http://www.betisweb.com/poker/?p=337
Así podemos definir lo pasado el último partido en casa ante el Rayo. La garganta seca esperando el comienzo, el espejismo detrás de 6000 euros era demasiado fuerte como para que el bético mirase a las nubes con confianza. Sol, lluvia, más lluvia y goles, goles a dos carretas, las de Sergio y Pereira, las del latigazo de Emaná que el portero queda clavado en la nada de un dos a cero duro, muy duro. El equipo juega, ¿juega? pues sí, y sorprende a los superconfiados, a los que ven en una piedra otra copa del rey, a los que miran perplejos diciendo... pero si van de verdiblanco, a los que todavía miran al cemento que miraron tristes, muy tristes cuando el "gran" Valladolid nos puso en la puerta de chiqueros, con la estocada dada, camino de un mundo lúgubre y tenebroso que no se diferenciaba nada de primera salvo por las carambolas mañaneras de los domingos y por el fútbol segundón, donde caimos de la mano de los que nos llevaron aquí en otro profundo y doloroso sueño, el de buscar donde fuese el título de Madrid de Tercera, porque ni siquiera de segunda.
Volvamos al domingo... Volvamos a la tiralíneas que todavía debe quedar marcada en el cesped del Villamarín. Volvamos al pase de pecho mirando al tendido de un Emaná que difícilmente juega al nivel de los demás pero que cuando conecta electrifica lo que toca... o deja pasar... Y pasó para que, de nuevo el pequeñito que llegó el último se convirtiese en primero y de paso diese un toque de atención a los que llevan años siendo los primeros y pareciendo los últimos.
La defensa parecía defensa, los laterales se movían, quizá se eche de menos que el banquillo tenga esa electricidad que cuando era más niño le daba un tal Sabas, que era salir y todo el mundo se ponía tenso... Quizá era lo que faltaba. Pero no se puede pasar de la nada al todo y del todo al cielo. No nos conformemos con haber tocado un cuarto piso creyéndonos que es el paraiso... El paraiso, aunque fuese duro, lo perdimos como lo perdimos, jugando rácanamente a las primas malpagadas, a los 43 puntos miserables que de temporada en temporada nos hacía ver otra mejor y nos daba con todo el sentimiento en la cara.
Ha cambiado mucho??? Bueno, sustancialmente ha cambiado todo, pues si bien sólo han venido dos hombres, han venido. Es el parto de la burra, es las ganas de fe en algo que tiene esta afición maltratada. Es todo un mundo de sentimientos que porque nadie, y cuando digo nadie no es el bético de a pie, pone freno. No hay ganas de poner freno porque quizá interese que la grada sea una grieta continua entre los que quieren sabiendo que pueden y los que quieren conformándose con lo que pueden...
Se puede hacer mejor??? No tengo la menor duda... Se quiere hacer mejor??? Ufff, eso sí que es una difícil respuesta. De momento, que sepa Víctor Fernández que si bien su incorporación trajo fantasmas de otros tiempos, nuevos calientabanquillos conformistas y acomodados tan familiares, de momento tiene, como quizá lo tuvieron todos, el apoyo de quien más sufre, y lo devuelve enseñándonos que lo que era un equipo roto, de momento, con cola lo ha arreglado.
Conste este último párrafo para dos cosas... La primera, para decir lo feliz que fui que buena parte de la afición volvió a expresar su malestar por el agujero donde estamos, porque ven al Betis más allá de 5 partidos y de una temporada en el limbo. Volvió a pedir Betis para el Betis. Un Betis que es difícil de hacer, pero que hay que hacer. Y segunda cosa, para no esconder una realidad evidente y grande como el Benito Villamarín, que es que los béticos queremos que gane el Betis, y que cuesta ir en paralelo, queriendo que gane y queriendo que cambie... Cuesta un mundo, pero si hay que ejercer de ese tipo de béticos se ejerce. Todo sea por el Betis.
