En el verano de hace unos 15 años, otro equipo de la ciudad pasó por una gravísima situación social, que posteriormente degeneró también en una gravísima situación económica –de prácticamente quiebra- y deportiva –descensos a 2ª división y permanencia en esa categoría más de una temporada).
El origen de la inicial crisis social lo constituyó un injustificable error administrativo del Consejo de Administración (presentación en plazo de unos preceptivos avales), lo que tuvo como consecuencia que se decretase su descenso “burocrático” a 2ªB.
En un programa radiofónico de medianoche, de gran audiencia en aquella época, el entonces Presidente de ese club (hoy difunto, me refiero al Presidente, el club sigue vivo y coleando) se pronunció con no poca prepotencia y se sacudió cualquier responsabilidad al respecto, transfiriéndolas a las insensatas normativas, a la Federación, a la LFP o al Gobierno, a los que en última instancia trasladaba la solución del problema.
A la mañana siguiente, aficionados de ese equipo se movilizaron e hicieron acto de presencia en los lugares donde sabían que podían encontrar a los que juzgaban como responsables del entuerto. Hubo actos de hostigamiento entre los que recuerdo las imágenes de ciertas tiendas de juguetes en la ciudad, propiedad del entonces presidente de ese otro club. Los dirigentes responsables de aquella situación (incluido uno que estaba en Eurodisney) no tuvieron más remedio que asumir su responsabilidad y, como consecuencia de la presión, dieron un paso atrás, abriendo ello vías de solución al problema planteado.
En la actualidad existe un amplio consenso respecto a la gravísima situación social, económica y deportiva de nuestro Betis, para cuya constatación basta remitirnos respectivamente al sumario instruido por la Jueza Dña Mercedes Alaya y a los informe que de la misma han trascendido, a la última Junta General celebrada el pasado 30 de diciembre y a los resultados deportivos de las últimas cinco temporadas.
Al referido consenso y toma de conciencia de nuestros problemas no se habría podido llegar sin la abnegada y en su caso titánica tarea de algunos grupos de béticos como son PNB, LJB, BxV o la FH.
Me pregunto si en las actuales circunstancias por la que atraviesa nuestro club, no habría que sumar a dicho trabajo algunas iniciativas imaginativas, siempre en el espíritu y estilo de nuestro Betis, orientadas a que los actuales miembros del Consejo de Administración (con el accionista mayoritario y el presidente a la cabeza) empiecen a comprender que no pueden continuar contribuyendo a la destrucción de nuestro Betis de manera impune. Que empiecen a sentirse incómodos en cualquier sitio en que se encuentren, no digo ya en el palco. Que sientan la presión social por su injusta y dañina conducta para con nuestro Betis. Que asuman la responsabilidad por su cínica y vergonzoza actuación. Que comprueben el déscrédito social de su comportamiento y el desprecio social de los béticos. Y que lo sientan donde más le duela a cada uno: su bólsillo o su imagen en la sociedad.
Yo ya lo practico a nivel individual. Si necesito a un abogado, no voy a acudir al bufete de un miembro del Consejo. Ni comeré en un restaurante que presumo que es del máximo accionista ni compraré en un comercio radicado en un local alquilado por el mismo. O a la consulta de un médico si éste es responsable de la muerte de mi equipo. El caso es que tampoco sé a que se dedican profesionalmente estos individuos, y eso hace mi actitud realmente modesta e inocua.
Pero si no fuera yo solo y abarcara a todas las actividades de estos sujetos destructores del Betis…
El origen de la inicial crisis social lo constituyó un injustificable error administrativo del Consejo de Administración (presentación en plazo de unos preceptivos avales), lo que tuvo como consecuencia que se decretase su descenso “burocrático” a 2ªB.
En un programa radiofónico de medianoche, de gran audiencia en aquella época, el entonces Presidente de ese club (hoy difunto, me refiero al Presidente, el club sigue vivo y coleando) se pronunció con no poca prepotencia y se sacudió cualquier responsabilidad al respecto, transfiriéndolas a las insensatas normativas, a la Federación, a la LFP o al Gobierno, a los que en última instancia trasladaba la solución del problema.
A la mañana siguiente, aficionados de ese equipo se movilizaron e hicieron acto de presencia en los lugares donde sabían que podían encontrar a los que juzgaban como responsables del entuerto. Hubo actos de hostigamiento entre los que recuerdo las imágenes de ciertas tiendas de juguetes en la ciudad, propiedad del entonces presidente de ese otro club. Los dirigentes responsables de aquella situación (incluido uno que estaba en Eurodisney) no tuvieron más remedio que asumir su responsabilidad y, como consecuencia de la presión, dieron un paso atrás, abriendo ello vías de solución al problema planteado.
En la actualidad existe un amplio consenso respecto a la gravísima situación social, económica y deportiva de nuestro Betis, para cuya constatación basta remitirnos respectivamente al sumario instruido por la Jueza Dña Mercedes Alaya y a los informe que de la misma han trascendido, a la última Junta General celebrada el pasado 30 de diciembre y a los resultados deportivos de las últimas cinco temporadas.
Al referido consenso y toma de conciencia de nuestros problemas no se habría podido llegar sin la abnegada y en su caso titánica tarea de algunos grupos de béticos como son PNB, LJB, BxV o la FH.
Me pregunto si en las actuales circunstancias por la que atraviesa nuestro club, no habría que sumar a dicho trabajo algunas iniciativas imaginativas, siempre en el espíritu y estilo de nuestro Betis, orientadas a que los actuales miembros del Consejo de Administración (con el accionista mayoritario y el presidente a la cabeza) empiecen a comprender que no pueden continuar contribuyendo a la destrucción de nuestro Betis de manera impune. Que empiecen a sentirse incómodos en cualquier sitio en que se encuentren, no digo ya en el palco. Que sientan la presión social por su injusta y dañina conducta para con nuestro Betis. Que asuman la responsabilidad por su cínica y vergonzoza actuación. Que comprueben el déscrédito social de su comportamiento y el desprecio social de los béticos. Y que lo sientan donde más le duela a cada uno: su bólsillo o su imagen en la sociedad.
Yo ya lo practico a nivel individual. Si necesito a un abogado, no voy a acudir al bufete de un miembro del Consejo. Ni comeré en un restaurante que presumo que es del máximo accionista ni compraré en un comercio radicado en un local alquilado por el mismo. O a la consulta de un médico si éste es responsable de la muerte de mi equipo. El caso es que tampoco sé a que se dedican profesionalmente estos individuos, y eso hace mi actitud realmente modesta e inocua.
Pero si no fuera yo solo y abarcara a todas las actividades de estos sujetos destructores del Betis…
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