Qué vamos a decir ya de la situación del Betis. Tras la quinta derrota seguida fuera de casa, con la plantilla a la deriva con un capitán del barco de mensaje plano, la cosa no puede pintar más fea. No se ve la mano del entrenador por ningún lado y las evidentes deficiencias del conjunto se agravan porque la suma del colectivo da menos que la de los individuos, y eso es mucho decir. Lo más probable es que se carguen a Tapia, que está haciendo méritos sobrados para ello. Porque ya sabemos, y no nos cansaremos de decir, que el cáncer es Lopera, que aquí nadie se juega las papas de verdad si el Betis se queda en Segunda, pero que conociendo más que bien todo eso, el entrenador debería sacar más rendimiento hasta de estos jugadores tan malos. En Segunda no pierde fuera de casa cinco partidos nadie o casi nadie, y el Betis tampoco debería coleccionar ese registro incluso jugando como juega, a la nada. Esta vez el Levante no arrolló al Betis en los primeros minutos, pero fue lo mismo, porque sí que fue mejor que los béticos a lo largo de todo el encuentro. El Betis no domina a nadie, todo lo contrario siempre es dominado en sus diversas variantes. No defiende, apenas ataca... Es un muerto que sólo se mantiene a pocos puntos del objetivo porque los demás son igual de malos, pero al menos tiene un plan. Valga el cambio final de Tapia para explicar parte de lo que pasa. El Betis va perdiendo 1-0, faltan diez minutos, iba a salir Arzu para suponemos buscar alguna variante, y se lesiona Fernando Vega y se deshace el cambio para meter a Damiá, hombre por hombre, para mantener una línea de cuatro defensas innecesaria cuando el resultado está en contra. En fin.
Paco Cepeda
Paco Cepeda
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