Juan Jiménez | 05/01/2010
Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista del Betis, no le ha dado todavía ningún ultimátum a su entrenador, Antonio Tapia. Lopera mantiene su confianza en el proyecto del entrenador de Baena a pesar de ciertas voces que le llegan desde el Consejo de Administración y que le insisten en un volantazo que cambie la situación del equipo. Consejeros de la confianza de Lopera intentan hacerle ver que el equipo juega con poca personalidad y que necesita carácter pero de momento lo que Lopera vislumbra es que a los jugadores les ha faltado más madurez que al entrenador, que a Arzu no se le puede ir la mano dos veces en menos de un minuto y que el Betis no puede ser el equipo con más tarjetas rojas (ocho) de la categoría.
Además, la afición todavía no ha pedido la cabeza de Tapia, lo que invita al club a esperar. El ex entrenador del Málaga, mientras, espera refuerzos. Solicitó un central y un mediocentro y de momento el club sólo le ha garantizado el fichaje de un punta. Tapia considera los refuerzos fundamentales y cree que si acaban viniendo podrá atacar el objetivo del ascenso. Está contento con el ambiente que se respira en el vestuario y considera que su discurso llega a los jugadores. No se ve lejos de Hércules y Real. Conoce bien la Segunda y sabe que se hace eterna. Y sí, los rivales están a nueve puntos pero deben pasar por Heliópolis. Tapia tiene fe.
El ambiente del vestuario convence al técnico
Tapia debería cobrar dos sueldos este año, el de entrenador y psicólogo. Heredó un vestuario roto por el descenso y en Montecastillo tuvo que mentalizar al grupo de que ya era de Segunda División. El problema es que la caseta tiene recaídas. No engancha dos resultados buenos y llegan las dudas. Los futbolistas se derriten o, simplemente, se encuentran con situaciones inéditas. El pasado domingo, con 1-0 a favor y el Betis jugando con uno menos, Carlos García salvó con mérito una jugada peligrosa del rival. El defensa movió los brazos para enervar al público y lo que recibió fue repulsa y reproches por el mal juego del equipo. Tapia, pese a todo, cree en el grupo, que está unido y cree en su discurso. Al menos, dentro de la caseta creen.
es gracioso el consejo de administracion y los consejeros de confianza de lopera.
como si mandaran en algo.
Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista del Betis, no le ha dado todavía ningún ultimátum a su entrenador, Antonio Tapia. Lopera mantiene su confianza en el proyecto del entrenador de Baena a pesar de ciertas voces que le llegan desde el Consejo de Administración y que le insisten en un volantazo que cambie la situación del equipo. Consejeros de la confianza de Lopera intentan hacerle ver que el equipo juega con poca personalidad y que necesita carácter pero de momento lo que Lopera vislumbra es que a los jugadores les ha faltado más madurez que al entrenador, que a Arzu no se le puede ir la mano dos veces en menos de un minuto y que el Betis no puede ser el equipo con más tarjetas rojas (ocho) de la categoría.
Además, la afición todavía no ha pedido la cabeza de Tapia, lo que invita al club a esperar. El ex entrenador del Málaga, mientras, espera refuerzos. Solicitó un central y un mediocentro y de momento el club sólo le ha garantizado el fichaje de un punta. Tapia considera los refuerzos fundamentales y cree que si acaban viniendo podrá atacar el objetivo del ascenso. Está contento con el ambiente que se respira en el vestuario y considera que su discurso llega a los jugadores. No se ve lejos de Hércules y Real. Conoce bien la Segunda y sabe que se hace eterna. Y sí, los rivales están a nueve puntos pero deben pasar por Heliópolis. Tapia tiene fe.
El ambiente del vestuario convence al técnico
Tapia debería cobrar dos sueldos este año, el de entrenador y psicólogo. Heredó un vestuario roto por el descenso y en Montecastillo tuvo que mentalizar al grupo de que ya era de Segunda División. El problema es que la caseta tiene recaídas. No engancha dos resultados buenos y llegan las dudas. Los futbolistas se derriten o, simplemente, se encuentran con situaciones inéditas. El pasado domingo, con 1-0 a favor y el Betis jugando con uno menos, Carlos García salvó con mérito una jugada peligrosa del rival. El defensa movió los brazos para enervar al público y lo que recibió fue repulsa y reproches por el mal juego del equipo. Tapia, pese a todo, cree en el grupo, que está unido y cree en su discurso. Al menos, dentro de la caseta creen.
es gracioso el consejo de administracion y los consejeros de confianza de lopera.
como si mandaran en algo.
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