Así podemos definir lo pasado el último partido en casa ante el Rayo. La garganta seca esperando el comienzo, el espejismo detrás de 6000 euros era demasiado fuerte como para que el bético mirase a las nubes con confianza. Sol, lluvia, más lluvia y goles, goles a dos carretas, las de Sergio y Pereira, las del latigazo de Emaná que el portero queda clavado en la nada de un dos a cero duro, muy duro. El equipo juega, ¿juega? pues sí, y sorprende a los superconfiados, a los que ven en una piedra otra copa del rey, a los que miran perplejos diciendo... pero si van de verdiblanco, a los que todavía miran al cemento que miraron tristes, muy tristes cuando el "gran" Valladolid nos puso en la puerta de chiqueros, con la estocada dada, camino de un mundo lúgubre y tenebroso que no se diferenciaba nada de primera salvo por las carambolas mañaneras de los domingos y por el fútbol segundón, donde caimos de la mano de los que nos llevaron aquí en otro profundo y doloroso sueño, el de buscar donde fuese el título de Madrid de Tercera, porque ni siquiera de segunda.
Volvamos al domingo... Volvamos a la tiralíneas que todavía debe quedar marcada en el cesped del Villamarín. Volvamos al pase de pecho mirando al tendido de un Emaná que difícilmente juega al nivel de los demás pero que cuando conecta electrifica lo que toca... o deja pasar... Y pasó para que, de nuevo el pequeñito que llegó el último se convirtiese en primero y de paso diese un toque de atención a los que llevan años siendo los primeros y pareciendo los últimos.
La defensa parecía defensa, los laterales se movían, quizá se eche de menos que el banquillo tenga esa electricidad que cuando era más niño le daba un tal Sabas, que era salir y todo el mundo se ponía tenso... Quizá era lo que faltaba. Pero no se puede pasar de la nada al todo y del todo al cielo. No nos conformemos con haber tocado un cuarto piso creyéndonos que es el paraiso... El paraiso, aunque fuese duro, lo perdimos como lo perdimos, jugando rácanamente a las primas malpagadas, a los 43 puntos miserables que de temporada en temporada nos hacía ver otra mejor y nos daba con todo el sentimiento en la cara.
Ha cambiado mucho??? Bueno, sustancialmente ha cambiado todo, pues si bien sólo han venido dos hombres, han venido. Es el parto de la burra, es las ganas de fe en algo que tiene esta afición maltratada. Es todo un mundo de sentimientos que porque nadie, y cuando digo nadie no es el bético de a pie, pone freno. No hay ganas de poner freno porque quizá interese que la grada sea una grieta continua entre los que quieren sabiendo que pueden y los que quieren conformándose con lo que pueden...
Se puede hacer mejor??? No tengo la menor duda... Se quiere hacer mejor??? Ufff, eso sí que es una difícil respuesta. De momento, que sepa Víctor Fernández que si bien su incorporación trajo fantasmas de otros tiempos, nuevos calientabanquillos conformistas y acomodados tan familiares, de momento tiene, como quizá lo tuvieron todos, el apoyo de quien más sufre, y lo devuelve enseñándonos que lo que era un equipo roto, de momento, con cola lo ha arreglado.
Conste este último párrafo para dos cosas... La primera, para decir lo feliz que fui que buena parte de la afición volvió a expresar su malestar por el agujero donde estamos, porque ven al Betis más allá de 5 partidos y de una temporada en el limbo. Volvió a pedir Betis para el Betis. Un Betis que es difícil de hacer, pero que hay que hacer. Y segunda cosa, para no esconder una realidad evidente y grande como el Benito Villamarín, que es que los béticos queremos que gane el Betis, y que cuesta ir en paralelo, queriendo que gane y queriendo que cambie... Cuesta un mundo, pero si hay que ejercer de ese tipo de béticos se ejerce. Todo sea por el Betis.
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