El chiste de Lopera
Escrito por Alberto García Reyes
domingo, 20 de mayo de 2007
Se hizo célebre en toda España gracias a él. Lopera le metía toda clase de gracias de la escuela de El Fontanal. Pero el esqueleto de la historia es éste. Esto era un preso que un día llegó a la enfermería de la cárcel porque le dolía un brazo. El médico se lo estudió y decidió amputárselo.
Al cabo de la semana el preso volvió a la enfermería porque le dolía el otro brazo. Tras varias pruebas, el doctor decidió volver a amputar. Una semana después, el preso tenía dolores en una pierna. Cuando el médico se la vio, determinó que había que cortársela. Apenas habían pasado unos días cuando el preso sintió una punzada en la pierna que le quedaba. El galeno lo vio claro: otra amputación. El director de la cárcel se enteró de la historia y rápidamente se sintió embargado por una preocupación. Fue a visitar al preso y le preguntó: ¿Tú no te estarás escapando poquito a poco?
Aquel chiste todavía rula por algunas emisoras de radio. Eran los años en los que el dueño del Betis hacía reír a los béticos. Tiempos de Finidi, Jarni y Alfonso. Era gloriosa de Lorenzo Serra Ferrer. El chiste seguía teniendo su gracia incluso en los tiempos de Fernando Vázquez y Luis del Sol en Segunda División. Gordillo y Faruk en el equipo técnico. También se reía el beticismo con la parodia de Lopera cuando el banquillo lo ocupaba Juande Ramos. Y con Víctor Fernández. Se desternillaba en la segunda etapa de Serra Ferrer. Hasta que la afición descubrió que en aquel chiste estaba escondida la mayor tragedia verdiblanca.
Manuel Ruiz de Lopera le amputó primero al club la secretaría técnica. Gordillo hace unos años que no va al campo. Después le mutiló el nombre del estadio. Más tarde cercenó a quien ahora viste de gloria al Sevilla en Europa y tiene a los de Nervión a un paso de Liga y Copa. Luego le cortó al equipo la cabeza de Serra y la exhibió, cual gladiador, para regocijarse de su hazaña. Y durante todo ese tiempo ha estado amputando todos sus estamentos al Real Betis Balompié S.A.D. para trasladarlos a otras empresas -Tegasa, Incecosa...-. Por amputar, incluso ha mutilado los actos del Centenario. Ha dejado al Betis preso en la peor cárcel posible. Reo entre barrotes de muerte. Sufriendo la agonía previa a la expiración incluso contra el peor equipo que se recuerda en la Primera División del fútbol español. Lopera tiene al Betis en sus últimos estertores, con toda su idiosincrasia amputada, mientras él se escapa por los túneles de Tegasa, Farusa e Incecosa. Lo dice Serra Ferrer en la definitiva entrevista que Roberto Arrocha le hace en esta web. Para Lopera el Betis es un negocio más. Para cualquier bético, el Betis es una cultura, una palpitación única. El Betis es, como reza el dicho popular, sus manos y sus pies. Esos que Lopera cercenó en aquel chiste al que el tiempo le ha borrado toda la gracia. No hay nada más duro que un bético rezando para que su equipo baje a Segunda. Conozco a muchos socios con número de carné reproducible cuando usted quiera, don Manuel, que anhelan caer en ese pozo. Morir, como el preso, creyendo que ya no hay otro camino hacia la libertad.
Escrito por Alberto García Reyes
domingo, 20 de mayo de 2007
Se hizo célebre en toda España gracias a él. Lopera le metía toda clase de gracias de la escuela de El Fontanal. Pero el esqueleto de la historia es éste. Esto era un preso que un día llegó a la enfermería de la cárcel porque le dolía un brazo. El médico se lo estudió y decidió amputárselo.
Al cabo de la semana el preso volvió a la enfermería porque le dolía el otro brazo. Tras varias pruebas, el doctor decidió volver a amputar. Una semana después, el preso tenía dolores en una pierna. Cuando el médico se la vio, determinó que había que cortársela. Apenas habían pasado unos días cuando el preso sintió una punzada en la pierna que le quedaba. El galeno lo vio claro: otra amputación. El director de la cárcel se enteró de la historia y rápidamente se sintió embargado por una preocupación. Fue a visitar al preso y le preguntó: ¿Tú no te estarás escapando poquito a poco?
Aquel chiste todavía rula por algunas emisoras de radio. Eran los años en los que el dueño del Betis hacía reír a los béticos. Tiempos de Finidi, Jarni y Alfonso. Era gloriosa de Lorenzo Serra Ferrer. El chiste seguía teniendo su gracia incluso en los tiempos de Fernando Vázquez y Luis del Sol en Segunda División. Gordillo y Faruk en el equipo técnico. También se reía el beticismo con la parodia de Lopera cuando el banquillo lo ocupaba Juande Ramos. Y con Víctor Fernández. Se desternillaba en la segunda etapa de Serra Ferrer. Hasta que la afición descubrió que en aquel chiste estaba escondida la mayor tragedia verdiblanca.
Manuel Ruiz de Lopera le amputó primero al club la secretaría técnica. Gordillo hace unos años que no va al campo. Después le mutiló el nombre del estadio. Más tarde cercenó a quien ahora viste de gloria al Sevilla en Europa y tiene a los de Nervión a un paso de Liga y Copa. Luego le cortó al equipo la cabeza de Serra y la exhibió, cual gladiador, para regocijarse de su hazaña. Y durante todo ese tiempo ha estado amputando todos sus estamentos al Real Betis Balompié S.A.D. para trasladarlos a otras empresas -Tegasa, Incecosa...-. Por amputar, incluso ha mutilado los actos del Centenario. Ha dejado al Betis preso en la peor cárcel posible. Reo entre barrotes de muerte. Sufriendo la agonía previa a la expiración incluso contra el peor equipo que se recuerda en la Primera División del fútbol español. Lopera tiene al Betis en sus últimos estertores, con toda su idiosincrasia amputada, mientras él se escapa por los túneles de Tegasa, Farusa e Incecosa. Lo dice Serra Ferrer en la definitiva entrevista que Roberto Arrocha le hace en esta web. Para Lopera el Betis es un negocio más. Para cualquier bético, el Betis es una cultura, una palpitación única. El Betis es, como reza el dicho popular, sus manos y sus pies. Esos que Lopera cercenó en aquel chiste al que el tiempo le ha borrado toda la gracia. No hay nada más duro que un bético rezando para que su equipo baje a Segunda. Conozco a muchos socios con número de carné reproducible cuando usted quiera, don Manuel, que anhelan caer en ese pozo. Morir, como el preso, creyendo que ya no hay otro camino hacia la libertad.
Comentario