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Si no fuera por un pellizco que siento ya habría dejado de ir al Villamarín. Incluso habría apoyado esa refundación de la que se habla y se piensa. Si no fuera por un pellizco enseguida iba usted a gestionar los pocos euros que gasto en mi abono y que para mí son un esfuerzo. Es más, sino fuera por un pellizco mañana mismo estaría ayudando a montar el andamio verdiblanco en cualquier otro campo.
Al igual que nos fuimos del campo del Patronato, al igual que hace casi 103 años se materializó este grandísimo club.
Porque lo que usted quiere vendernos y quiere que le ofertemos es nuestro pellizco. Usted disolvió todo lo que pudo de antes del 92, usted no quiso ni ha podido cambiar nada más que el querer ser a toda costa el dueño, el padre que nunca fue padre y que quita y difícilmente da.
Cuánta historia fue a los contenedores de García Tejero, cuánta. Después, escondido tras el escudo hizo todo lo posible por ponerse delante. Y lo ha conseguido. Ahora sólo tiene una frase machacona y estéril, la oferta. Su piso, su corte inglés, su cortijo, su todo verdiblanco, no se equivoque, haga lo que haga, no es una mercancía que usted vende. Es el pellizco de miles de béticos. Un pellizco que si desapareciera, y está ayudando muchísimo a ello, le dejaría los almacenes vacío de lo único que nos puede vender, nuestro propio beticismo.
Mi pellizco es mío y lo quiero como al castellano que hablo, como a la Andalucía que vivo, como al barrio que amo. Pero usted juega duro y torpe, duro porque cree que puede hacer lo que quiera con ese pellizco y torpe por exactamente lo mismo.
Ha logrado lo increible, que aquellos que confiaron ciegamente en usted ahora lo tengan por lo peor del mundo. Y usted erre que erre. Tanto que incluso a tres niñatos que con un spray han manchado la ciudad deportiva les exija una oferta. Demencial.
Tocando el alma de los béticos, de muchos béticos, ha logrado que ya pocos le crean, y que menos esperen esa vuelta mesiánica que de forma ciega repiten. Pero sobre todo, usted sabe que pase lo que le pase la Real Betis la historia le va a juzgar y sabe que esa batalla la tiene perdida.
Si no fuera por un pellizco que siento ya habría dejado de ir al Villamarín. Incluso habría apoyado esa refundación de la que se habla y se piensa. Si no fuera por un pellizco enseguida iba usted a gestionar los pocos euros que gasto en mi abono y que para mí son un esfuerzo. Es más, sino fuera por un pellizco mañana mismo estaría ayudando a montar el andamio verdiblanco en cualquier otro campo.
Al igual que nos fuimos del campo del Patronato, al igual que hace casi 103 años se materializó este grandísimo club.
Porque lo que usted quiere vendernos y quiere que le ofertemos es nuestro pellizco. Usted disolvió todo lo que pudo de antes del 92, usted no quiso ni ha podido cambiar nada más que el querer ser a toda costa el dueño, el padre que nunca fue padre y que quita y difícilmente da.
Cuánta historia fue a los contenedores de García Tejero, cuánta. Después, escondido tras el escudo hizo todo lo posible por ponerse delante. Y lo ha conseguido. Ahora sólo tiene una frase machacona y estéril, la oferta. Su piso, su corte inglés, su cortijo, su todo verdiblanco, no se equivoque, haga lo que haga, no es una mercancía que usted vende. Es el pellizco de miles de béticos. Un pellizco que si desapareciera, y está ayudando muchísimo a ello, le dejaría los almacenes vacío de lo único que nos puede vender, nuestro propio beticismo.
Mi pellizco es mío y lo quiero como al castellano que hablo, como a la Andalucía que vivo, como al barrio que amo. Pero usted juega duro y torpe, duro porque cree que puede hacer lo que quiera con ese pellizco y torpe por exactamente lo mismo.
Ha logrado lo increible, que aquellos que confiaron ciegamente en usted ahora lo tengan por lo peor del mundo. Y usted erre que erre. Tanto que incluso a tres niñatos que con un spray han manchado la ciudad deportiva les exija una oferta. Demencial.
Tocando el alma de los béticos, de muchos béticos, ha logrado que ya pocos le crean, y que menos esperen esa vuelta mesiánica que de forma ciega repiten. Pero sobre todo, usted sabe que pase lo que le pase la Real Betis la historia le va a juzgar y sabe que esa batalla la tiene perdida.
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