Hoy, por cuestiones laborales, tuve que esperar al lado del casino de la exposición casi una hora. Un gran cartel me llamó la atención, era sobre Sánchez Mejías, concretamente Sánchez Mejías y la Edad de Plata. Huelga decir que si aquí pongo estas líneas es por su vinculación bética, concretamente en la República como presidente del Real Betis.
Deleitándome entre su vida y obra, tocando como en el flamenco tantos palos que engrandecen su figura, el toreo, la dramaturgia, la ciencia, la técnica, el sport. Pilotó aviones, innovó en agricultura, y su mayor aspiración, VIVIR. Sus amistades, sus pasiones, sus inquietudes, sus aventuras y desventuras, su contacto con lo más granado de la cultura española. Su beticismo, que le llevo incluso a ser expulsado del Sevilla (a lo mejor no lo quiso, a lo mejor quiso ser el menos cainita y cayó por culpa del cainismo sevillano). En definitiva, un paseo por un hombre completo, un genio que fue capaz de pasar por la vida de tal manera que en su muerte llegó a parar el reloj para la eternidad a las cinco de la tarde.
Sánchez Mejías, Ignacio, cuando termina la visita una gran foto que nos mira y la miramos. Sólo con recordar que fue bético, un gran bético, esa mirada se hace en parte nuestra, su vida un ejemplo, su lucha una alegoría del Betis. Puede que en estos momentos Sánchez Mejías sea lo menos parecido al Betis actual, pero me niego a pensarlo, es parte de una de sus obras de teatro, una de esas que se negaba a estrenar porque se habían echado a perder por culpa del propio tiempo.
En el Casino de la Exposición hasta el 31 de enero. Para los coleccionistas pueden descubrir algunos objetos, pocos, sobre el Betis que llenarán su visita por sí solos.
Deleitándome entre su vida y obra, tocando como en el flamenco tantos palos que engrandecen su figura, el toreo, la dramaturgia, la ciencia, la técnica, el sport. Pilotó aviones, innovó en agricultura, y su mayor aspiración, VIVIR. Sus amistades, sus pasiones, sus inquietudes, sus aventuras y desventuras, su contacto con lo más granado de la cultura española. Su beticismo, que le llevo incluso a ser expulsado del Sevilla (a lo mejor no lo quiso, a lo mejor quiso ser el menos cainita y cayó por culpa del cainismo sevillano). En definitiva, un paseo por un hombre completo, un genio que fue capaz de pasar por la vida de tal manera que en su muerte llegó a parar el reloj para la eternidad a las cinco de la tarde.
Sánchez Mejías, Ignacio, cuando termina la visita una gran foto que nos mira y la miramos. Sólo con recordar que fue bético, un gran bético, esa mirada se hace en parte nuestra, su vida un ejemplo, su lucha una alegoría del Betis. Puede que en estos momentos Sánchez Mejías sea lo menos parecido al Betis actual, pero me niego a pensarlo, es parte de una de sus obras de teatro, una de esas que se negaba a estrenar porque se habían echado a perder por culpa del propio tiempo.
En el Casino de la Exposición hasta el 31 de enero. Para los coleccionistas pueden descubrir algunos objetos, pocos, sobre el Betis que llenarán su visita por sí solos.
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