Después de leer y escuchar proclamas de unidad para sacar al equipo adelante, y con todo mi cariño a los que aquí o en otros medios opinan, creo que, después de todo lo que ha caído y va a seguir cayendo, es hora de deslindar el Betis de otros conceptos.
Y ello porque puede que la tibieza de algunos se deba, por confusión, falta de reflexión o, incluso, dolo, a la siempre odiosa manía de identificar al Betis con personas concretas.
El Betis no es Lopera, ni Momparlet, ni Larriba, ni Pavone ni Goitia.
El Betis es algo que trasciende a todo esto.
El Betis es un ente que, más allá de lo material, está sustentado por el sentimiento de cientos de miles de personas.
Algo que motiva que día a día, por ejemplo, muchas personas entren en foros como éste a dejar patente su inquietud por la deriva en la que se encuentra.
Por tanto, considero una falacia no sólo identificar al Betis con personas concretas, pues no sólo es patrimonio de unos cuantos, sino también derivar de esta consideración la facultad de otorgar patentes de bético.
Pues no, mire usted, me niego a que se excluya de la condición de bético a quien, desde planteamientos legítimos, opte por exteriorizar su preocupación o crea conveniente que dejar de asistir al Estadio es una solución para acabar con esta porquería.
Entre otras cosas, lo que nos diferencia de otras entidades que son meros clubes de fútbol es precisamente el hecho de que una situación como la que padecemos sea capaz de causarnos desvelos, indignación, rabia y la convicción cada vez más generalizada de que hay que ponerse manos a la obra para acabar con lo está ocurriendo.
Y, bajo mi modesto punto de vista, he aquí la clave de lo que pretenden quienes se dedican a otorgar patentes de beticismo. En el fondo, lo que late es el intento de hacer perder al Betis, a los béticos, sus centenarias señas de identidad: la rebeldía, el inconformismo ante la ignominia, la influencia en el estado de ánimo de las vicisitudes que afectan al Betis...
Al fin y al cabo, ya conocemos el mensaje; no es bético el que no tenga carnet, ni el que opine contra el oficialismo loperiano, ni el que manfieste hartura por la situación.
Por eso, ánimo bético. Lo que quieren es convertir al Betis en un mero club de fútbol.
Y ello porque puede que la tibieza de algunos se deba, por confusión, falta de reflexión o, incluso, dolo, a la siempre odiosa manía de identificar al Betis con personas concretas.
El Betis no es Lopera, ni Momparlet, ni Larriba, ni Pavone ni Goitia.
El Betis es algo que trasciende a todo esto.
El Betis es un ente que, más allá de lo material, está sustentado por el sentimiento de cientos de miles de personas.
Algo que motiva que día a día, por ejemplo, muchas personas entren en foros como éste a dejar patente su inquietud por la deriva en la que se encuentra.
Por tanto, considero una falacia no sólo identificar al Betis con personas concretas, pues no sólo es patrimonio de unos cuantos, sino también derivar de esta consideración la facultad de otorgar patentes de bético.
Pues no, mire usted, me niego a que se excluya de la condición de bético a quien, desde planteamientos legítimos, opte por exteriorizar su preocupación o crea conveniente que dejar de asistir al Estadio es una solución para acabar con esta porquería.
Entre otras cosas, lo que nos diferencia de otras entidades que son meros clubes de fútbol es precisamente el hecho de que una situación como la que padecemos sea capaz de causarnos desvelos, indignación, rabia y la convicción cada vez más generalizada de que hay que ponerse manos a la obra para acabar con lo está ocurriendo.
Y, bajo mi modesto punto de vista, he aquí la clave de lo que pretenden quienes se dedican a otorgar patentes de beticismo. En el fondo, lo que late es el intento de hacer perder al Betis, a los béticos, sus centenarias señas de identidad: la rebeldía, el inconformismo ante la ignominia, la influencia en el estado de ánimo de las vicisitudes que afectan al Betis...
Al fin y al cabo, ya conocemos el mensaje; no es bético el que no tenga carnet, ni el que opine contra el oficialismo loperiano, ni el que manfieste hartura por la situación.
Por eso, ánimo bético. Lo que quieren es convertir al Betis en un mero club de fútbol.
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