cada vez más a una dictadura como simil. El Beticismo debe reaccionar y forzar pacífica pero claramente a la dimisión de Ruiz y del grupo de consejeros que habitan tranquilamente el palco. Porque se está riendo de la Afición, del Club, y de tantas y tantas personas que vivieron en Verde y en Blanco durante más de cien años. Porque ésto que está sucediendo, señores, es de auténtica desverguenza.
Una vez más, la Afición tiene la palabra.
I) LA GRAN BRONCA A PASCUAL APARICIO, EN 1951. EL PRESIDENTE PRESENTA SU DIMISIÓN ESE MISMO DÍA
"el 16 de septiembre, el Betis cae estrepitosamente derrotado ante el CD Almería por 1 gol a 3. Se producen protestas y discusiones entre aficionados y directivos del Club, durante y después del partido.
El miércoles 19 de septiembre, la prensa anuncia una reunión o asamblea para el día siguiente, de toda la Junta Directiva del Real Betis Balompié.
Por fin, el jueves 20 de septiembre, se produce la dimisión de carácter irrevocable de toda la Junta Directiva Verdiblanca, junto a Pascual Aparicio a la cabeza de la misma. Al margen de lo publicado por la prensa, según palabras de D. Alfonso Jaramillo, Aparicio presentó ante la Directiva la dimisión tras finalizar el partido contra el Almería. Efectivamente, pues junto a Aparicio dimitió toda su Plana Mayor, encontrándose en la misma el mencionado Jaramillo"
D. Pascual Aparicio, bético donde los haya, siempre fue una persona honrada, educada y cabal. Según viejos conocedores del Beticismo de entonces como el desaparecido Juan Petralanda o el mismo Alfonso Jaramillo, puso de su cartera casi dos millones de pesetas de la época. El mismo Manolo Rodríguez, nos narra en su Historia del Real Betis Balompié publicada por Ediciones BEA en 1981, que "de su bolsillo se costearon las camisetas, los desplazamientos....qué duda cabe que sin Pascual Aparicio el Betis no habría sobrevivido". Tras su mandato, Aparicio dejó una escasa deuda de diez mil pesetas y la Junta Gestora de D. Evaristo Pérez solventó sin problemas aquel débito. Aparicio, tras recibir el desagrado de la Afición se marchó tras cuatro años de sudores y de darlo todo por el Betis, dejando ese Betis a los béticos.
II) DIEZ MIL PERSONAS ABRONCAN A RETAMERO EN 1988 Y RETAMERO DIMITE
Con una deuda casi insostenible y el Club ocupando lugares de descenso a la Segunda Dimisión, con la controversia y el escándalo de la posible venta del Estadio a la Inmobilidaria de González de Caldas Proinsur, los béticos se plantan aquella noche del 4 de diciembre de 1988, tras un partido ante el Cádiz, en la explanada de Preferencia frente a la Puerta de Cristales. Poco tiempo tardó Retamero en presentar su dimisión.
III) EL DESCARO TRAS EL 15 J Y EL 29 N, LLEGA EL 23 M
Como han podido comprobar, hemos visto dos situaciones muy distintas que a lo largo de la Historia del Club han provocado la marcha de dos presidentes, con distinto espacio en el tiempo: 1951 y 1989. Ahora, veintiún años después la mayor parte de la Afición Verdiblanca intentará por enésima vez exigir públicamente la marcha del principal accionista, el "señor" Ruiz de Lopera.
Es imprescidible que tanto el máximo dirigente del Club abandone inmediatamente la Entidad; es decir, que por consiguiente reparta la mayoría de su accionariado entre los socios tras una justa tasación. Es la primera vez que se destapa un escándalo de estas características, pues técnicamente según los informes periciales Lopera es culpable de un proceso de despatrimonialización del Betis y la Justicia lo tiene imputado en espera de fechas concretas.
En segundo orden y no menos importante, según la última Junta de Accionistas el Club arrastra una deuda de 70 millones de euros, y toda ella lastrada dentro del último período de permanencia en Primera División, por lo que no sería descabellado que aún se consiguiera el ascenso la deuda seguiría incrementándose.
Al "señor" Lopera la Afición no lo quiere, ha mentido también en numerosas ocasiones. Su mandato se está pareciendo cada vez más a una dictadura como simil. El Beticismo debe reaccionar y forzar pacífica pero claramente a la dimisión de Ruiz y del grupo de consejeros que habitan tranquilamente el palco. Porque se está riendo de la Afición, del Club, y de tantas y tantas personas que vivieron en Verde y en Blanco durante más de cien años. Porque ésto que está sucediendo, señores, es de auténtica desverguenza.
Una vez más, la Afición tiene la palabra.
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