http://www.betisweb.com/poker/?p=357
Dicen que te han visto merodeando por las casitas de Heliópolis... Ibas con tu traje de calle, con la corbata cuidada y la gorra calada de medio lado, con cierto aire chulesco. Las manos en los bolsillos y un aire distraido, asombrado de que la gente hable por la calle sola, de coches que no se parecen en nada a los hispano-suizos de la década de los 30 o estupefacto ante los niños que salen del Claret en estampidas, algunos con unas orejeras muy raras a pesar de ser primavera.
Pero la primavera sigue igual a pesar de todo, los naranjos siguen dando en Sevilla ese aire que te saca de tus adentros toda el alma sevillana que adquiriste siendo vasco. Paseando por la feria, que recuerdas bien que no era ese su sitio, querías recordar cómo lo sintieron esos miles de sevillanos que pizarra en mano pasaban la información de cuando en Santander estabas. Impresionante la portada de la feria, ya ajada por su finalización, pero el avión que viste una vez volar sigue allí arriba, quién lo subiría???
Quisiste entre planchas de aglomerado rotas y ******* con formas de farolillos las risas, los recuerdos, el espíritu de los béticos que como un reguero de pólvora se extendió por Sevilla entera. Y cuando llegasteis en ese autobús... ahora que oyes que en sesenta minutos vienes del Norte Norte, qué alegría, qué maravilla, qué orgullo dentro de lo convulso de los tiempos.
Volvamos a Heliópolis, donde las casas siguen casi igual, donde el azahar es rey de fragancias, donde al lado mismo ves que en el estadio donde tanto nos diste hay otro, distinto, raro, curioso cuando menos. Y en los carteles de esas taquillas que dan al poniente ves que tu Betis, con el Real delante como antes de la República, juega en segunda, qué sensación más rara... Ves como un abuelo se para ante el escudo de la puerta y le dice al nieto que su padre, hace 75 años, fue a recibir a los del 35, una generación de jugadores excepcional. Y ya le iba soltando aquello de Lecue, Timimi, Aredo, Unamuno, etc. etc... Y el crío, irá asimilando esos nombres como suyos, como parte de una historia de generaciones de la que tú, visitante del pasado glorioso del Betis, estás marcado con letras de oro.
De nuevo ves esa puerta de duro castaño en la esquina de la calle Tajo, esa que apareció entreabierta y al colarte diste un salto en el tiempo, 75 años de nada... La puerta vuelve a estar entreabierta y te pide que te vayas... Te vuelves a colocar la gorra de lado, con gracia sevillana mezclada con la fuerza vasca que hizo posible aquel sueño y te despides del Betis con un saludo y esperanzas de futuro.
La puerta de duro castaño se desvanece, dejando tras de sí una luz verde que se pierde hacia el cielo.
Hasta la próxima Vasco, hasta pronto bético..
Dicen que te han visto merodeando por las casitas de Heliópolis... Ibas con tu traje de calle, con la corbata cuidada y la gorra calada de medio lado, con cierto aire chulesco. Las manos en los bolsillos y un aire distraido, asombrado de que la gente hable por la calle sola, de coches que no se parecen en nada a los hispano-suizos de la década de los 30 o estupefacto ante los niños que salen del Claret en estampidas, algunos con unas orejeras muy raras a pesar de ser primavera.
Pero la primavera sigue igual a pesar de todo, los naranjos siguen dando en Sevilla ese aire que te saca de tus adentros toda el alma sevillana que adquiriste siendo vasco. Paseando por la feria, que recuerdas bien que no era ese su sitio, querías recordar cómo lo sintieron esos miles de sevillanos que pizarra en mano pasaban la información de cuando en Santander estabas. Impresionante la portada de la feria, ya ajada por su finalización, pero el avión que viste una vez volar sigue allí arriba, quién lo subiría???
Quisiste entre planchas de aglomerado rotas y ******* con formas de farolillos las risas, los recuerdos, el espíritu de los béticos que como un reguero de pólvora se extendió por Sevilla entera. Y cuando llegasteis en ese autobús... ahora que oyes que en sesenta minutos vienes del Norte Norte, qué alegría, qué maravilla, qué orgullo dentro de lo convulso de los tiempos.
Volvamos a Heliópolis, donde las casas siguen casi igual, donde el azahar es rey de fragancias, donde al lado mismo ves que en el estadio donde tanto nos diste hay otro, distinto, raro, curioso cuando menos. Y en los carteles de esas taquillas que dan al poniente ves que tu Betis, con el Real delante como antes de la República, juega en segunda, qué sensación más rara... Ves como un abuelo se para ante el escudo de la puerta y le dice al nieto que su padre, hace 75 años, fue a recibir a los del 35, una generación de jugadores excepcional. Y ya le iba soltando aquello de Lecue, Timimi, Aredo, Unamuno, etc. etc... Y el crío, irá asimilando esos nombres como suyos, como parte de una historia de generaciones de la que tú, visitante del pasado glorioso del Betis, estás marcado con letras de oro.
De nuevo ves esa puerta de duro castaño en la esquina de la calle Tajo, esa que apareció entreabierta y al colarte diste un salto en el tiempo, 75 años de nada... La puerta vuelve a estar entreabierta y te pide que te vayas... Te vuelves a colocar la gorra de lado, con gracia sevillana mezclada con la fuerza vasca que hizo posible aquel sueño y te despides del Betis con un saludo y esperanzas de futuro.
La puerta de duro castaño se desvanece, dejando tras de sí una luz verde que se pierde hacia el cielo.
Hasta la próxima Vasco, hasta pronto bético..
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